Hacia el control de nuestro rastro virtual: innovación para una identidad digital segura y accesible
El concepto de la identidad digital —el conjunto de datos personales que compartimos voluntaria e involuntariamente en el ciberespacio— constituye un pilar del ciberespacio. Definirla, regularla y empoderar al usuario para convertirse en su dueño es el reto con el que ya se atreven startups y entidades a la cabeza de la innovación.
La identidad digital es uno de los principios fundacionales de la digitalización, y uno de los retos que afrontan empresas, administraciones y usuarios para conseguir una experiencia virtual plena y sin riesgos. Un registro único de nuestros datos personales y nuestra actividad 'online', seguro y controlado por el propio usuario, es un requisito indispensable para avanzar hacia nuevos paradigmas digitales basados en la ciberseguridad y la descentralización. Pero, además, la identidad digital promete desdibujar aún más las fronteras entre el mundo físico y el virtual facilitando la autenticación y la integración de servicios.
El ecosistema emprendedor juega un papel fundamental en el desarrollo de este concepto y de la tecnología que lo sostiene. Las instituciones tampoco se quedan atrás en esta apuesta, con iniciativas a nivel europeo que definen la identidad digital como un derecho ciudadano. En el camino hacia esta nueva noción de nuestro yo virtual, la regulación y la innovación avanzan a grandes pasos.
Identidad digital: yo soy yo y mi historial de búsquedas
La mayor parte de lo que nos define e identifica, desde nuestras circunstancias hasta nuestros gustos, experiencias y hábitos, tiene un reflejo en el mundo virtual. Ese conjunto de información personal, asociada a usuarios identificados e individuales, se ha convertido en un valioso activo de una economía cada vez más basada en los datos.
La identidad digital es el conjunto de atributos que nos identifican en la red: además de nuestros datos personales, abarca toda la información que hemos generado a través de nuestra actividad virtual. En conjunto, estos datos permiten construir nuestro perfil y nuestra reputación en la web. Pero actualmente se encuentran segmentados entre un sinfín de proveedores de servicios, cada cual responsable de gestionar y proteger su propio registro. Para hacer frente a los problemas de ciberseguridad, privacidad e interoperabilidad de esta situación, la discusión en torno a nuestro yo virtual ha llegado hasta el concepto de identidad digital soberana (SSI, por sus siglas en inglés).
"La identidad digital ha evolucionado para abordar desafíos de privacidad y soberanía de los usuarios", explica Antonio Macías, responsable de Medios de Pago de BBVA en España. "Hasta el momento vivimos en un sistema en el que los datos relativos a la identidad se distribuyen en múltiples entornos, donde cada entorno es responsable de mantener sus propios datos. Ahora evolucionamos, junto a la regulación, hacia una identidad autosoberana, en la que los usuarios recuperan el control de sus datos".
"La identidad soberana abre las puertas a la propiedad de la propia identidad", afirma Cai Felip, CEO de Union Avatars, startup española dedicada a la gestión de la identidad digital a través de avatares fotorrealistas. "Gracias a las credenciales verificables, puedes seleccionar qué partes del conjunto de la información que conforma tu identidad muestras y a quién, construyendo perfiles digitales interconectados que tú gestionas y controlas".
Las startups que redefinen nuestro yo virtual
En el centro de la identidad digital soberana está el concepto de 'wallet' o cartera de identidad digital, donde se almacena la información personal del usuario. Y desarrollar esta tecnología es el propósito de Dalion, el primer piloto en finalizar exitosamente el 'sandbox' financiero español. BBVA se ha sumado recientemente al consorcio Dalion, que ofrece a los ciudadanos la oportunidad de autogestionar sus datos y credenciales digitales desde sus dispositivos móviles gracias a la tecnología 'blockchain'.
"Para que una solución como la identidad digital tenga éxito, un gran pilar es identificar casos de uso que aporten un valor añadido y novedoso a la relación entre ciudadanos, empresas y administraciones", señala Antonio Macías, de BBVA. "Participar en Dalion permite a BBVA intervenir en la construcción de este nuevo sistema desde sus fases iniciales, sumando nuestro compromiso, experiencia y capacidades".
El ecosistema emprendedor tampoco se queda atrás en esa meta. En España, la ya mencionada Union Avatars ofrece a los usuarios control y portabilidad de su identidad digital entre plataformas. "A partir de la generación de avatares, podemos adaptar la identidad de la persona a los diferentes mundos virtuales que conformarán el metaverso", explica su CEO Cai Felip.
También destacan startups como Gamium, que desarrolla la identidad digital en el marco de un proyecto de metaverso descentralizado; o Gataca, nacida en el seno del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), cuyos productos incluyen un 'wallet' digital para 'smartphones' y una plataforma de 'software' para la gestión y verificación de credenciales. Para Irene Hernández, su fundadora y CEO, hay una palabra que define el futuro de esta tecnología: la interoperabilidad, es decir, la creación de un estándar que permita usar esa identidad digital en diferentes servicios. "La interoperabilidad es imperativa para la industria y una prioridad para Gataca. Alcanzarla requerirá de unos esfuerzos importantes por parte de todo el ecosistema, ya que asegurará que esta identidad digital sea reconocida y fiable en diferentes sectores y geografías", explica.
América Latina también es hogar de propuestas tan exitosas como la de la brasileña Unico, que ofrece soluciones de autenticación biométrica y firma digital y alcanzó en 2021 el estatus de unicornio (empresa valorada en 1.000 millones de dólares o más antes de salir a bolsa); o de corte social e inclusivo, como la iniciativa conjunta del laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab) y la ONG Bitcoin Argentina, DIDI, dedicada a mejorar el acceso a bienes y servicios de calidad de poblaciones vulnerables.
La identidad digital, estandarte público y privado
La Unión Europea prepara actualmente un Marco Europeo de Identidad Soberana (ESSIF), basado en el uso de identificadores descentralizados o DID, únicos y globales, que posibilitan la identificación de un sujeto de manera verificable y que puedan desvincularse de los registros centralizados, los proveedores de identidad y las autoridades de certificación. El reglamento eIDAS 2 de la Comisión Europea, actualmente en tramitación, es compatible con este tipo de identificadores y busca hacer realidad un sistema de identificación electrónica transfronterizo en la UE, el e-ID.
Para 2024, los Estados miembros deberán facilitar a cualquier ciudadano comunitario que lo desee un 'wallet' digital, válido en toda la UE, y que toda empresa y organización habrá de aceptar como método de autenticación. "Lo revolucionario del eIDAS es la obligatoriedad, la noción de que la identidad digital es algo que los gobiernos y las empresas tienen que proporcionar al ciudadano", subraya Irene Hernández, de Gataca."Es muy importante que el sector público esté involucrado y es muy relevante ver que los gobiernos y organismos regulatorios están liderando el cambio. Al incorporar esquemas de identificación nacional proporcionadas por autoridades públicas, se acelera de forma exponencial la adopción de arquitecturas descentralizadas en el resto de sectores privados".
La identidad descentralizada y autogestionada es también una de las principales aspiraciones de la Web3, vaticinada como una nueva etapa de la web basada en la tecnología 'blockchain' y la descentralización; que permitirá a los internautas controlar qué información comparten en cada momento e incluso obtener beneficios económicos de la cesión de sus datos. "Pase lo que pase en el futuro, se construirá sobre la identidad digital", vaticina Cai Felip, de Union Avatars.
Además, la identidad digital se perfila como una palanca importante para promover la inclusión digital y financiera. "¿Cuál es el problema que comúnmente se suele destacar de los sistemas de identidad digital gubernamentales? Que son difíciles de usar", reflexiona Irene Hernández, de Gataca. "Con la identidad digital descentralizada, la accesibilidad va a mejorar enormemente porque el foco está en la experiencia de usuario".
"La identidad digital autosoberana es una oportunidad para que todos los procesos se estructuren, se regulen y se ofrezcan de manera interoperable", añade Antonio Macías, de BBVA. "De este modo, serán más rápidos, sencillos y seguros tanto para los ciudadanos como para las administraciones y las empresas". Una propuesta ambiciosa que plantea retos legislativos, tecnológicos y de interoperabilidad, pero que también abre la puerta a un nuevo paradigma de autocontrol de nuestros datos, que reguladores y empresas visionarias ya comienzan a explorar.