Las ‘fintech’ potencian la bancarización en América Latina
Jorge Soto, CEO de la ‘startup’ Alegra, comentaba recientemente en una conversación con BBVA cómo internet estaba convirtiendo las economías en desarrollo en foco de innovación de los servicios financieros: "La conectividad está permitiendo a las ‘startups’ dar respuesta a los grandes desafíos de los mercados, y que ya han sido resueltos en otras partes del mundo".
Soto sabe de lo que habla. Su ‘startup’ Alegra -de Colombia- ofrece una plataforma de contabilidad en la nube y fue la ganadora de la edición de BBVA Open Talent 2016. Alegra permite a las microempresas organizar mejor la información sobre sus ingresos y pagos y gestionar la facturación y los gastos de manera fiable y consistente. Es un servicio vital, adaptado específicamente a las necesidades de las pequeñas empresas que operan predominantemente en la economía informal.
Muchos de los clientes de Alegra están utilizando aplicaciones en la nube por primera vez, con el beneficio que aporta una conectividad mucho más amplia. Es evidente que han descubierto algo grande: la ‘startup’ tiene 25.000 usuarios activos diarios y está incorporando alrededor de 1.000 y 2.000 compañías por mes.
La ventaja de Alegra, explica Soto, radica en el hecho de que América Latina se subió más tarde que otras partes del mundo a la gran transformación de los servicios en línea, como son la nube, que en realidad se han masificado en los últimos tres años. Antes, las empresas trabajaban con soluciones de contabilidad sin componente tecnológico o intentaban arreglárselas con productos importados desde EE.UU. o Europa que no se ajustaban necesariamente a las necesidades de los mercados latinoamericanos. Necesitaban una solución local para sus problemas específicos.
Acceso a Internet
La adopción de servicios de ‘cloud computing’ en América Latina depende principalmente de una mayor penetración y fiabilidad de las conexiones a internet de alta velocidad. Es algo evidente en el mundo desarrollado, lugar en el que el acceso a la red de buena calidad es un servicio básico más. Si bien más de 4.000 millones de personas en todo el mundo contarán con algún tipo de acceso a internet desde su hogar a finales de 2018, eso significa que existe prácticamente un número similar de la población que no tiene conexión.
En muchas economías en desarrollo, a día de hoy puede resultar complicado acceder a infraestructuras básicas como carreteras, tecnologías de la información, alcantarillado, agua potable o electricidad. El acceso a internet puede ayudar a esas personas a superar algunas limitaciones. Esta es la razón por la cual conectar a los próximos mil millones de personas es una de las preocupaciones de gobiernos, organizaciones humanitarias y empresas de todo el mundo.
Es evidente que la conectividad para los "próximos mil millones" de personas será muy diferente a la de sus predecesores. La conectividad será cada vez más inalámbrica y estará potenciada por nuevas tecnologías como 5G.
Esta iniciativa tiene enormes implicaciones para la banca y las finanzas, especialmente cuando se trata de atender mejor a los 1.700 millones de adultos que siguen sin acceso a los servicios financieros, principalmente en economías en vías de desarrollo. No es de extrañar, entonces, que estén surgiendo ‘startups fintech’ innovadoras en esos mercados en desarrollo con el fin de revolucionar los sistemas bancarios tradicionales y aprovechar el potencial de una mayor conectividad.
Debido a la creciente oferta de teléfonos inteligentes de alta capacidad y a precios más accesibles, muchos de los nuevos mil millones de usuarios serán nativos del internet móvil. En un principio, es poco probable que los recién conectados sin cuentas bancarias se apunten a los productos (en formato móvil) de la banca tradicional puesto que trabajan en la economía informal donde el efectivo es predominante. Además, no tienen historial de crédito, con lo cual las entidades tradicionales, probablemente, tengan pocos productos o servicios que ofrecerles.
Los dos tercios de esos 1.700 millones de personas no bancarizadas, con teléfono móvil y acceso a servicios financieros, probablemente recurrirán a productos y servicios móviles y digitales -de origen- que se adapten mejor a sus circunstancias. El 21% de los adultos en África subsahariana, por ejemplo, ahora tienen cuentas de dinero móvil, y el 52% ha utilizado pagos digitales en el último año.
La conectividad móvil les permitirá a estas personas enviar y recibir dinero, pagar cuentas y comprar bienes sin necesidad de acceso a la infraestructura física. De esa manera también se abrirá la puerta de entrada al comercio electrónico: otro servicio en línea, como las aplicaciones empresariales en la nube en América Latina.
Los pagos en línea generalmente requieren acceso al sistema bancario tradicional. De hecho, se necesita una cuenta bancaria para poder mover dinero en línea, incluso cuando se utilizan plataformas como PayPal. Sin embargo, están surgiendo nuevas empresas que permiten a personas no bancarizadas beneficiarse de las oportunidades del comercio electrónico. OpenPay, uno de los finalistas de BBVA Open Talent 2015 que fue adquirido por el banco en 2016, es una de esas empresas. La ‘startup’ mexicana permite pagos en línea para los no bancarizados, por medio de códigos para usar ‘online’ que les permiten completar la transacción o canjear ofertas a través de cuentas de dinero móvil.
Para Soto, de Alegra, se trata de un buen ejemplo de los problemas pendientes de resolver en las economías en desarrollo. El comercio electrónico es una realidad que se presenta en los mercados en desarrollo como una gran oportunidad para la innovación ‘fintech’.
Los servicios en la nube y el comercio electrónico son solo dos de las áreas en las que veremos la innovación en los próximos años, ya que converge el doble objetivo de bancarizar a los no bancarizados y conectar a los próximos mil millones de usuarios. BBVA, a través de su competición Open Talent, ahora en su décimo año, está atento a esos avances.