Impulsar el crédito a través de las titulizaciones
Uno de los proyectos clave que las instituciones europeas quieren impulsar este año es la Unión de Mercados de Capitales. En este proyecto coexisten varias iniciativas, como fomentar la inversión en infraestructuras de las compañías de seguros o la simplificación de los folletos que las empresas publican para poder financiarse en el mercado de capitales. Sin embargo, la que más tinta ha hecho correr es la propuesta de cambio legislativo para relanzar el mercado de titulizaciones en Europa.
¿Qué son las titulizaciones y qué propone Bruselas?
Para empezar, imaginemos un paquete de créditos. Una titulización consiste en transformar una serie de activos financieros ilíquidos (por ejemplo, estos créditos) en bonos, obligaciones o instrumentos similares que, en muchos casos, pueden negociarse en el mercado. El mecanismo de una titulización tradicional se basa en transferir una cartera de activos desde una entidad financiera o empresa a un vehículo sin patrimonio y que dicho vehículo emita bonos garantizados por dicha cartera. Normalmente, se emiten varios tramos de títulos en cada titulización, con distintos niveles de riesgo para satisfacer la demanda de diferentes tipos de inversores y minimizar el coste de la emisión.
Algunos de los objetivos perseguidos por las entidades que deciden titulizar son la captación de liquidez, la gestión de balance y la reducción de las necesidades de capital regulatorio, lo que va a permitir proporcionar crédito adicional. Este último es un objetivo habitual en el caso de entidades financieras, ya que les permite sacar de su balance activos con riesgo que requerirían niveles de capital elevados.
La Comisión Europea quiere diferenciar las titulizaciones de alta calidad y transparencia a fin de promover unos mercados robustos y sostenibles. En concreto, propone crear etiquetas para identificar aquellas que sean “Simples, Transparentes y Estándarizadas” (STS, siglas en inglés), que recibirían un trato regulatorio más laxo y acorde al menor riesgo que entrañan.
¿Qué pretende Europa con esto? Básicamente, aumentar – mediante el impulso a este mercado - la financiación disponible para empresas y familias entre 100.000 y 150.000 millones de euros.
Titulizaciones: ¿qué ha pasado en los últimos años?
Las titulizaciones han sido uno de los grandes damnificados de la crisis de las hipotecas subprime originada en EE.UU. La desconfianza hacia los productos complejos se extendió rápidamente desde 2008 a todas las titulizaciones lo que, sumado al aumento de la regulación financiera, paralizó este mercado. En Europa, pasó de tener 594.000 millones de euros en circulación en 2007 a 216.000 millones en 2014, viéndose el apetito inversor afectado negativamente por el contagio de EEUU y a pesar del buen comportamiento relativo de los productos europeos, según datos de la Association for Financial Markets in Europe (AFME).
Hubo que esperar hasta 2015 para ver un cierto resurgir. AFME calcula que en el segundo trimestre de 2015, se pusieron en circulación 46.600 millones de euros en titulizaciones en Europa, un 33,6% más que los 34.900 millones del primer trimestre de ese mismo año.
Detrás de este renacer, encontramos una avalancha de documentos con recomendaciones y peticiones por parte de diversos organismos internacionales, que se han materializado en iniciativas regulatorias en Europa así como otras actuaciones en apoyo a las titulizaciones. El primero en actuar fue el Banco Central Europeo (BCE) que, en 2014, lanzó un plan de compra de bonos de titulización que cumplieran ciertos criterios de calidad. La medida buscaba animar a las entidades financieras a emitir de nuevo este tipo de deuda, y consecuentemente, reactivar el crédito.
Por su parte, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) inició una consulta pública en 2014 (hasta enero de 2015) para ayudar a la Comisión Europea a definir las áreas de reforma regulatoria relacionadas con este mercado. Las recomendaciones, publicadas en junio del año pasado, proponen un tratamiento regulatorio más estricto para las titulizaciones complejas y opacas, y otro más laxo para las que cumplan determinados estándares. Exactamente el mismo enfoque que se ha plasmado en la propuesta regulatoria que llegó después desde Bruselas.
El FMI también se ha mostrado favorable a un cambio regulatorio de las titulizaciones, que reduzca el papel de las agencias de rating y homogenice estos instrumentos por factores de riesgo, como sostiene en dos informes publicados en enero y mayo de 2015. El FMI considera que un mercado de titulizaciones que funcione bien es una fuente “idónea” para que los bancos aumenten su capacidad de dar crédito y las pymes, de financiarse. Este organismo añade la introducción de un trato distinto para las emisiones de este tipo que sean de alta calidad.
En esta línea, España promulgó el año pasado el proyecto de ley de fomento de la financiación empresarial, en el que se actualiza, entre otras cosas, el marco legal de las titulizaciones y se deroga la necesidad de que la financiación de los fondos de titulización tenga al menos un rating.
BBVA ha sido una de las entidades que más abiertamente ha defendido su postura respecto a la regulación de las titulizaciones. En su respuesta a la consulta lanzada por la EBA, en enero de 2015, BBVA se muestra partidario de la creación de una etiqueta que agrupe las titulizaciones simples y transparentes, cuya promoción es clave para la revitalización de unos mercados de titulizaciones robustas o de alta calidad y defiende, al igual que ha hecho el FMI, que se reduzca la relevancia de los rating en la regulación de las titulizaciones.