Del despilfarro al plato: startups que luchan contra el desperdicio alimentario
El 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos para visibilizar un problema con consecuencias sociales y medioambientales: a escala global, más de 900 millones de toneladas de alimentos se malgastan. Para reducir esas cifras, numerosas startups ofrecen soluciones innovadoras que conectan a empresas y familias desfavorecidas e incluso evitan las pérdidas de los procesos productivos.
El problema del desperdicio de alimentos es global y acuciante. El último 'Índice de desperdicio de alimentos' del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que cada año se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo. Un 17% de los alimentos producidos para consumo humano acaba siendo desperdiciado, y solo en España se tiraron más de 1.200 millones sin consumir en 2022. Estas cifras contrastan con el número de personas que padecen hambre, que ya suman 753 millones.
En el caso de España, más de seis millones de personas sufren pobreza alimentaria, es decir, más de un 13% de la población tiene problemas para alimentarse de forma regular. El Gobierno aprobó el año pasado el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, una normativa que convierte a España en el tercer país de la Unión Europea en legislar este problema, junto con Francia e Italia.
Más allá de las iniciativas legislativas, en los últimos años han surgido múltiples empresas que ofrecen soluciones con las que no solo se busca reducir este desperdicio, sino también ayudar a los más desfavorecidos, y que pueden servir de inspiración con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos que se celebra el 29 de septiembre.
'Apps' para el comercio local
En el año 2016, mientras paseaba por Bruselas, Enrique de Miguel observó cómo un comercio de alimentos tiraba comida. Esta imagen fue la chispa que le llevó a idear junto con su socio Gabriel Ramas la plataforma Encantado de Comerte, donde las tiendas locales pueden vender lotes sorpresa con sus excedentes alimentarios a un precio muy reducido (la rebaja debe ser, como mínimo, de un 50%). "Comenzamos con una 'app' contra el desperdicio, pero transformamos el sistema para ofrecer a las entidades sociales una herramienta para que las familias a las que atienden puedan comprar en el comercio local de alimentación a través de un móvil", explica De Miguel.
El proyecto, cuya marca evolucionó a Coometas, fue premiado en 2021 por la ONU, que lo seleccionó entre las 50 mejores pymes para mejorar el sistema alimentario. "Para el comercio es una fórmula muy ágil de dar salida a esos productos que no ha vendido, mientras que el usuario puede conseguir alimentos en buen estado, pero muy rebajados", afirma De Miguel. "A las entidades sociales les facilita la gestión de las campañas de ayuda, porque pueden ver en tiempo real qué compran las familias, asegurarse de que la solución funciona y detectar incidencias". Además, añade, "Coometas permite cubrir las necesidades alimentarias de los beneficiarios de estas ayudas sin ningún tipo de estigmatización".
La conexión de empresas y hogares
Otra empresa que también busca combatir el desperdicio de alimentos y ayudar a las familias en situación de vulnerabilidad es Oreka, que redistribuye los excedentes alimentarios de comedores corporativos y colectividades a los hogares que necesitan alimentos. "Todo lo que sobra en un lado y se tira, lo intentamos llevar allí donde falta", resume su CEO y fundador, Denis Ugalde, que afirma que su objetivo era desarrollar una solución de "base tecnológica que tuviera un impacto directo en la sociedad".
En concreto, Oreka pone a disposición de las empresas una aplicación donde las compañías pueden registrar los alimentos que les han sobrado para enviarlos a las entidades sociales y que sean repartidos entre las familias necesitadas. "Diseñamos unos procesos para que las empresas puedan disponer de forma segura toda la comida que les sobra: tras esto, solo tienen que entrar en la aplicación y decir cuál ha sido el sobrante", explica Ugalde. "Con esta información, conectamos con las entidades sociales, y nuestros conductores redistribuyen los alimentos sobrantes".
Desde su puesta en marcha en 2019, Oreka ha recuperado más de 45.000 kilos de alimentos y donado más de 150.000 comidas, una evolución que Ugalde vincula con un cambio de mentalidad en materia de desperdicio alimentario. "El cambio cultural hacia la sostenibilidad está siendo brutal en los últimos años, y ahora estamos entrando en la ola de lo que ocurre con la comida, aunque aún queda mucho por hacer", afirma Ugalde.
BBVA colabora habitualmente con Oreka que, al final de cada jornada distribuye a distintas entidades sociales de Madrid los excedentes generados en los comedores de su sede corporativa en la ciudad. "Este proyecto de economía circular nos permite ser más sostenibles y sentirnos más cerca de la comunidad de la que formamos parte", afirmaba Desirée Grande, responsable global de Inmuebles y Servicios en BBVA, durante la puesta en marcha de la iniciativa.
Innovación alimentaria
Dentro de la lucha contra el desperdicio alimentario, hay startups que ponen el foco no en el excedente como tal, sino en la merma, es decir, en las pérdidas que aparecen durante el proceso productivo de los alimentos. Este es el caso de Agrosingularity, una 'foodtech' fundada en 2019 que genera ingredientes alimentarios en polvo en base a estas pérdidas que pueden mejorar la vida útil de los alimentos y actuar como antioxidantes, colorantes y aromatizantes.
"En los procesos en los que se producen alimentos frescos, hay partes que llegan al supermercado y otras que se tiran o se utilizan para alimentar a los animales", explica Daniel Andreu, CEO y fundador de la compañía. "Investigando qué se podía hacer con estas pérdidas, dimos con la alimentación en polvo, y luego nos percatamos de que los alimentos que se consumen llevan muchos ingredientes funcionales: había un campo muy grande en el que aportar valor".
Este valor, en su caso, pasa por ofrecer ingredientes de origen natural, en línea con la creciente preocupación por adoptar unos hábitos de vida saludables. "La propuesta de valor de un fabricante que traiga algo natural está alineada con los intereses del consumidor y con las macrotendencias", explica Andreu, quien señala que estos fabricantes de alimentos están "ávidos por nuevas propuestas". Además, también destaca el proceso productivo por el que la compañía obtiene los ingredientes, el cual, apunta Andreu, ha sido resultado "de un análisis profundo desde el área de I+D". Gracias a esta investigación, resume, "Agrosingularity puede reducir en un 90% el uso de agua en su proceso de elaboración de ingredientes".
Soluciones para los supermercados
La lucha contra el desperdicio de alimentos es un problema a escala global, pero en América Latina y el Caribe toma un nuevo cariz. Según la FAO, esta región es responsable de un 20% del total global del desperdicio de alimentos, una cifra que choca con la situación de vulnerabilidad alimentaria que pende sobre millones de familias: en concreto, se calcula que de cara a 2030 alrededor de 67 millones de personas en la región podrían padecer hambre, según un reciente informe de la Organización Panamericana de la Salud.
Para luchar contra este problema, la región ha dado luz a varias startups que llevan el excedente a aquellos que lo necesitan. Este es el caso de Kigüi, una empresa de origen argentino que conecta a proveedores de alimentos con usuarios interesados en adquirir productos antes de su vencimiento.
"Los usuarios compran directamente los productos en el supermercado. Al escanear el 'ticket', nosotros les integramos un 'cashback' de manera automática", explica Mauricio Kremer, CEO y cofundador de la compañía, quien cree que, actualmente, las personas están más informadas en relación con el desperdicio de alimentos. Kigüi, que vio la luz en 2021, opera actualmente tanto en su Argentina natal como en México, aunque los planes de la empresa pasan por continuar con su expansión internacional.
El desperdicio de alimentos es un problema global que tiene consecuencias tanto sociales como medioambientales, y que debe ser abordado con la colaboración de empresas y consumidores. Una lucha que no puede reducirse a palabras: "Aún no tomamos las acciones suficientes: hablamos, pero no actuamos tanto", sentencia Kremer.