Guía para emprender un negocio propio con el menor dinero posible
Emprender es una aventura emocionante y llena de retos en la que es preferible viajar ligero, sobre todo al principio. Una mala planificación puede dar al traste con un proyecto prometedor, por lo que conviene afianzarse económicamente en el arranque.
Los comienzos siempre son complicados para el emprendedor. Aunque la idea sea buena, hay que tener músculo financiero para afrontar los gastos de entrada. Por ese motivo, conviene no dar pasos en falso y seguir algunas pautas para minimizar costes y no caer en un exceso de deuda.
Sobre seguro
Si se está trabajando y se quiere mantener una fuente de ingresos segura, es preferible mantener el empleo mientras se van dando los primeros pasos en el mundo del emprendimiento. De esta forma, no se juntarán los quebraderos de cabeza inevitables cuando se arranca un negocio, con otros igual de importantes como el pago de la vivienda, las facturas o los gastos del día a día.
Plan de empresa a punto
Hay que dar muchas vueltas a los números del plan de empresa. Al igual que hace falta un presupuesto para gestionar la economía doméstica, es imprescindible saber a ciencia cierta qué cantidad va a ser necesaria para arrancar y sacar adelante el proyecto. Por lo tanto, conviene invertir el tiempo que sea necesario para comparar precios, escoger las opciones más ventajosas sin que suponga una merma de calidad, tener muy claro el precio del producto o servicio que se va a ofrecer, diseñar un plan de crecimiento fiable, etc.
Una oficina sin ataduras
En los comienzos es preferible ir ligero de equipaje e intentar no comprometerse con contratos a largo plazo. Si es necesario alquilar una oficina, lo más conveniente es empezar por un contrato asequible con una duración de un año, para evitar tener que asumir costes extras en caso de que el negocio termine. En estos casos, hay opciones temporales y más flexibles que pueden ser de ayuda al principio, como alquilar un espacio en un ‘coworking’.
La opción del teletrabajo, si es posible, ahorra muchos costes (alquiler, agua, luz, mobiliario…) y ofrece la ventaja de que se puede trabajar casi desde cualquier sitio.
Cuidado con las deudas
Si el negocio es pequeño y puede crecer poco a poco, la opción menos arriesgada es la financiación con recursos propios o con la ayuda de amigos o familiares. Si no es posible y hay que recurrir a la ayuda externa, se puede acudir a las entidades bancarias que ofrecen productos especializados para emprendedores o a las ayudas estatales. En todos los casos, es necesario tener mucho cuidado para no endeudarse en exceso, planificar correctamente qué necesidades se van a tener en el futuro e informarse muy bien antes de elegir la fuente de financiación.
Formación sin límites
Si lo que se necesita es formación en determinados aspectos del emprendimiento, internet es la puerta de acceso a multitud de informes, artículos especializados y ‘blogs’, que son de gran ayuda y no suponen ningún coste. Además, hay una gran oferta gratuita de cursos ‘online’ masivos y abiertos (MOOC, en su siglas en inglés) que abarcan todos los conocimientos que necesita un emprendedor y están impartidos por centros y universidades de prestigio como Harvard o Stanford. No hay que olvidar la importancia de adquirir los conocimiento y habilidades financieras necesarias para el desempeño de la aventura empresarial y contar con el asesoramiento adecuado en temas financieros. BBVA dispone de talleres para emprendedores y pymes para apoyar su crecimiento, sostenibilidad y favorecer su impacto social.
En resumen, la mejor manera de llevar a buen puerto un proyecto propio es planificar previamente los gastos, tener muy claras las fuentes de ingreso y evitar el exceso de deudas. Para más información sobre educación financiera para empresas, encontrará contenidos relevantes en el Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA.