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Economía Act. 08 jul 2016

Guía para entender el descenso del precio del petróleo, sus efectos y futuras consecuencias

Durante los últimos meses del pasado año hemos asistido a un fuerte descenso en los precios del petróleo, aunque inicialmente parece una buena noticia, hay que tomarla con precaución ya que tras los efectos evidentes, se pueden esconder futuras consecuencias preocupantes.

petroleo

Caída de las cotizaciones

Para entender la caída de las cotizaciones del petróleo hay que acudir al clásico juego de oferta y demanda. Se trata de una ecuación muy simple en su forma más rudimentaria: si la oferta supera la demanda, los precios bajan, si es al revés y la demanda supera la oferta, los precios suben.

Durante el año 2014 hemos vivido lo que parece ser, según las variables macroeconómicas, una recuperación incipiente de la crisis financiera mundial que llevamos años sufriendo. Sin embargo, esta recuperación es tan lenta como tímida.

Como la recuperación económica no termina de consolidarse, la demanda energética no está siendo especialmente fuerte. Economías como la China, que requieren grandes cantidades de energía, son muy dependientes del crecimiento mundial, crecimiento que no termina de arrancar.

En el lado de la producción, la oferta no para de crecer. Estados Unidos, con la tecnología de extracción de petróleo de esquisto, ha disparado su producción a niveles no vistos desde 1970, mientras que, el resto de países productores ha seguido extrayendo petróleo a un ritmo constante.

En las sucesivas reuniones de la OPEP, que podrían haber ayudado a estabilizar los precios mediante una descenso en la producción, no se ha considerado reducir en gran medida el ritmo de extracción de petróleo, de manera que, entre esta “no-reducción” y el superávit de producción de Estados Unidos, han creado una enorme oferta.

Como decíamos al principio, una débil demanda con una oferta abundante consiguen que se produzca un abaratamiento de los precios que, gracias a la globalización e inmediatez de los mercados financieros mundiales, se ha producido de forma rápida y sostenida.

Efectos inmediatos

El primer efecto es obvio, al abaratarse la materia prima, el petróleo, se abaratan sus derivados: carburantes, derivados plásticos y cualquier tipo de derivado petroquímico.

Si ponemos el punto de mira en los carburantes, podemos comprobar que la gasolina y el gasóleo llevan varias semanas rebajando sus precios al por menor, aunque en menor medida que el petróleo. Esto se debe a que aproximadamente la mitad del precio de la gasolina proviene de impuestos, de forma que una bajada del 50% en el precio del petróleo sólo abaratará la gasolina un 20%.

En España, donde un 70% de la distribución se hace por carretera, un descenso en los costes de los carburantes producirá un descenso automático en los costes de la distribución que, una vez repercutido al consumidor, verá abaratarse los productos que consume.

Si miramos al extranjero, hemos de poner la vista en las repercusiones para los países productores. Existen varias economías en las que el petróleo constituye una de sus principales exportaciones. A menor precio de éste, menor entrada de dinero, déficit público, depreciación de su divisa, etc… esto lo podemos verificar con los casos de Rusia. Ya hemos visto cómo el rublo ha sufrido una seria depreciación en el mercado de divisas víctima de la caída del precio del petróleo entre otros.

Futuras consecuencias

De seguir así los precios, muchos países productores podrían sufrir consecuencias parecidas a las de Rusia o incluso más graves. Podría este ser el caso de Venezuela, cuya exportación más valiosa es el petróleo y que produce gran parte del dinero que necesita el gobierno para hacer funcionar el estado. Un descenso prolongado de los precios podría provocar inestabilidad política y social y fuertes tensiones internas.

Si volvemos al juego de la oferta y la demanda, es posible analizar las consecuencias derivadas de la situación actual a largo plazo (unos cinco años). Haciendo un ejercicio de lógica se puede suponer que conforme menor es el precio de algo, menos interesa buscarlo y explotarlo.

Con los actuales precios del petróleo, los proyectos de exploración para buscar nuevos yacimientos se paralizan hasta mejor momento. Por otro lado, las explotaciones menos rentables, es decir las que tienen mayores costes, que eran viables con el petróleo a 100$, ahora son imposibles de mantener ya que operan a pérdida. Por tanto, se cierran.

Las empresas de maquinaria y suministros petrolíferos podrían experimentar tiempos difíciles al no abrirse nuevas explotaciones, verían reducirse sus ventas y aumentar su stock. Todo esto lastraría sus beneficios. En el otro lado están las empresas petroquímicas, dado que su principal materia prima se abarata, verán aumentar sus beneficios.

La energía barata impulsará el gasto a largo plazo e incluso el derroche. Con el petróleo a precio tan bajo, no merece la pena en muchos casos invertir en energía renovable, nuclear, etc… por tanto, la demanda de petróleo crecerá.

Dado que tenemos un proceso de oferta menguante que se cruza con una demanda ascendente, en el futuro podríamos ver el fenómeno inverso, una escasez que haría regresar los precios a valores máximos ya que retomar los proyectos de exploración y reabrir instalaciones cerradas no es directo y se podrían necesitar años para reequilibrar la balanza de la oferta y la demanda.

Conclusión

La demanda puede descender, pero en una commodity tan importante como lo es el petróleo, no se verá reducida a cero, al menos en el corto plazo. Actualmente nos encontramos cerca de los mínimos que vimos al principio de la crisis financiera, al alcanzarse este punto, podríamos estar ante un punto de inflexión y ver cómo los precios comienzan a recuperarse paulatinamente. Al final, en economía nada es bueno ni malo, todo depende de la lente que se utilice para mirar.

Imagen | Shutterstock