Historias plasmadas dentro de tres importantes museos
Gracias a la investigación y exploración de los museos nacionales, hoy en día se puede conocer la historia, la identidad cultural y las costumbres de cada país, lo que los convierte en un patrimonio nacional educativo.
El historiador Tomás Pérez Vejo participó como moderador en la mesa “Ilustración y coleccionismo de los museos nacionales”, en el evento virtual “Diálogos México-España”, presentado por la Fundación BBVA México. Esta charla contó con la participación de tres ponentes expertos en el ámbito del arte, Andrés Úbeda de los Cobos, director de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado; Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología y Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, quienes sostuvieron un diálogo sobre la importancia y necesidad de contar con estos recintos de arte y cultura en ambas naciones.
El nacimiento de grandes colecciones
Úbeda explicó que el Museo Nacional del Prado abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1819, y cuenta con un triple origen, que es la Colección Real, con incorporaciones relacionadas con el Museo de la Trinidad y con la anexión del acervo voluntario de instituciones públicas y privadas. Y destacó: “El Museo Nacional del Prado es auto reflexivo, muestra distintas y sucesivas generaciones de artistas desde Tiziano hasta Picasso”.
Por su parte, Saborit comentó que el Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional de Historia son fruto del desgarramiento del Museo Nacional que se creó en 1825 y que amasó una importante colección de objetos, pinturas y libros relacionados con la historia natural, con la arqueología y la antropología a lo largo del siglo XIX y XX.
Rueda explicó que el Museo Nacional de Historia inició el 19 de marzo de 1825, recordando que en ese momento hubo una separación de México con España y junto con la discusión de cómo tenían que ser las formas de gobierno en México, se tenía que ir construyendo una memoria propia. En ese momento -señala-, se contaba con la colección del siglo XVIII por Lorenzo Boturini, posteriormente realizaron una convocatoria para recopilar todos aquellos objetos que tuvieran que ver con la historia de la guerra independencia, llegó una gran cantidad de objetos, desde armas, pedazos de ropa, sombreros, documentos rotos y se tuvo que organizar y catalogar cada objeto, concibiendo la historia de México, desde los dinosaurios hasta el día de hoy.
Relación del poder político con los Museos nacionales
Saborit expuso que el tema político está detrás de la Fundación del Museo Nacional de Historia. En 1825, el historiador Lucas Alamán tenía muy claro y entendía la responsabilidad que era un museo nacional, en donde se construirían historias nacionales, sin embargo, estaba vinculado al poder político, iniciando con dos habitaciones de la universidad y con la historia del siglo XIX, hasta que se le designó un espacio en la antigua Casa de Moneda, a un costado del Palacio Virreinal.
Rueda comentó que “el Castillo de Chapultepec fue construido para ser el palacio virreinal, mismo que después fue residencia del emperador y posteriormente de todos los presidentes republicanos, así como de la familia de Benito Juárez, digamos que desde la república restaurada hasta 1939”.
El director del Museo Nacional de Historia mostró cómo las distintas épocas han ido construyendo una historia patria. Como ejemplo, señaló que en el caso del Castillo de Chapultepec, desde los años 40 y 50, hasta los 70 se pintaron murales de grandes maestros, como José Clemente Orozco, Juan O’Gorman, David Alfaro Siqueiros y de Antonio González Orozco, mismos que tienen que ver con la manera como en esos años se pensó oficialmente la historia nacional y que ahora ya no son parte del discurso museográfico, “sino son obras de arte que se exponen en el Castillo de Chapultepec”, resaltó.
Rueda dijo que, debido a los cambios que ha habido, ya no se tiene que estar ligado a una historia oficial como la que estaba en los libros de texto para los niños, sino que al revés, había que abrir un poco esa historia para que ellos tuvieran otra idea de “nuestra historia patria”. Por lo que comentó que el Museo Nacional de Historia se tiene que mover con efemérides nacionales, como en este año con la consumación de la independencia, el año próximo con los 550 años de la muerte de Nezahualcóyotl y los 150 años de la muerte de Benito Juárez y de esta manera ir creando exposiciones temporales que tengan que ver con estos temas.
Por su parte, Úbeda comentó que el Museo Nacional del Prado no era lo que es ahora, un museo nacional, fue un museo real, el eje del propio monarca que sacó al principio una parte importante de su colección española, luego una española e italiana a un edificio que había sido construido para otro uso diferente y ahí fue donde permitió un acceso relativamente público a las colecciones. Al inicio como un proyecto borbónico dentro de un eje de cultura ilustrada que suele ser el Paseo del Prado donde hay distintas instituciones, cuyo discurso ideológico es muy marcado desde la monarquía que se preocupa por la ciencia, el bienestar del pueblo, así como del urbanismo, la salud y la salubridad pública. Pero, que, además, tiene entre otros ejes el propio Museo Nacional del Prado, el cual fue concebido como Academia de Ciencias, el Jardín Botánico y el Observatorio Astronómico, aun cuando no es una filosofía distinta a la que impulsa el proyecto.
“Lo cierto es que la sala 12 seguirá siendo, desde 1899, el lugar principal que acoge la obra de Velázquez –ahondó Úbeda-, así como el eje que articulará la disposición de las colecciones de la planta principal del Museo”.
Los museos, lugares de piezas e investigación
El director del Museo Nacional de Antropología comentó que la docencia y la investigación son los dos elementos fundamentales en los museos. No puede haber un museo que no vigile su vocación didáctica, educativa y que olvide sus deberes con la investigación, ya que son centrales; esto mantiene vivo a un museo.
Comentó que desde hace tres años inició la reorganización de los 6,000 metros cuadrados dedicados a la etnografía, tomándoles por sorpresa la pandemia y a través de diversas herramientas fue como se pudo seguir trabajando intensamente.
Úbeda, doctor en Historia del Arte y director de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado, destacó que han creado recientemente un centro de estudios que pretende ser el embrión de una escuela quizás de tercer ciclo, en la cual están intentando ofrecer una educación alternativa y complementaria a la de la universidad española, apostando seriamente por el estudio de la pieza, del objeto artístico, así como de emprender una investigación en ese sentido.
Rueda comentó que tanto el Museo de Antropología como el de Historia cuentan con áreas de investigación, las cuales no sólo producen conocimiento “el de antropología, arqueología, etnografía y música de todo lo que van recogiendo y que van resguardando”.
Por lo que refiere al futuro, el director del Museo Nacional de Historia explicó que el Castillo de Chapultepec tiene el mismo espacio desde 1944 a la fecha, contando con cien mil piezas, el doble a las que tenía cuando se abrió, que eran 56,000 e incluso, que llegó a tener más, pero a la reapertura del Museo del Virreinato y museos regionales fueron repartiendo muchas piezas, pero aun así ha seguido creciendo.
Rueda destacó a un personaje que está ligado a las artes plásticas, José Moreno Villa, artista español que llegó a México en los años 40, quien explicó en su momento la historia de México con fineza y exactitud: “La historia de México está de pie, aquí no ha muerto nadie a pesar de los asesinatos y los fusilamientos, están vivos Cuauhtémoc, Hernán Cortés, Maximiliano de Habsburgo, Don Porfirio Díaz y todos los conquistadores y todos los conquistados, esto es lo original de México, todo el pasado suyo es actualidad palpitante, no ha muerto el pasado, no ha pasado, lo pasado se ha parado”.
Saborit concluyó con una reflexión que compartió con el público conectado en este foro virtual: “El pensar de los museos, es pensar en la construcción de un conjunto de herramientas que permiten volcar su atención hacia el pasado, pero sobre todo hacia la actualidad y lo que interpela en los museos, los objetos, las piezas y las obras que están ahí guardadas”.
Úbeda finalizó su participación invitando a las personas a visitar los museos de las ciudades en las que viven, así como a conocer y a reflexionar “ya que son lugares con un plus extraordinariamente vivo y dinámico”.