‘Compra ahora, paga después’: las ‘fintech’ y los bancos impulsan los pagos aplazados
Las ‘fintech’ han popularizado la financiación a plazos ‘Compra ahora, paga después’ y los bancos adaptan sus procesos de pago para ofrecer opciones similares, dotadas de mayor control y seguridad. En los dos últimos años, se ha duplicado el uso del pago aplazado en tarjetas de BBVA. El banco impulsa, además, desarrollos propios y colaboraciones con terceros a través del ‘open banking’.
Cada vez más consumidores financian sus compras ‘online’ con el pago a crédito conocido como ‘compra ahora, paga después’ (BNPL, por sus siglas en inglés). Esta modalidad les permite aplazar los pagos de productos y servicios y dividirlos en varias cuotas, en algunos casos sin intereses. Su comodidad les lleva a utilizarlo con frecuencia en compras de pequeños importes, como la ropa o los gastos diarios durante las vacaciones. Se calcula que, para 2025, esta modalidad de financiación estará acumulando un volumen global de transacciones de 680.000 millones de dólares.
El BNPL “está teniendo un crecimiento exponencial debido, principalmente, al fuerte crecimiento del ‘e-commerce’ y a la aparición de ‘fintechs’ especializadas en estas nuevas formas de pago”, explica David Puente, responsable global de Client Solutions de BBVA.
Pero tiene sus riesgos, porque algunas de sus condiciones pueden resultar confusas para los usuarios. Además, la existencia de múltiples plataformas les permite dispersar el aplazamiento de sus compras en varias de ellas, lo que puede llevarles a perder el control de sus finanzas y a sobreendeudarse con facilidad. Una investigación de la Comisión Australiana de Valores e Inversiones detectó que, en 2020, el 20% de los usuarios de BNPL de este país recortó gastos esenciales (por ejemplo en alimentación) para poder cumplir con sus pagos aplazados, y que el 21% no había saldado ninguna cuota en los 12 meses anteriores. Ante estos riesgos, las entidades reguladoras de Australia y Reino Unido (países donde la implantación del BNPL está más adelantada) lo han puesto en el punto de mira para desarrollar una normativa que no deje desprotegidos a los usuarios.
Los bancos adaptan sus procesos de pago
Al mismo tiempo, los bancos están adaptando sus modelos de pago y financiación para ofrecer a sus clientes opciones similares al BNPL. “En BBVA trabajamos en crear y optimizar soluciones para estas propuestas de valor”, explica Eduardo Flores, responsable del Programa Global de BNPL del banco, “para ofrecer la misma flexibilidad que ofrecen las ‘fintech’ pero con una experiencia de usuario y confianza en quién está detrás del servicio incluso superior, teniendo en cuenta que tenemos unos excelentes posicionamiento de marca y capacidades digitales que otras empresas”.
Las soluciones que ofrece la entidad a sus clientes se dividen en tres tipos.
En primer lugar, las que desarrolla a partir de sus propias herramientas de pago para mejorar la experiencia de compra de sus clientes, como, por ejemplo, el pago aplazado en tarjetas. “BBVA lleva varios años impulsando el pago a plazos con sus tarjetas en países como España, donde somos el banco que más ha apostado por este tipo de financiación, México o Turquía”, afirma Ignacio Bañón, responsable global de Soluciones de Pagos en BBVA. “En ese sentido, nuestros modelos de tarjeta de crédito no difieren del BNPL. Y nuestra tarjeta Aqua, por ejemplo, supera a cualquier solución ‘fintech’ en términos de experiencia de usuario y seguridad”.
Los clientes de BBVA pueden financiar compras a partir de 50 euros, tanto las realizadas con su tarjeta de crédito (en plazos de entre 3 y 36 meses) como con la de débito (en plazos de 3, 6, 10 y 12 meses). También tienen esta posibilidad en sus compras ‘online’ con Bizum. El empleo de estas opciones no ha dejado de aumentar, especialmente en los dos últimos años: entre marzo de 2019 y marzo de 2022, el uso se multiplicó por dos, tanto en volumen como en número de operaciones (la mayor parte, más de un 83%, a través del móvil).
“Uno de los retos que debemos afrontar es expandir este modelo de negocio de pago en cuotas a más personas”.
En segundo lugar, desarrollos propios mediante mediante soluciones de ‘open banking’, es decir, mediante la integración de los servicios bancarios de BBVA en plataformas de terceros a través de APIs. Un ejemplo es la API ‘Checkout Financing’, que permite a un establecimiento de España ofrecer una línea de crédito a sus clientes.
Y en tercer lugar, soluciones en colaboración con terceros, como la que ha impulsado en España para que los compradores de AliExpress puedan aplazar los pagos de sus compras en esta plataforma.
Por otro lado, también existe Plazox, una iniciativa de pago aplazado que han puesto en marcha varios bancos españoles y en la que participa BBVA. Esta es una solución que permite aplazar los pagos en el mismo momento de la compra, sin esperar a pagar para después realizar la financiación. BBVA ofrece este sistema tanto a comercios físicos como virtuales, de manera totalmente gratuita. Además su puesta en marcha no requiere de ningún tipo de desarrollo, solo tener un TPV físico o virtual con el servicio Plazox activado. Y sin más, las tiendas ya pueden ofrecer este tipo de financiación a sus clientes.
Mejor experiencia de cliente
Como entidades robustas y reguladas, los bancos ofrecen a los usuarios de estas modalidades de pago una mejor experiencia de compra, más flexibilidad, control y transparencia, y una gestión de los riesgos óptima.
“Los bancos disponemos de más información financiera de nuestros clientes que las empresas ‘fintech’, por lo que tenemos una mejor gestión de riesgos”, explica Juan José Solís, responsable de Nuevo Modelos de Negocio para el Core en BBVA. “Uno de los retos que debemos afrontar es expandir este modelo de negocio de pago en cuotas a más personas: por ejemplo, a clientes del segmento joven con menos historial de crédito, que no son elegibles para una tarjeta de crédito estándar pero pueden serlo para este modelo de financiación a corto plazo”.
Por último, es necesario que la modalidad BNPL esté sujeta a una mayor regulación, para proteger a los consumidores vulnerables y evitar el fomento del gasto excesivo. “A la hora de incorporar nuevos clientes, las ‘fintech’ tienen requisitos regulatorios más ligeros que las entidades reguladas. Es necesario que haya reglas de juego más igualitarias”.