La inteligencia artificial ya no es un juego y va en pos del cliente
Es mucho más que robots y abastecimiento múltiple de pensamientos en sofisticados 'softwares': interactúa como tecnología exponencial con la computación móvil, 'big data', bioingeniería, robótica e Internet de las cosas. La digitalización de la banca la cuenta para mejorar el servicio al cliente.
Era la tercera vez que el genio chino del milenario juego de estrategias Go, Ke Jie, de 19 años, caía derrotado en Wuzhen, al oeste de Beijing, ante un rival atípico: el sistema de inteligencia artificial AlphaGo, que desarrollara DeepMind Technologies, una filial londinense de Google.
No era casual. El año anterior le había ganado por cuatro partidas a una al gran maestro surcoreano Lee Se-Dol. Pero se acabó la experiencia lúdica. El fundador de la compañía de Google, Demis Hassabis, anunció que pondrá a la máquina a "trabajar en nuevos desafíos y desarrollar algoritmos que puedan un día ayudar a los investigadores a resolver algunos de los problemas más complejos que enfrentamos en el ambiente médico”.
Lo mismo había sucedido seis años atrás con el superordenador Watson, cuando venció a los campeones de carne y hueso del concurso estadounidense de preguntas y respuestas Jeopardy!, y se retiró tras mejorar las funciones cognitivas del ingenio y comprobar sus capacidades para realizar diagnósticos médicos, análisis de la personalidad y traducciones en tiempo real. Hasta que Orange Bank, la entidad financiera totalmente digital que lanza el grupo ex France Telecom, acaba de contratar al robot de IBM para que aconseje a los clientes virtuales qué hacer con su portfolio de inversiones.
Son casos emblemáticos a los que suelen apelar los exégetas de la inteligencia artificial (IA) cuando intentan explicar que su aplicación práctica no se limita a ciencia ficción o retos de ingenio.
Lo que sucede es que la IA se remonta a 70 años, cuando un precursor como Alan Turing construyó un dispositivo llamado Bombe, que permitió descifrar los códigos de la máquina Enigma alemana.
La evolución lograda en la IA y su impacto en el mundo será similar que el generado con la creación de los transistores”
Pero lo cierto es que integra una tecnología exponencial que interactúa haciendo desaparecer las fronteras entre el mundo físico, el digital y el biológico.
Una de las industrias que incorporó la cultura inmanente de muchas de las tecnologías exponenciales es la financiera, que impulsa una transformación en la banca que “va a generar unos enormes beneficios para los clientes, en términos de calidad, variedad y precio de los productos. Y permitirá acceder a los servicios financieros a muchos millones de personas de menor renta en todo el mundo, mejorando su calidad de vida y sus oportunidades para prosperar”, según aseguró el presidente de BBVA, Francisco González.
Medicina y productividad laboral
Para los próximos tres años se proyecta que la inteligencia artificial por sí sola construirá un mercado en torno de los US$70.000 millones, que alcanzará a consumidores, empresas y gobiernos de todo el mundo.
La particularidad estriba en que acerca cada vez más a los seres humanos y las máquinas a fin de combinar tanto las inteligencias digitales como las humanas.
El informe 'Bot.Me: A revolutionary partnership', elaborado por PwC, resalta que el 63% de los empresarios consultados cree que “la IA no solo ayudará a resolver problemas complejos que afectan a las sociedades modernas, sino que tiene el potencial de ayudar en avances médicos, democratizar servicios costosos, mejorar el servicio al cliente e incluso liberar una fuerza de trabajo sobrecargada”.
Para Pablo Anselmo, CIO regional de PwC, “la evolución lograda en la IA y su impacto en el mundo será similar que el generado con la creación de los transistores”.
Hoy ya está ampliamente en funcionamiento la inteligencia asistida, que mejora lo que las personas y las organizaciones hacen. También está la aumentada, con la que se pueden combinar programas que organizan autos en servicios de viaje compartido ('car pooling') y la autónoma, como se ve en los vehículos autodirigidos.
El panorama que avizora la mitad de los encuestados para los próximos cinco años ubica a los asistentes de IA como reemplazantes de los humanos como tutores (58%), agentes de viajes (56%), asesores de impuestos (54%) y asistentes de oficina (52%).
Más del 40% de los ejecutivos de negocios usan sus asistentes digitales durante todo el día, reportando el uso mientras conducen, viajan o trabajan. Sin embargo, todavía tienen reservas sobre la adopción consciente de IA como asistentes de limpieza, asesores financieros, choferes y médicos.
Hoy el 42% de los que utilizan asistentes digitales lo hace para facilitar sus vidas cotidianas. Ese número sube a 72% entre ejecutivos de negocios y 53% entre milenials. Menos de la mitad teme que la IA perjudique y quite trabajo a las personas (46%) y sólo el 23% cree que esto tendrá implicaciones serias y negativas.
Los jóvenes en Argentina ni siquiera registraron aún la onda de las tecnologías exponenciales: de los 904.328 que comenzaron una carrera universitaria pública entre 2014 y 2015, las carreras más elegidas fueron abogacía 83.030, gestión y administración de empresas 49.642, contador público 48.858, enfermería 41.404 y psicología 41.149. Recién entre los hombres aparecen computación, sistemas e informática e ingeniería en sistemas detrás de las tres conocidas de siempre.
Por el momento, en todo caso, el potencial de la IA se vislumbra en optimizar los procesos entre organizaciones, desde los modelos de negocio, las operaciones y hasta la toma de decisiones estratégicas: el 72% de los ejecutivos cree que será la ventaja comercial del futuro y más de la mitad afirma que, utilizada en entornos empresariales, podría aumentar la productividad.