Guía para que la vuelta al cole no les resulte tan dura a los niños
Todo lo bueno se acaba. Y también ocurre con las vacaciones de verano de los niños, pese a que duran cerca de dos meses y medio. Tras más de diez semanas fuera de las aulas, en septiembre los pequeños de la casa ven como casi de un día para otro pasan de estar todo el día jugando, a verse las caras con los profesores, las clases, los deberes y los exámenes.
Llegado el momento de ingresar en las aulas, los padres y los niños pueden enfrentarse a tres situaciones distintas que, como tales, requieren de enfoques diferentes:
- La primera experiencia de un niño en un aula
- La vuelta al centro que dejó antes de verano
- Un cambio de centro escolar
Su primer cole
Si el pequeño no ha vivido una experiencia previa de guardería, los primeros días de su nueva escolarización en la etapa de educación infantil suponen un cambio tan importante que los padres deben preparar al niño ante la novedad que supone su ingreso en un aula.
“Los niños pasan de estar siempre protegidos por el entorno familiar a que una buena parte de su día transcurra con profesores a los que no conocen y a compartir tiempo, juegos y materiales con un buen número de niños a los que no han visto jamás y que, posiblemente, extrañen la situación tanto como ellos. No es fácil y puede ser un cambio traumático. Por eso, los padres deben anticipar con el niño las situaciones que va a vivir, en la medida de lo posible”, afirma María Torrijos, pedagoga infantil.
El primer paso es hablar al pequeño que en unas semanas irá al colegio, como va su hermano o algún familiar o amigo cercano que ya esté escolarizado. “Hay que transmitirle que el colegio es un lugar en el que va se va a sentir bien, donde va a conocer muchas cosas buenas y que va a hacer "amiguitos". Los niños se hacen mejor a las nuevas situaciones si les ayudamos a visualizarlas previamente. Por eso, conviene acercarse con ellos al centro escolar durante el verano para que conozcan el edificio, e incluso las aulas, donde va a pasar el día a partir de septiembre”, advierte Torrijos. “Cuanta más información visual disponga, mejor se irá haciendo a la idea”.
Probablemente, la llegada del cole sea para el pequeño la primera vez que se vea obligado a madrugar en su vida y en este aspecto también merece la pena anticipar el nuevo horario. “Lo ideal es que una o dos semanas antes de que comience el curso escolar, los padres despierten al niño explicándole por qué lo hacen y establezcan con él una rutina de despertarse pronto, desayunar y vestirse”, propone la pedagoga. “La nueva rutina puede cerrarse con un momento de juego con el pequeño para que el progresivo cambio no le provoque rechazo”.
Tanto si el niño va en transporte escolar a clase como si lo acompaña hasta el mismo centro el padre o la madre, la despedida en el momento de la separación debe ser breve, como relata María Torrijos: “Un beso y un abrazo acompañados de unas palabras cariñosas son la base de la mejor despedida. El niño tiene que saber que alguno de sus padres acudirá a recogerle cuando salga de clase y que, mientras tanto, estará bien en el cole. Hay que huir de las escenas lacrimógenas”.
Se recomienda un contacto frecuente con los profesores durante las primeras semanas para conocer cómo está reaccionando el pequeño ante la nueva situación así como para conocer las actividades que está realizando. Reproducir en casa con el niño algunas de las canciones, los juegos o las fichas que están viendo en el aula y aplaudir sus pequeños logros, incrementa su seguridad acerca de lo que está viviendo en el colegio.
Por último, María Torrijos aconseja a los padres armarse de paciencia durante las primeras semanas: “Si el niño se siente arropado y los padres le transmiten tranquilidad, la adaptación será buena antes o después. No conviene alarmarse si los primeros días son duros o al pequeño le cuesta más de lo previsto. Cada niño es un mundo y necesita su tiempo. Lo más importante es que se sienta acompañado y querido”.
La vuelta al cole
Las largas vacaciones de las que disfrutan los escolares hacen que la vuelta al colegio no siempre sea apetecible. Como ocurre con la vuelta al trabajo de los adultos, los hay que lo llevan mejor que otros pero en todo caso, abandonar el periodo de descanso para entrar en la rutina de las obligaciones no es automático. De ahí que la búsqueda de motivaciones e implicar a los niños en el proceso sea de lo más recomendable.
Reproducir en casa canciones, juegos o fichas que están viendo en el aula y aplaudir los logros del pequeño, incrementa su seguridad acerca de lo que está viviendo en el colegio.
“Lo que más complica la vuelta es, sin duda, el cansancio. Durante el verano se cambian los hábitos, nos levantamos y nos acostamos más tarde, comemos a horas distintas… y al final el cuerpo necesita tiempo para hacerse. Por eso, hay que tratar de volver a la normalidad unos días antes de que empiece el cole y que así el cuerpo del niño se habitúe”, reflexiona María Inmaculada Gortázar, directora y psicóloga del Instituto de Terapias Psicológicas.
El niño va a sentirse más identificado con el regreso a las clases si participa en el proceso como señala la psicóloga: “Hagamos al niño partícipe de la vuelta al cole. Que forme parte del proceso de la compra de ropa nueva o de los uniformes, de los libros y del nuevo material que va a utilizar. Parece que cuando las cosas son nuevas, el curso también puede serlo y eso es algo que suele funcionar”.
Otro factor a favor, al igual que sucede con los adultos, son las relaciones personales. Organizar un encuentro previo al comienzo de las clases con los amigos del colegio, permite al niño recuperar buenas sensaciones y que planeen entre ellos nuevos retos personales de cara al nuevo curso.
Es conveniente también interesarse por lo que esperan en su regreso a las aulas más allá de lo propio de los libros. “Los niños realizan actividades extraescolares que también forman parte de sus labores de diario. Preguntémosles qué les apetecería hacer este año: deportes, música o cualquier otra actividad que les ilusione y que ayude a disminuir la sensación de no tener otra cosa que no sea estudiar”, recomienda María Inmaculada Gortázar.
Uno de los aspectos que suelen surgir con la vuelta al cole son los horarios que los padres establecen para las obligaciones y el tiempo libre en casa. La directora del Instituto de Terapias Psicológicas se refiere a este respecto: “Los padres deben decidir cuántas horas de ordenador, televisión, juegos y estudios van a corresponder en cada caso, y lo ideal es planificar la estrategia con cierta antelación dejando que el niño la conozca. Si además el curso anterior ha sido bueno, se le puede premiar con algún cambio como puede ser dejarle más tiempo para hacer algo que le guste o probar con alguna cosa nueva que le motive”.
Cambio de cole
Un descontento con el centro escolar donde estudia, una separación de sus padres o un nuevo domicilio suelen ser las causas más frecuentes para que el niño se enfrente a un cambio de colegio. Una situación que en la mayoría de los casos genera temor, frustración o enfado en quienes lo sufren.
“Salvo en los casos en los que el niño pida que sus padres le cambien de colegio porque lo está pasando mal, la sola idea de cambiar un lugar que conoce perfectamente, y en el que se encuentra cómodo, por otro del que apenas sabe nada, suele generar miedo y ansiedad en el niño”, explica María Torrijos.
Asimismo, en opinión de la pedagoga, la edad del chico es un factor que puede influir decisivamente en su adaptación al nuevo centro: “Los más pequeños se aclimatan mejor que los mayores por normal general. A partir de los diez años, convertirse en el nuevo de clase puede pasar a ser algo más complejo y con más provisto de matices de lo que en principio podría parecer. El niño llega para tratar de integrarse en una clase donde sus compañeros ya tienen establecidas sus propias relaciones desde hace años y no siempre es fácil encajar en ese ecosistema desde un principio”.
Para que el cambio resulte lo menos traumático posible, se debe informar al chico antes de que termine el curso en su colegio y que así pueda despedirse de sus compañeros y profesores. Lo ideal es que pueda sentir que cierra satisfactoriamente esa etapa de su vida y estar así preparado para afrontar la siguiente. No hay por qué ofrecerle todos los detalles desde el primer momento sino que se recomienda comprobar cómo va digiriendo la noticia y mantener sucesivas reuniones con él para ir desvelando los pormenores poco a poco. Eso sí, los padres deben ser claros en sus explicaciones e ir respondiendo a la dudas que le vayan surgiendo.
Conviene que conozca su nuevo colegio antes de que llegue el primer día, así como que sepa cómo es un día tipo en el nuevo centro. Los comienzos suponen muchos cambios y saber las principales diferencias entre el colegio que deja y el nuevo, eliminará muchas incertidumbres en el chico.
Por último, los padres deben mantener una comunicación muy fluida con su hijo los primeros días del nuevo curso. Interesarse por cómo se siente, por la opinión que va teniendo de sus compañeros, por las clases, los profesores, las actividades que realizan y, en general, por cualquier aspecto por el que muestre interés o preocupación el chico.
La vuelta al cole para los padres
Septiembre se convierte también en todo un reto para los padres. En concreto para los bolsillos de los padres, ya que tras los gastos de las vacaciones de verano, la vuelta al cole supone un incremento del gasto familiar en muchos aspectos: ropa nueva o uniformes, libros de texto, material escolar, transporte, comedor o actividades extraescolares.
Los españoles gastan entre 400 y 500 euros extra cada septiembre en los apartados citados anteriormente. Una cantidad que puede desequilibrar la economía familiar, sobre todo si se tiene más de un hijo.
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