Fintech: más allá de las fronteras de la banca minorista
Cuando hablamos de la revolución digital de la banca y del mundo fintech, lo primero que nos viene en la cabeza son las miles y miles de aplicaciones desarrolladas para los clientes de banca minorista: soluciones de medios de pago, financiación, microcréditos, etc. No obstante, la digitalización en la banca mayorista es también una realidad, sobre todo en la parte de desarrollo de canales digitales, con el fin de ofrecer más productos y más funcionalidades a los clientes empresas, corporaciones e instituciones.
La digitalización ayuda a conseguir una mayor automatización de las operaciones, algo que beneficia al cliente, haciendo que su operativa sea más rápida y más segura. Esa automatización en ocasiones es visible para el cliente, por ejemplo, cuando puede tramitar pagos o cobros de manera directa online, independientemente del formato y la plataforma del cliente originador del pago. En otras ocasiones, no es visible porque es una automatización de los procesos back-office/operativos de las entidades, que reducen manualidades, agilizan la tramitación, las reconciliaciones internas y por tanto el servicio al cliente final, siempre en entornos bancarios, de máxima seguridad para la operativa de nuestros clientes.
La diferenciación entre los productos de banca mayorista y minorista es que los primeros tienen un mayor grado de complejidad y que permiten ofrecer soluciones a medida de las necesidades de cada cliente. El nivel de digitalización dependerá del tipo de producto mayorista. En los productos de asesoramiento, como fusiones y adquisiciones o salidas a bolsa, la digitalización es muy baja o inexistente. Sin embargo, existen otros productos donde el avance digital puede ser más significativo, como en los productos de compra-venta de divisa, o FX por sus siglas en inglés (foreign exchange), la operativa de renta variable (equity) o la transaccionalidad de pagos y cobros de empresas.
La digitalización es ya una realidad en la banca de inversión
El sector fintech, que destaca por su agilidad de ejecución y flexibilidad, hasta ahora ha estado muy centrado en la banca minorista. De hecho, se estima que de las inversiones realizadas en fintech desde 2014, el 92% ha estado centrado en banca retail y sólo el 8% en cliente corporativo y de banca de inversión. Sin embargo, ya empezamos a ver disruptores en el ámbito mayorista. Algunos ejemplos están centrados en la experiencia de cliente, como el alternative lending, que concede préstamos de importes de hasta dos o tres millones euros a empresas con un foco en la automatización del proceso de originación y administración; o regtech, que ofrece soluciones para asegurar el cumplimiento de requisitos regulatorios y el onboarding de clientes corporativos o instituciones.
Por otro lado, también estamos viendo innovación en la tecnología subyacente a la operativa bancaria por ejemplo con blockchain, que podría en un futuro lograr la liquidación en tiempo real de toda la operativa internacional de pagos y una gestión “automáticamente programada” de todo tipo de contratos.
Desde un punto de vista puramente tecnológico, también se están desarrollando capacidades que ayudan a los bancos a ofrecer mejores servicios a sus clientes y que aplican tanto a clientes de la banca más comercial como a las grandes corporaciones. Este es el caso del desarrollo de tecnologías cloud, que permiten mejorar las comunicaciones, así como las plataformas abiertas en las que el desarrollo de APIs hace más sencillo ofrecer servicios de valor añadido a nuestros clientes. El mundo del big data ha abierto también una brecha en la digitalización dado que, a través del estudio de datos agregados de comportamiento, permite obtener indicadores de información más precisos que nos ayudan a anticiparnos a las necesidades de nuestros clientes, identificar patrones en el mercado y hacer predicciones más exactas.
Sin duda el sector bancario en su totalidad está haciendo frente a importantes desafíos y oportunidades y será un viaje apasionante ver como las entidades financieras aprenden a navegar y buscar su hueco y razón de ser en el nuevo ecosistema digital.