Guía para que los hijos no cometan los mismos errores financieros que sus padres
Todos cometemos errores financieros a lo largo de nuestra vida. Tomamos decisiones de las que muchas veces nos arrepentimos y nos gustaría poder volver atrás para revertir la situación. Pero podemos aprender de estas decisiones y evitar que nuestros hijos vuelvan a tomar algunas parecidas, llegado el momento.
Por eso vamos a ver una guía para que los hijos no cometan los mismos errores financieros que sus padres. Llevar a cabo una gestión 100% efectiva de las finanzas personales es casi imposible y equivocarse es más fácil de lo que parece. Casi todo el mundo termina cometiendo los mismos errores, aunque quizás la diferencia más significativa sea durante cuánto tiempo nos afecta dicha decisión. Lo ideal es poder ver el charco antes de pisarlo, así por lo menos estaremos preparados para afrontar las consecuencias de una mala decisión.
Educación financiera
Este es uno de los aspectos a los que menos importancia se da y que más nos afectan en nuestra vida. Aprendemos muchas cosas, pero no tenemos una educación financiera adecuada, que nos ayude a tomar decisiones con sensatez. No se trata sólo de manejar determinados conceptos económicos, como saber qué es el TAE o el Euribor, sino también no mantener una actitud financiera responsable.
A veces es sólo una cuestión de sentido común en cuestiones como aprender a ser consumidores inteligentes, el nivel de deuda que podemos tener, saber ahorrar o invertir nuestro dinero a corto y a largo plazo, etc. Y sobre todo dejarse asesorar por expertos.
Mantener un presupuesto mensual y anual
Un ejemplo claro de un error que no se debería cometer, es no mantener un presupuesto mensual y anual de gastos e ingresos. Para la mayoría de las personas, sus ingresos serán fijos de forma mensual, más o menos previstos. Los gastos pueden variar en función de las facturas o pagos domiciliados, pero nos podemos ir haciendo una idea del límite de gasto que podemos hacer para no superarlo.
Un error muy común es gastar más de lo que debes, lo que muchas veces nos obliga a recurrir al crédito de forma continuada, aplazando pagos de un mes para otro. Esta espiral tenemos que cortarla en algún momento, para no tener problemas financieros graves. Y sobre todo, una vez que estamos al día, cambiar de hábitos para ceñirnos al límite de gasto que nos permita nuestro balance de ingresos y gastos.
No pensar en el ahorro a largo plazo
Una vez que ya sabemos mantener un presupuesto equilibrado, lo ideal es reservar un porcentaje de nuestros ingresos para el ahorro. Esto es una práctica que en principio cuesta llevar a cabo, pero que a la larga se agradece mucho. Quizás tenemos que empezar con pequeñas cosas, ahorro a tres cuatro meses, que nos de una recompensa al esfuerzo realizado. Una vez que ya tenemos el hábito podemos empezar a pensar en otro tipo de fórmulas de ahorro a largo plazo.
Un ejemplo sería la contratación de un plan de pensiones que complemente nuestros ingresos llegado el momento de la jubilación. Pero también se puede ahorrar a medio plazo para tener unas vacaciones mejores o tener ahorros para realizar alguna reforma en casa que tengamos pendiente. Otro ejemplo sería ahorrar para el momento en el que nuestros hijos tengan que ir a la universidad, especialmente si lo que deseamos es que estudien en otra ciudad, lo que puede disparar el nivel de gasto. No sólo se trata de pagar el coste de la educación, sino muchas veces el alquiler, manutención, etc.
Asegurar lo importante en nuestra vida
Es importante que nuestro patrimonio esté seguro, pero también otras cosas que son importantes en nuestra vida. No se trata sólo de tener un seguro de hogar o de automóvil, sino de asegurar los ingresos necesarios en caso de una enfermedad grave o, llegado el caso, fallecimiento, para que nuestra familia no quede expuesta a una deuda que luego no podrán pagar.
Pero también aquí hay que tener cuidado con las decisiones financieras que se toman. Un ejemplo claro son los avales y la petición que en algún momento alguien, por lo general un familiar nos puede hacer para que le avalemos. Lo cierto es que si lo necesita es porque esta persona tiene riesgo de impago y dicho riesgo de impago lo cubrimos nosotros.
También parte de nuestra responsabilidad para asegurar nuestras finanzas consiste en crear fondo de reserva para imprevistos y no estar al descubierto. Sobre todo es básico si no tenemos capacidad de ahorro o ésta es muy limitada. Tendremos que ser muy pacientes y reservar poco a poco una cantidad que nos permita salvar un gasto no presupuestado con solvencia. De esta forma evitamos endeudarnos en este momento o ir comprometiendo el presupuesto de los meses sucesivos.
Saber invertir
Pero los errores financieros muchas veces tienen que ver con la inversión. Un ejemplo claro es no diversificar las inversiones, asumiendo un mayor riesgo de forma innecesaria. Invertir en el mercado inmobiliario, bolsa, renta fija o en diferentes países para evitar asumir riesgo en un único mercado. Lo ideal en este caso es asesorarse por expertos que nos ayuden a elegir de forma cuidadosa nuestras inversiones.
También debemos ser conscientes de que todo lo que sube baja. Hace pocos años parecía que invertir en el mercado inmobiliario era algo seguro, que no pararía de crecer el valor de la vivienda. Los más pesimistas, como mucho, pronosticaban que se mantendría. Finalmente hemos visto que no es así, y esto lo podemos llevar a otro tipo de inversiones, donde el valor al alza no siempre significa que sea una buena inversión. Hay que saber en qué momento de la curva de crecimiento de la inversión decidimos entrar.
Muchas veces buscamos un beneficio rápido, queremos hacernos ricos rápido y lo cierto es que esto implica muchas veces asumir un alto riesgo. Por supuesto, aquí hay que tener cuidado con todos aquellos que nos prometen rentabilidad fácil y rápida a nuestras inversiones. El caso contrario, que también puede ser un error, es no invertir y conservar todo el dinero que tenemos para el ahorro, sin obtener una rentabilidad por el mismo a fin de no asumir ningún riesgo.
Aprender a financiarnos
Por último, a lo largo de nuestra vida vamos a necesitar financiación en muchos momentos. Es importante que sepamos qué condiciones de financiación nos ofrecen, aprender a comparar diferentes ofertas, etc. Por lo general, esto lo hacemos en los grandes préstamos como las hipotecas, pero no tanto en los personales o de consumo.
Lo mismo ocurre en la financiación de compras a través de microcréditos que podemos comparar con la que nos ofrece nuestra tarjeta de crédito o un crédito de personal en nuestra entidad financiera habitual, una solución muy rápida y efectiva para sacarnos de un apuro o evitar tensiones de tesorería en nuestra cuenta, pero que, en todo caso, tiene un coste que tenemos que valorar.
Todos estos aspectos nos ayudarán a tener unas finanzas más saneadas, a no correr riesgos innecesarios en nuestras inversiones, mantener un cierto ahorro y ser previsores para el futuro, lo que al final nos permite disfrutar del dinero que ganamos y vivir sin sobresaltos en el medio y largo plazo.