La identificación digital favorece la inclusión financiera y económica
Acceder a servicios de salud, a educación, abrir una cuenta en un banco o establecer credenciales para un trabajo son algunas de las múltiples aplicaciones de la identificación digital. Pero hay más. Según el McKinsey Global Institute también puede ayudar a acabar con la informalidad.
El abaratamiento de las tecnologías de reconocimiento biométrico (facial, huella, voz, etc.) ha permitido ampliar cada vez más las posibilidades de aplicación de estos avances en la vida diaria de una persona, todo con un atributo muy importante: un alto grado de seguridad.
De acuerdo con el estudio Identificación digital: una clave para el crecimiento inclusivo, elaborado por el McKinsey Global Institute, este tipo de identificación permite la creación de valor económico al fomentar una mayor inclusión y con ello, un mayor acceso a bienes y servicios. Además, permite combatir la informalidad y reducir el fraude, al tiempo que protege los derechos, aumenta la transparencia e impulsa la eficiencia.
Según cifras del Banco Mundial, en 2017, alrededor de 1.700 millones de personas no tenían una cuenta bancaria y casi uno de cada cinco atribuyó esta situación a la falta de los documentos de identificación necesarios. Ante esta realidad, la identificación digital se presenta como la mejor alternativa para ayudar a su inclusión en el mundo financiero, pero también para aquellas personas que teniendo algún tipo de ID tienen acceso limitado al mundo digital.
Además, esta tecnología puede beneficiar a las personas que ya están activas en el mundo digital, al facilitarles un mayor control de sus datos, seguridad para las interacciones en línea, protección ante un posible fraude de identidad, privacidad y una mejor gestión de sus cuentas en línea.
Al respecto, McKinsey cita un estudio según el cual alrededor del 30% de las llamadas a ‘call centers’ en Estados Unidos son solicitudes de acceso a la cuenta, debido a contraseñas perdidas u olvidadas. Esto se puede solucionar con la identificación digital.
La identificación digital, como la de reconocimiento biométrico, permite la creación de valor económico al fomentar una mayor inclusión y con ello, un mayor acceso a bienes y servicios.
Una tecnología cada vez más asequible
El estudio de McKinsey señala que la oportunidad para la creación de valor a través de la identificación digital está creciendo a medida que la tecnología mejora, pues los costos de implementación disminuyen y el acceso a los teléfonos inteligentes y a internet aumenta diariamente.
En otras palabras, la infraestructura digital necesaria que soporta dicha identificación es más asequible que nunca. Esto hace posible que economías emergentes salten de la identificación basada en papel a la tecnología biométrica, que permite una autenticación cada vez más precisa y menos costosa.
También puede ayudar a que el crédito llegue no solo a más personas sino también a micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales, además, se pueden ver beneficiadas en ahorro de tiempo.
El informe concluye que con la identificación digital las instituciones, tanto públicas como privadas, pueden verse beneficiadas en ahorro de costos, reducción del fraude, aumento en las ventas de bienes y servicios, mayor productividad laboral y mayor recaudación fiscal. Además, una parte de esos ahorros se puede trasladar al cliente o consumidor por medio de menores precios.
De acuerdo con McKinsey, los países que implementen la identificación digital crean valor económico al permitir una mayor formalización de los flujos económicos. Con ello, promueven una mayor inclusión de las personas a una gran gama de servicios, entre ellos los financieros, lo que puede desbloquear el valor equivalente entre 3% y 13% del PIB en 2030.
BBVA, pionero en identificación biométrica
Como parte de su proceso de transformación, BBVA se ha posicionado como una de las instituciones pioneras en técnicas de identificación biométrica.
En 2017 creó Veridas junto con la ‘startup’ Das-Nano, especializada en desarrollar nuevos sistemas de identificación y autenticación digital. De igual forma, cuenta en su área de New Digital Businesses (NDB) con la ‘fintech’ Covault, especializada en soluciones de seguridad e identidad digital tanto para particulares como para empresas.
Gracias a estos desarrollos, BBVA ofrece en España y México el servicio ‘alta inmediata’, que permite a cualquier persona abrir una cuenta a través del móvil y empezar a operar simplemente haciéndose un ‘selfie’ y atendiendo a una videollamada. Los clientes que disponen de ‘smartphones’ Samsung con tecnología de escáner de iris (Samsung Pass) pueden acceder a sus cuentas de manera sencilla y segura, y sin contraseñas. Y los usuarios de iPhone X o superior también pueden acceder a sus finanzas a través del reconocimiento facial.
En México, BBVA se ha marcado el objetivo de reforzar la seguridad en todos sus canales, tanto físicos como digitales, a través de la implementación de la tecnología biométrica. Para ello, en agosto pasado anunció la inversión de 256 millones de pesos en la incorporación de controles biométricos en sucursales, cajeros automáticos y canales digitales, enfocándose en tres tipos: huella dactilar, huella de voz y reconocimiento facial. Además, ya ha implementado el reconocimiento de voz en Pensiones BBVA Bancomer.
Asimismo, BBVA se convirtió en el primer banco en Argentina en donde los clientes ya pueden abrir cuentas, cobrar la jubilación, obtener tarjetas de crédito o tramitar un préstamo a través de firma biométrica. Igual sucede en Perú, en donde el proceso es cada vez más digital, se han eliminado los contratos con más de nueve firmas y ahora todo gira en torno a la huella biométrica.
De igual forma, en Estados Unidos, Covault ha desarrollado una app que, mediante una llave de encriptación vinculada a información biométrica, permite a sus usuarios reforzar la protección digital de su información.