India, un potencial socio comercial para América Latina
Mientras la región espera las consecuencias de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, los principales socios de América Latina, India surge como una buena alternativa para convertirse en el próximo gran 'partner' comercial de Latinoamérica.
India fue en 2018 la séptima mayor economía global, pero podría situarse en el quinto lugar al finalizar 2019, de acuerdo con los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), pues es la que viene registrando el mayor crecimiento en el mundo (7.1% en 2018). Además, es la tercera según el Producto Interno Bruto (PIB) por paridad de compra y el segundo país más poblado del mundo, lo que abre la posibilidad de acceder a un mercado superior a los 1.300 millones de personas.
Este país asiático, sobre el que algunos análisis indican que superará a Estados Unidos en 2030 para ocupar la segunda posición como la mayor economía mundial, después de China, tiene sinergias cada vez más tangibles con América Latina y está llamado a ser uno de sus grandes socios comerciales. Así lo ha señalado el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el estudio 'Un puente entre América Latina y la India: Políticas para profundizar la cooperación económica', que ha elaborado en conjunto con el Banco de Exportaciones e Importaciones de la India.
En el estudio se destaca el potencial de flujos comerciales entre el país asiático y Latinoamérica si se eliminan algunos de los cuellos de botella que están impidiendo ampliar la relación comercial, pues se trata de dos de los principales motores del crecimiento económico mundial, que deberían aprovechar los beneficios de una colaboración más cercana. "Para América Latina, estrechar lazos con la economía de mayor crecimiento en el mundo representaría un gran salto en su recorrido hacia la internacionalización". Y es que en el actual panorama mundial, la región se vería muy beneficiada si diversifica sus socios comerciales y amplía su acceso a más mercados.
"América Latina tiene una fuerza de trabajo joven, formada y calificada, y es rica en reservas de recursos naturales y agrícolas. Debido a su creciente fortaleza industrial y manufacturera y a las mejoras continuas en la facilidad para hacer negocios, cada vez cobra mayor importancia como un destino para las inversiones. Por su parte, la India ofrece numerosas oportunidades para la cooperación, el comercio y las inversiones con países socios de América Latina", señala el informe del organismo internacional, al destacar las ventajas para ambas economías.
Un comercio en crecimiento
El flujo comercial entre América Latina y la India ha venido creciendo de manera importante en los últimos años y así lo evidencian las cifras, pues ha pasado de US$2.000 millones en el año 2000 a US$40.000 millones en 2018. Es decir, que el intercambio comercial se ha multiplicado por veinte en las dos últimas décadas, al mismo tiempo que las inversiones han ido en aumento.
En 2018, las exportaciones de Latinoamérica hacia el país asiático ascendieron a US$22.700 millones, mientras que las ventas de la India hacia la región alcanzaron los US$16.000 millones. No obstante, el estudio del BID advierte que el comercio se concentra en unos pocos países y productos. Es así, que Venezuela, México y Brasil representaron dos tercios de los envíos totales de la región hacia el mercado indio (31%, 21% y 17% respectivamente). Además, en su mayoría, se trató de productos extractivos que representan cerca del 70%, en tanto que los productos agrícolas se ubican arriba del 15% y las manufacturas industriales no son muy significativas.
En productos extractivos, las principales exportaciones de la región hacia la India fueron de aceites de petróleo (41,9%), minerales de cobre (12,8%), y oro en bruto (12,1%). En agricultura destacaron los aceites vegetales (11,1%) y el azúcar de caña (4,2%). En manufacturas se vendieron aparatos de transmisión y recepción (1,5%) y aparatos telefónicos (1,1%).
India, por su parte, exporta hacia América Latina principalmente productos manufacturados industriales y también hay concentración de destinos: México y Brasil adquirieron el 29% y el 28% de las exportaciones del gigante asiático, seguidos por Colombia y Chile con el 7% y el 6%, respectivamente.
Los productos manufacturados más vendidos hacia la región se concentran en vehículos automotores (19,9%), medicamentos (3,5%), motocicletas (2,1%) hilados de filamentos sintéticos (2,0%), insecticidas (1,4%) y fungicidas (1,1%). También se importan desde la India algunos productos extractivos como aluminio (1,7%) y aceites de petróleo (1,2%).
En 2018, las exportaciones de Latinoamérica hacia el país asiático ascendieron a US$22.700 millones, mientras que las ventas de la India hacia la región alcanzaron los US$16.000 millones.
Necesidad de reformas para reducir costos
Las perspectivas para un incremento del intercambio comercial son muy positivas, dado que se trata de regiones muy complementarias. Según el informe del BID, a mediano plazo las exportaciones latinoamericanas a la India podrían crecer un 42%, en tanto que las ventas del país asiático a la región podrían aumentar un 46%.
Para que eso se haga realidad, se deben implementar las reformas orientadas a la reducción de los costos comerciales. De acuerdo con el reporte, en 2016 el promedio de costo de un producto de Latinoamérica se había duplicado al llegar a la India y viceversa, debido a las barreras arancelarias y a las ineficiencias relacionadas con las rutas o mecanismos de transporte.
En efecto, los aranceles que impone el país asiático a los productos latinoamericanos alcanzan en promedio el 12,3%, siendo más bajos los que se imponen para los combustibles y muy altos para los bienes agrícolas, en los que los países de América Latina son más competitivos. Por su parte, las empresas indias pagan en la región un impuesto medio de 8,1%.
La recomendación entonces es que se aumente la cobertura de los acuerdos comerciales y de inversión, se creen mecanismos que faciliten el comercio, se realicen actividades de promoción focalizadas, se hagan reformas en la logística y se impulse la inversión en infraestructura. El éxito de la estrategia también implicaría la profundización de la cooperación técnica y el desarrollo de redes de negocio e interpersonales.