Cómo las ‘stablecoins’ pueden salvar las criptomonedas
Como destacaba Agustín Carstens, director gerente del Banco Internacional de Pagos (BIS), a principios de 2018, en pleno derrumbe de la cotización del ‘bitcoin’, “una tecnología novedosa no es lo mismo que una mejor o más eficiente tecnología”. Sin embargo, no hace falta ser tecno-optimista para reconocer que la evolución tecnológica es imparable, por lo que cabe esperar mejoras ante fenómenos como la volatilidad de las criptomonedas. De hecho, ya se barajan soluciones para este problema, como son las monedas digitales estables, conocidas como ‘stablecoins’.
En su último discurso en el seno de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas, José Manuel González-Páramo, consejero ejecutivo responsable de Economía y Relaciones Institucionales de BBVA, analiza el nacimiento y evolución de las monedas digitales.
En su opinión, las criptomonedas no son una alternativa creíble al dinero en su estado actual. Su elevada volatilidad, junto con su uso para fines ilícitos, la falta de robustez y de eficiencia afectan al pilar básico en el que se basa cualquier moneda: la confianza. La falta de confianza generalizada en las criptomonedas, dificulta su uso como medio de pago, unidad de cuenta o reserva de valor, y, por tanto, ser considerada dinero propiamente dicho.
Pero, tal como expone en una tribuna publicada ayer por el diario El País, en los últimos años se han desarrollado alternativas a ‘bitcoin’ desde el ámbito privado, como es el caso de las ‘stablecoins’, o desde el ámbito público, todavía en un territorio conceptual, como son las monedas digitales emitidas por bancos centrales. Este proceso de innovación busca materializar las ventajas de la digitalización -rapidez, globalidad, descentralización, reducción de costes, seguridad, mitigación del fraude, etcétera- al tiempo que se atenúan sus desventajas.
¿Son las ‘stablecoins’ la solución a los problemas de las criptomonedas?
En su discurso, José Manuel González-Páramo explica que “las stablecoins son monedas digitales construidas de tal forma que su volatilidad está limitada por diseño”. De esta forma, identifica dos grupos diferenciados de monedas según las estrategias que emplean para reducir la volatilidad:
Por un lado, están las ‘stablecoins’ colaterizadas, cuyo mecanismo de estabilización de la volatilidad se basa en el principio del dinero fiduciario. Es decir, en este tipo de monedas digitales su valor está referenciado a un colateral que puede ser una divisa tradicional como el euro o el dólar, o cualquier otra moneda o cesta de monedas digitales u otros bienes materiales como el oro.
Ya existen algunas iniciativas desde el sector privado referenciadas al dólar, por ejemplo. Su uso se orientará, en principio, al sistema de pagos, sobre todo ayudando a grandes empresas a acelerar transacciones internacionales, que actualmente tardan un día o más utilizando las opciones existentes, como SWIFT.
En su discurso, el consejero ejecutivo de BBVA indica que los emisores de este tipo de ‘stablecoins’ generan ‘tokens’ que venden a los usuarios, otorgándoles unos derechos sobre los activos colaterizados (euro, dólar, oro u otros activos).
Asimismo, resalta que los emisores de ‘stablecoins’ tienen que depositar los activos colaterizados en entidades financieras tradicionales, lo que facilita la trazabilidad y supervisión de estos nuevos actores. La supervivencia de este tipo de monedas digitales radica en la confianza en que el custodio dispone de los activos que respaldan la emisión de ‘tokens’ en todo momento.
En este sentido, las ‘stablecoins’ colaterizadas al 100% pueden ser consideradas monedas digitales bajo la legislación europea, y por tanto sujetas a supervisión de las autoridades competentes, como es el caso de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). En la actualidad, las ‘stablecoins’ colaterizadas son alrededor del 80% del total de este tipo de monedas digitales. Entre ellas, se encuentran Tether y TrueCoin, ambas respaldadas por el dólar estadounidense y gestionadas por sendas empresas que ejercen de entidad central. Otro ejemplo de este tipo de divisas digitales es G-Coin, una plataforma de ‘tokens’ que equivalen a un gramo de oro físico.
Existen, por otro lado, las ‘stablecoins’ no colateralizadas, caracterizadas porque su valor viene determinado por algoritmos matemáticos que controlan las fluctuaciones de precio, emitiendo más moneda digital cuando el precio sube y viceversa en caso contrario.
En total, en 2018 se identificaron 57 proyectos de ‘stablecoins’, de los que 23 están empezando a dar los primeros pasos. Las ‘stablecoins’ son un claro ejemplo de un proceso de innovación dinámico que con seguridad continuará en los próximos años. Pero pese a que suponen un desarrollo innegable en el campo de las monedas digitales, están aún en una fase muy incipiente y todavía no se puede considerar que ofrezcan garantías suficientes para cumplir las tres funciones del dinero.