Behomm, una alternativa creativa a Airbnb
Los usuarios de la plataforma catalana intercambian sus casas, un servicio al que se accede por invitación y en donde el dinero no es lo importante. El único requisito es tener una vivienda creativa.
“Eva tuvo la idea, yo no estaba muy convencido y los niños dijeron que ni hablar, que en su habitación no entraba nadie”. Agustí Juste explica por primera vez que su pareja comentó en voz alta la idea de intercambiar su casa en lugar de pagar por irse de vacaciones. Fue en 2012 y la experiencia en la buhardilla de un fotógrafo en Dinamarca les animó a poner en marcha Behomm. Lo hicieron a finales de 2014 y actualmente la plataforma de Eva Calduch y Agustí Juste suma cerca de 2.800 casas repartidas en más de medio centenar de ciudades del mundo.
Aunque entrar en Behomm no es fácil -es por invitación- y, al contrario que en la plataforma líder Airbnb, se necesitan más requisitos que tener una casa. Debe ser “creativa”, comenta Juste, “el criterio que tenemos es subjetivo. Rechazamos las que no nos gustan, aunque a veces la gente no lo entiende. Siempre crees que tu casa es bonita”.
¿Entonces, solo entra el lujo en Behomm o es para gente de alto poder adquisitivo? “Bueno, no y sí”, contesta dubitativo el fundador, “lo que buscamos no es tanto el lujo sino que sean casas que tengan algo especial”. Juste añade: “La estética es importante y no solo nos gusta el diseño escandinavo. Tiene que tener unos mínimos. Puede ser una granja, un piso en Manhattan o una casa pequeña en Chile delante del mar”.
Para Juste, el gigante Airbnb -que cuenta con más de tres millones de casas- no es competencia y su filosofía es opuesta: “En Airbnb se paga; hasta el fundador dice que le da vergüenza que se les tache de sharing economy, aunque se les ha colgado esa etiqueta y así se ha quedado”.
Cabaña en Wisconsin (Behomm).
‘Design lovers’
La pareja de emprendedores también es diseñadora gráfica y por ello su plataforma nació enfocada a poner en contacto a creativos de todo el mundo. ¿No hay médicos, ingenieros, abogados o personas de todo tipo…? “Pocos, la mayoría son creativos, pero creamos un concepto que denominamos ‘design lovers’”.
Pese a que a veces entran personas ajenas al mundo creativo, el fundador destaca que poner en contacto a trabajadores que comparten afinidades es uno de los atractivos de la plataforma. “Para un arquitecto de Madrid ir a una casa en Milán o Nueva York o viceversa tiene su gracia. Se dan cuenta de que tienen muchas cosas en común, se pueden llegar a hacer amigos tras el intercambio. Muchas veces tienes más que ver con un creativo que vive en Australia que con el vecino del primero al que ni hablas”.
Agustí Juste compagina la plataforma con su trabajo como diseñador gráfico. En Behomm trabajan otras 5 personas, pero no quiere desvelar su facturación. Cuenta que “de momento” el modelo de negocio es la cuota que pagan los socios una vez al año, que ronda los 100 euros y “permite intercambios ilimitados”. “No nos llevamos nada de cada intercambio. Es algo que estamos pensando pero todo lleva su tiempo. Esta web conlleva mucho trabajo, tienes que tener ‘customer service’ 24 horas al día”, explica.
Los países que más se han animado a intercambiar sus casas son, además de España, Estados Unidos, Dinamarca y Holanda. “Dejar tu casa a otra persona es una frontera, generalmente te convence alguien que lo ha hecho ya. Es un escollo importante pero después repites”, señala el diseñador, que se inició incitado por su pareja. Desde ese día no han parado de conocer mundo desde ventanas privadas.