¿Cuál fue el impacto de las pantallas en la vida familiar durante el confinamiento?
El uso intensivo de la tecnología que durante estos meses se ha hecho en los hogares ha servido para que los menores mejoren su autonomía con las pantallas y se mejoren las competencias digitales en el entorno familiar.
Las pantallas han ayudado al 85% de las familias a hacer más actividades junto a sus hijos durante las semanas en las que estuvo vigente el estado de alarma. Esta es una de las conclusiones del estudio ‘El impacto de las pantallas en la vida familiar durante el confinamiento‘, realizado por Empantallados.com y GAD3, con el apoyo de la Comisión Europea. Recurrir al uso de dispositivos electrónicos ha sido uno de los hábitos que ha ganado peso durante estos meses. De hecho, uno de cada dos progenitores ha tenido la necesidad de comprar uno, ya sea para las clases online de sus hijos (49%), para su trabajo (29%) o para ocio digital (20%).
“Las pantallas han sido un aliado durante el confinamiento, pero también la experiencia de esas semanas nos tienen que servir para hacer balance sobre qué tuvo de positivo y qué se puede mejorar para obtener aprendizajes”, afirma María José Abad, coordinadora de contenidos de Empantallados.com. Una visión que también comparte Fernando Trujillo, profesor e investigador de la Universidad de Granada (UGR), quien destaca que “uno de los aspectos positivos de un mayor uso de la tecnología en estos meses ha sido el aumento de la autonomía del alumnado”.
Más tiempo de uso en familia
El tiempo que los menores de 18 años han estado frente a una pantalla, ya sea viendo la televisión, jugando a videojuegos, asistiendo a clases online o manteniendo videollamadas con familiares y amigos ha excedido, por lo general, al que dedicaban antes del confinamiento. Los más pequeños las ha utilizado a diario durante casi cuatro horas, un 76% más que antes, y durante el fin de semana la media es de cinco horas al día, lo que supone un aumento del 33%.
Es habitual que se remarque el tiempo como un factor determinante en el buen uso de las pantallas, pero no es lo único a tener en cuenta, hay que buscar el equilibrio con la calidad de los contenidos que se consumen “para proteger a nuestros hijos de los riesgos y ayudarles a aprovechar las oportunidades de internet”, remarca Abad. Aunque también recuerda que es conveniente no cruzar algunas líneas rojas: “Los menores de 18 meses no deberían estar frente a una pantalla (excepto videollamadas con familiares), o en los menores de 6 años el uso tiene que estar muy controlado y máximo de una hora al día”.
Tres de cada cuatro progenitores reconoce que las pantallas han sido una oportunidad para entretener a los más pequeños mientras ellos teletrabajaban, pero no únicamente. El 85% de los entrevistados considera que su uso ha creado nuevas oportunidades para compartir momentos con sus hijos en familia, como ver películas o jugar juntos. “Es preciso recordar que los padres deben acompañar a sus hijos en el entorno digital. Se habla mucho de los ‘nativos digitales’, y algunos expertos dicen que habría que hablar más de los ‘huérfanos digitales’”, remarca María José Abad.
Durante el confinamiento se ha dado el entorno apropiado para conocer cuáles son los hábitos de los menores en el empleo de sus dispositivos, hablar con ellos sobre cómo hacer un uso más saludable de las pantallas y tratar sobre sus riesgos, como los bulos que se distribuyen por internet. “Las prácticas sociales con tecnología que hagamos en el hogar se convierten en prácticas de aprendizaje o profesionales, y viceversa. Este confinamiento ha visto a muchos niños y niñas explicando a sus progenitores cómo hacer cosas con el ordenador. Es un aprendizaje que viene de la escuela y revierte en mejorar la competencias digitales de las familias”, explica el profesor de la UGR.
Comportamiento digital responsable
Para hacer un uso saludable de la tecnología en el entorno familiar es importante establecer unas pautas que regulen el uso de dispositivos creando un Plan Digital Familiar, en el que se tengan en cuenta tres aspectos:
- El ejemplo de los progenitores. En ese plan se incluye a todos los miembros de la familia, no solo a los niños.
- El equilibrio en el uso de pantallas. Hijos y progenitores deberían preguntarse qué están dejando de hacer por dedicar tiempo a las pantallas.
- La finalidad en el uso de la tecnología. ¿Qué están haciendo con las pantallas? La tecnología puede ser una gran herramienta educativa y la competencia digital sigue siendo una asignatura pendiente que va mucho más allá de saber utilizar las redes sociales.
La vuelta al colegio ha sido un nuevo reto para padres y profesores. Aunque son los primeros los que sobre todo han de educar en el empleo adecuado de la tecnología, “el aumento del uso de dispositivos en los centros educativos, sobre todo ante posibles confinamientos, hace imprescindible que el colegio también pueda enseñar a ser un buen ciudadano digital, a tener un comportamiento digital responsable y a utilizar las enormes posibilidades de aprendizaje que puede ofrecer la tecnología”, apunta María José Abad. En este sentido, BBVA y Fad han presentado, a través de la iniciativa Educación Conectada, una serie de acciones de formación para reducir la brecha de uso digital en España.
Desde la perspectiva de los docentes un buen uso de la tecnología no significa estar todo el día viendo vídeos, sino emplear una diversidad de métodos, como escuchar un podcast o escribir un texto en el procesador. Incluso saber apagar la tableta y recurrir a un libro físico cuando se requiere. “El uso de las pantallas en el aula sí implica visualizar vídeos, pero luego eso tiene que ir acompañado de otras actividades. Hay que acceder a las pantallas, pero desde una diversidad de enfoques. No es solo un dispositivo que emite –remarca Trujillo–, también puede ser una oportunidad para el intercambio y el trabajo colaborativo. Si se entiende así, disminuyen los riesgos de su uso”.