Finanzas descentralizadas (DeFi): ¿Cómo logran liquidez los fondos de criptomonedas?
Las finanzas descentralizadas, o DeFi, pueden cambiar cómo funciona el sector financiero. Pero, para ello, necesitan algo imprescindible: liquidez. Los ‘pools’ o reservas de liquidez permiten que los usuarios depositen sus fondos y así los mercados criptográficos puedan habilitar instrumentos financieros descentralizados, como el ‘trading’, préstamos o seguros.
Cualquier mercado financiero necesita liquidez suficiente para que el intercambio de activos se produzca con fluidez y sin desequilibrios entre la oferta y la demanda. El mercado criptográfico no es una excepción. En sus inicios, las plataformas P2P para este intercambio se enfrentaron a un volumen de liquidez muy bajo y escasez de contrapartidas para operar, que dificultaba no ya solo el desarrollo de instrumentos financieros descentralizados, sino incluso operaciones sencillas como la compraventa de criptomonedas. “Los usuarios casi tenían que ir en busca de compradores específicos para sus bitcoins”, explica Francisco Maroto, responsable de Blockchain y Activos Digitales de BBVA.
Para resolver esta escasez, en los últimos años aplicaciones DeFi como Aave, 1inch o Compound están incentivando a los usuarios para que depositen sus fondos. Un reciente ‘webinar’ de The Banker en el que ha participado Francisco Maroto ha abordado la figura de las reservas o ‘pools’ de liquidez, donde los usuarios pueden depositar sus fondos criptográficos durante el tiempo que estimen oportuno y recibir recompensas por ello.
Para poner en marcha uno de estos ‘pools’, es necesario realizar un cambio en el protocolo que puede ser propuesto por uno de sus participantes. Si es votado a favor por los poseedores de los ‘tokens’ de gobernanza de esa plataforma, se genera una nueva versión de su ‘smart contract’ que pasará a gestionar automáticamente todas las operaciones relacionadas con la entrada y salida de liquidez y sus comisiones asociadas.
Los fondos deben ser siempre criptoactivos generados sobre Ethereum u otra red ‘blockchain’ que permita programar sobre ella. También permiten operar con criptomonedas generadas con otros protocolos, como por ejemplo bitcoins, empaquetándolas dentro de ‘tokens’ ERC-20, los ‘tokens’ estándar de Ethereum.
Un volumen elevado de estos fondos depositados permite estimular la compraventa (‘trading’) y desarrollar servicios financieros como los préstamos, seguros o derivados en el ecosistema criptográfico. “Los fondos de un ‘pool’ de liquidez pueden, por ejemplo, asegurar las contingencias que se produzcan en otro ‘pool’ que se utilice para realizar préstamos o intercambio de activos”, continúa explicando Maroto. “Todavía no se pueden aplicar a servicios del ‘mundo real’, aunque se está explorando el intercambio de activos no digitales ‘tokenizados’ a través de protocolos DeFi. Pero por el momento se trata de pruebas puntuales. La regulación es muy estricta y hay que ver cómo se adapta para facilitar esta nueva forma de intercambio”.
La creación del mercado se automatiza
Los ‘smart contracts’ de protocolos de ‘trading’ en DeFi, que automatizan todas las transacciones que se producen en los ‘pools’ de liquidez, son denominados creadores de mercado automatizados (AAM, por sus siglas en inglés). En los mercados financieros tradicionales, son creadores de mercado las grandes entidades financieras que, inyectando o retirando fondos, garantizan su liquidez, facilitan las operaciones de compraventa y mantienen el equilibrio de precios. “En las finanzas descentralizadas, en cambio, los precios se mueven en función de los activos que haya en un ‘pool’ en un momento determinado. Además, como cualquier usuario puede inyectar liquidez, todos los depositarios de fondos son creadores de mercado. Ese ha sido el gran cambio de paradigma de las DeFi”, afirma Maroto.
Los depositarios reciben nuevos ‘tokens’ a modo de comisión. De este modo, tienen un incentivo para incorporar a los mercados financieros descentralizados sus fondos, que de lo contrario se limitarían a quedarse almacenados en sus monederos digitales (‘wallets’) privados. Algunos usuarios realizan una gestión activa, moviéndolos de un ‘pool’ de liquidez a otro para buscar los más rentables. Se trata del ‘yield farming’ o cultivo de rendimientos.
De cara a futuro, Maroto afirma que “las plataformas son conscientes de que, para acumular un buen volumen de liquidez, deben atraer capital institucional”. Antes, las DeFi deberán resolver los retos a los que se enfrentan, como la falta de regulación y los riesgos asociados a ser una propuesta tecnológica y financiera tan nueva y disruptiva. "A medida que estos retos se vayan solventando, las instituciones estarán más receptivas a aportar su capital y el sistema será cada vez más operativo", concluye Maroto.