¿Necesitarán los coches conectados tener su propia cuenta bancaria? El área de New Digital Businesses (NDB) de BBVA está trabajando para anticiparse a las oportunidades y retos que surgirán en el sector financiero cuando el internet de las cosas (IoT) haga posible gestionar transacciones directamente entre objetos, personas y organizaciones.
En 2019 ya hay en el mundo unos 26.000 millones de objetos conectados al llamado ‘internet de las cosas’, y se calcula que esta cifra se duplicará en tan solo cuatro años. La conectividad de algunos de estos objetos ya forma parte de nuestra vida cotidiana: relojes, coches o termostatos en todo el mundo recopilan y envían datos sobre su actividad a empresas y personas para facilitar un mayor control de su uso e incluso hacer más eficiente su consumo energético.
Aún queda camino por recorrer –y objetos por conectar–, pero el rápido avance tecnológico está propiciando que las oportunidades del IoT para sectores como el financiero empiecen a materializarse. “El incremento de la capacidad de procesamiento, la gran disponibilidad de datos y el auge del ‘cloud computing’, así como la inminente llegada de las redes 5G, hace que ahora sea el momento indicado para que empecemos a ver resultados tangibles y podamos aprovechar el verdadero potencial de esta tecnología”, explica Carlos Kuchkovsky, Chief Research & Development and Technology Officer en BBVA NDB.
En este sentido, NDB lleva ya varios años realizando investigaciones y pruebas de concepto (PoCs) para explorar los retos y oportunidades que abre este nuevo escenario tecnológico, así como la aparición de nuevos conceptos y modelos de negocio.
Necesidades financieras de los objetos conectados
Por un lado, NDB está estudiando cómo, al conectar objetos como vehículos o electrodomésticos, pueden surgir nuevas necesidades financieras asociadas a los objetos en sí mismos. Por ejemplo, si un coche autónomo conectado forma parte de una flota de vehículos compartidos, ¿podría ser el coche quien cobrase directamente a sus usuarios en función de los datos extraídos del viaje? Y en este caso, ¿necesitaría el coche contar con su propio ‘wallet’ para gestionar estas transacciones de forma autónoma? “Lo mismo podría aplicarse para una casa de alquiler inteligente, que podría pasar a considerarse como una especie de ‘objeto-cliente’ para cuyas necesidades debemos prepararnos”, afirma Kuchkovsky.
“Gracias al IoT podríamos medir el impacto medioambiental de fábricas, vehículos o casas en tiempo real”
En este escenario, el ‘banco de las cosas conectadas’ podría ser el encargado de crear productos y servicios adaptados a las necesidades de estos ‘objetos-clientes’, como cuentas, seguros o plataformas de pago. Además, atender las necesidades financieras de las cosas conectadas también implicaría resolver una serie de retos, tanto técnicos como regulatorios, e incluso éticos. “¿Quién tendría la responsabilidad cuando un objeto inteligente sea capaz de gestionar transacciones financieras de forma autónoma?, ¿y cómo se gestionaría la propiedad de los datos surgidos de estas transacciones para garantizar la privacidad de todas las partes implicadas?”, plantea Kuchkovsky.
También, al igual que existen complejos procesos de ‘Know Your Customer’ ('Conoce a tu cliente') para verificar la identidad de los clientes, Kuchkovsky plantea la necesidad de crear procesos y mecanismos de ‘Know Your Device’ ('Conoce a tu dispositivo') que permitan garantizar que los dispositivos conectados ‘son’ quienes dicen ser, y que los datos que están generando son veraces. Estas son solo algunas de las preguntas que se han hecho en el área de NDB para tratar de establecer las bases de la que podrá ser una ‘economía de las cosas conectadas’ en la que todos los objetos “programables” podrán interactuar con personas, empresas y asistentes digitales para generar valor.
Nuevos modelos de negocio y oportunidades
NDB también ha analizado los nuevos modelos de negocio que pueden surgir en estos escenarios, en los que BBVA podría actuar de intermediario digital para generar oportunidades tanto para los clientes, como para organizaciones y la sociedad en general. Por ejemplo, la posibilidad de contar con información en tiempo real podría facilitar la creación de nuevos tipos de seguros inteligentes que recolectan datos de los objetos conectados de forma automática, o la generación de nuevos sistemas de medición de riesgos (‘credit scoring’) que procesan la actividad de objetos o edificios de forma inmediata.
Además, las entidades financieras podrían sacar partido de la conectividad de las cosas para ofrecer productos y servicios que favorezcan un uso más sostenible de los recursos, de la misma forma que las ‘smart cities’ mejoran la eficiencia energética de las ciudades. “Gracias al IoT podríamos medir el impacto medioambiental de fábricas, vehículos o casas en tiempo real y emplear esta información para crear productos o soluciones financieras que tengan estos parámetros en cuenta para promover un uso responsable de los recursos”, asegura el responsable de R&D en NDB.
En este sentido, BBVA ya está posicionado como uno de los líderes financieros en el uso de la tecnología para la emisión bonos verdes destinados a financiar proyectos sostenibles, como energías renovables o gestión de residuos. “Con la ayuda del IoT se podría mejorar la trazabilidad y transparencia de este tipo de proyectos”, añade Kuchkovsky. Además, este tipo de productos financieros sostenibles podrían hacerse más eficientes e incluso automatizarse al combinarse con el uso de otras tecnologías como la inteligencia artificial y ‘blockchain’.
Nuevos paradigmas tecnológicos para el IoT
Para prepararse para la llegada de este futuro ultra conectado, programable, inteligente –y posiblemente más sostenible–, es necesario entender primero qué cambios tecnológicos son necesarios. NDB ha realizado avances a través del estudio y propuesta de nuevas arquitecturas de datos capaces de soportar el despliegue de este tipo de soluciones de forma segura. En este contexto se enmarca el desarrollo de Archer, una arquitectura de datos ‘open source’ que, a diferencia de las arquitecturas de ‘big data’ y servicios web tradicionales, tiene en cuenta una serie de aspectos críticos para el avance del IoT como la interoperabilidad y la flexibilidad al ahora de gestionar los datos.
NDB también explora el potencial de nuevos paradigmas informáticos como el ‘edge computing’, y el llamado ‘federated learning’, que podrían ayudar a resolver algunos de los retos técnicos y regulatorios que plantea el IoT. Por un lado, el ‘edge computing’ o computación en el borde, plantea la posibilidad de que sean los propios dispositivos conectados a la red (como semáforos, luces o vehículos) los que procesen la información recogida ‘in situ’, en lugar de tener que enviar los datos a la nube constantemente para realizar cada análisis. “Esto permitiría liberar la nube de carga para así reducir la latencia y agilizar el tráfico de datos”, explica Kuchkovsky.
En segundo lugar, el aprendizaje federado o ‘federated learning’, propone un sistema en el que los datos que alimentan los modelos de aprendizaje automático (o ‘machine learning’) no se encuentran en un solo servidor, sino distribuidos en una red descentralizada de dispositivos. Mediante este planteamiento, los sistemas de IoT podrían integrarse con sistemas de inteligencia artificial de forma que la información incorporada en tiempo real a través de los dispositivos conectados pueda procesarse de forma inmediata, para modificar su comportamiento y mejorar su rendimiento. Esta tecnología propone además una solución al problema de cómo gestionar la propiedad y privacidad de los datos en dispositivos del IoT, ya que implicaría que no es necesario compartir toda la información, sino tan solo las variables necesarias para entrenar modelos de 'machine learning'. De esta forma, sería posible extraer el valor de los datos para alimentar los motores de inteligencia artificial, mientras que al mismo tiempo dichos datos se guardan de forma privada y segura.
“Desde el equipo de NDB seguimos de cerca los retos que surgirán de la combinación de tecnologías como la inteligencia artificial y el IoT, mientras que protegemos la privacidad, la seguridad y los datos de las transacciones que se generan entre cualquier persona, organización o 'cosa' conectada, en la búsqueda de nuevas formas de crear valor añadido a los clientes, verdaderos dueños de su información. Y el avance de estas tecnologías es clave para determinar el papel que BBVA podrá jugar en el futuro para oportunidades relacionadas con la economía de las cosas conectadas”, concluye el responsable de NDB.