Emprendimiento antiguo vs. moderno: siete diferencias
La inquietud por innovar es un rasgo común de los emprendedores a lo largo de la historia. La creación de los primeros ordenadores personales y la popularización de internet han marcado un antes y un después entre el emprendimiento antiguo, enfocado en la producción de bienes y servicios físicos, y el emprendimiento moderno, con la aparición de canales de venta digitales y la aparición de productos y servicios virtuales.
Con más de 1.000 patentes, entre ellas la del fonógrafo y la bombilla incandescente; 30 compañías gestionadas y más de 10.000 trabajadores, Thomas Edison fue uno de los inventores y emprendedores más prolíficos de la historia. Su coetáneo, Henry Ford, revolucionó otra potente industria: la del automóvil, al concebir la producción en cadena (en esencia, la división de la fabricación de un producto en diferentes fases). En la misma época, los hermanos Lumière idearon el cinematógrafo, una cámara manual que permitía grabar y proyectar imágenes y guió el nacimiento del cine. Estos inventores, que concibieron sus creaciones tras la Revolución Industrial, entre finales del siglo XIX y principios del XX, pueden ser considerados como referentes del emprendimiento antiguo.
La llegada de los ordenadores personales y la popularización de internet han dado paso al emprendimiento moderno, con otros referentes y un centro de innovación principal: Silicon Valley. Allí comenzó su camino el emprendedor Steve Jobs, que revolucionó la industria de la informática desde los primeros ordenadores de Apple en la década de los 70 al lanzamiento del iPhone en el siglo XXI. En las últimas décadas, también hemos asistido a la popularización de las redes sociales, con la creación de Facebook por parte de Mark Zuckerberg cuando estudiaba en la Universidad de Harvard como un episodio clave.
La creación de Uber o Airbnb, que han impulsado la economía colaborativa en el sector del transporte y el alojamiento respectivamente, son otros hechos destacados del emprendimiento reciente. Pero ¿qué rasgos caracterizan el salto del emprendimiento predigital al posterior?
Las diferencias entre emprendimiento moderno y antiguo
La inquietud por innovar es el rasgo común entre los representantes del emprendimiento antiguo y moderno. Pero entre ambas eras también se observan algunas diferencias, con el paso del mundo físico al digital como el cambio más evidente.
1. De lo físico a lo digital
Si el emprendimiento antiguo se dirigía al desarrollo y venta de productos o servicios físicos, como los automóviles, el foco actual del emprendimiento moderno pasa o bien por ofrecer productos y servicios exclusivamente digitales o bien por utilizar los canales digitales para ofrecer productos y servicios físicos. El auge de sectores como 'proptech', 'fintech', 'edtech' o 'healtech' demuestra la simbiosis entre las industrias tradicionales y las tecnologías digitales.
2. Compartir y ser en lugar de poseer
El emprendimiento antiguo estaba orientado principalmente a la posesión de bienes materiales. En la actualidad, esa posesión convive con la economía y el consumo colaborativos. En este sentido, los propios clientes pueden pasar a ofrecer sus propios recursos a otros, como en el caso de Airbnb, donde ponen sus alojamientos a disposición de otros huéspedes. Esta nueva mentalidad, combinada con la cada vez mayor importancia que prestan los usuarios a la sostenibilidad, hace que opten por compartir en lugar de poseer. BlaBlaCar, que conecta a conductores particulares o Wallapop, que permite ofrecer y adquirir productos de segunda mano, son algunos ejemplos de esta tendencia.
3. Las personas (y el planeta) en el centro
En 1990 se publicó el primer informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, donde se identifican las bases científicas del calentamiento global. Así, mientras que, en general, el emprendimiento antiguo estaba orientado únicamente a la búsqueda del beneficio económico, en el emprendimiento moderno, y en especial en los últimos años, las compañías han comenzado a tomar conciencia de la importancia de cuidar su impacto en el planeta. Por eso, incorporar criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) es uno de los rasgos que diferencian al emprendimiento de los últimos tiempos.
4. Grandes inversiones vs. menos recursos
"No he fracasado, he descubierto 10.000 maneras que no funcionan". Aunque Thomas Edison pronunciara esa frase, en líneas generales el emprendimiento antiguo invitaba menos a la innovación a partir de los errores: requería de grandes inversiones para ponerse en marcha y los resultados del negocio no se observaban a corto plazo. Por ejemplo, la creación de una fábrica precisaba de grandes sumas de dinero para la compra de maquinaria y el retorno de la inversión se observaba a largo plazo.
Mientras tanto, en el emprendimiento moderno los profesionales pueden comenzar un negocio, por ejemplo, un 'e-commerce', con menos recursos y en poco tiempo. Además, pueden lanzar un primer piloto en las primeras fases de la startup y escalar su negocio después, con rondas de financiación de mayor envergadura en fases avanzadas. En este sentido, BBVA Spark ofrece soluciones de financiación específicas para los emprendedores de empresas de alto crecimiento.
5. El impulso a la cultura del error
De forma relacionada con lo anterior y en líneas generales, en el emprendimiento antiguo era más complicado asumir riesgos, ya que las pérdidas económicas eran mayores. Mientras tanto, en el emprendimiento moderno es posible crear proyectos con poco tiempo y recursos, por lo que cometer errores se asume como parte del proceso innovador. Por eso, "falla rápido, falla barato" se ha convertido en uno de los lemas del emprendimiento moderno. Cometer errores y aprender de ellos rápido para encauzar el negocio en un plazo corto es fundamental para continuar creciendo.
6. Del control al trabajo líquido
Los retos y desafíos globales que representa la sociedad actual han hecho que las empresas entiendan que la suma de las partes es fundamental para su supervivencia. Esto ha llevado a la creación de nuevas políticas de emprendimiento moderno basadas en la confianza como eje estratégico. Un ejemplo es que la presencialidad y el control del empleado, representativo de los entornos clásicos del emprendimiento antiguo, han dado paso a nuevas políticas de trabajo líquido, con horarios que se adaptan a los trabajadores y facilidades para trabajar desde cualquier lugar del mundo.
7. Líder mejor que jefe
La figura clásica del jefe del emprendimiento antiguo también se está quedando obsoleta, así como las estructuras jerárquicas de las empresas. En su lugar, el emprendimiento moderno apuesta por el líder, un profesional capaz de motivar e inspirar a los equipos de trabajo y conseguir que las personas se comprometan con el proyecto. Además, muchas compañías han implantado dinámicas horizontales, donde se transfiere la responsabilidad para que todos los miembros del equipo se sientan responsables del éxito de su compañía.
Idear nuevas soluciones para los problemas es una nota común del emprendimiento, tanto del antiguo como del moderno. Sin embargo, la digitalización, la incorporación de las últimas tecnologías y la preocupación por el entorno y las personas han ganado cada vez más peso a la hora de poner en marcha un negocio. Ser emprendedor implica mucho más que emprender un negocio.