Henry Dunant, el fundador de Cruz Roja
Cada ocho de mayo se celebra el Día Mundial de la Cruz Roja, en el que se conmemora el nacimiento de su fundador, Henry Dunant. Tras vivir de cerca la guerra, el empresario ginebrino escribió una obra que, sin saberlo, dio origen a la mayor asociación de ayuda humanitaria de la historia.
Henry Dunant fue un hombre de negocios nacido en Ginebra en 1828. En 1859, un asunto de trabajo hizo que se desplazara hasta el norte de Italia en busca de Napoleón III. Allí, en pleno enfrentamiento entre franceses y piamonteses contra austriacos, Dunant fue testigo de la batalla de Solferino. El empresario ginebrino quedó impresionado por la escena: más de 40.000 muertos y heridos tendidos en el campo de batalla sin recibir apenas atención sanitaria porque los servicios militares no daban a basto.
Al volver, reflexionó sobre lo sucedido en su obra Recuerdo de Solferino. “¡Cuánta agonía, cuánto sufrimiento! Las heridas, agravadas por el calor, por el polvo, por la falta de agua y de asistencia, causan más intensos dolores”, escribía en su crónica. Y lanzaba una pregunta al aire:
“¿No se podrían fundar sociedades voluntarias de socorro cuya finalidad sea prestar o hacer que se preste, en tiempo de guerra, asistencia a los heridos?
Y la respuesta fue la creación, en 1863, del Comité Internacional de la Cruz Roja. A través de este comité se celebró una conferencia en 1864 tras la cual doce Estados firmaron un compromiso de protección de los militares heridos en campaña.
El camino de la Cruz Roja
Desde entonces, Cruz Roja ha estado presente en numerosos conflictos bélicos y ha ampliado sus servicios a otras muchas situaciones de necesidad como desastres naturales, pobreza extrema o epidemias.
Con los años, la institución ha ido definiendo sus propios principios (humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, carácter voluntario, unidad y universalidad) y ha intentado llevarlos a cada lugar del mundo donde se necesita o se ha necesitado ayuda humanitaria.