¿Hay una guerra comercial entre Estados Unidos y China?
Los temores de una guerra comercial entre EE. UU. y China crecen día a día. Tras el anuncio por parte de Donald Trump de aranceles extraordinarios al 10% de los productos chinos importados por Estados Unidos, ambas potencias han entrado en un dinámica del ojo por ojo en materia de comercio que ha desconcertado a los inversores y sacudido los mercados. Sin embargo, la probabilidad de que estas escaramuzas se conviertan en una guerra comercial en toda regla son aún bajas, explica BBVA Research en un informe.
Las dos partes son conscientes, según este informe, de los efectos perjudiciales de perder una hipotética batalla. La escala del enfrentamiento dependerá en gran medida, en opinión de BBVA Research, de las represalias de China a los planes de EE. UU.
La respuesta de China, hasta ahora, ha sido relativamente medida, aunque Pekín prepara ya un paquete de aranceles para 128 productos estadounidenses, informaban recientemente los medios de comunicación. “China no quiere una guerra comercial, pero tampoco la teme”, afirmó el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.
Mientras tanto, los principales funcionarios estadounidenses, así como el presidente Trump, aseguran estar abiertos a las negociaciones con China. Sin embargo, lanzan mensajes en la dirección contraria, como la amenaza de Donald Trump, quien considera la imposición de aranceles extraordinarios a las importaciones desde China por 100.000 millones de dólares, informa el diario norteamericano Wall Street Journal.
Efecto limitado de los anuncios de Trump en la economía china
BBVA Research examina los efectos potenciales del choque comercial bilateral en la economía china. En la etapa actual, el riesgo para la economía china parece contenido, sobre todo porque China ha pasado a ser hoy en día una economía impulsada por la demanda nacional, a diferencia de haber sido principalmente exportadora en el pasado. En concreto, Estados Unidos representa solo el 15% de las exportaciones de bienes de China.
Dicho esto, “la agresión manifiesta de ambas partes podría desencadenar una guerra comercial en toda regla y presentar un notable riesgo a la baja para China”, indica BBVA Research. Sin embargo, desestima este escenario por el momento y mantiene su actual previsión de crecimiento para el PIB de China en el 6,3% para 2018 y el 6,0% para 2019.
La agresión manifiesta de ambas partes podría desencadenar una guerra comercial en toda regla y presentar un notable riesgo a la baja para China
EE. UU. confirma su nueva política comercial
Estos aranceles no constituyen la primera medida en este sentido que anuncia la Administración Trump. Son, más bien, un paso más que se une a los dados en las últimas semanas, como la imposición de aranceles del 25% a las importaciones estadounidenses de acero y del 10% a las de aluminio, anunciados en marzo pasado.
Las reacciones a este sonado anuncio no se hicieron esperar. Desde China, en concreto, fue calificado como “un ataque grave” al que el país “se opone firmemente”, según su Ministerio de Comercio.
Tampoco en Europa ha sido bien acogida la noticia, aunque finalmente EE.UU. ha excluido a la Unión Europea de su lista de países afectados por los aranceles al acero y el aluminio. Desde la UE, el presidente de la Comisión Europea tildó esta media de "lamentable, unilateral e injustificada". Jean Claude Juncker anticipó que la UE prepararía medidas de represalia contras las marcas estadounidenses.
Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, expresó en la rueda de prensa de la reunión mensual de la institución su preocupación por el “creciente proteccionismo”, que puede afectar al crecimiento económico, algo sobre lo que ha advertido también el Fondo Monetario Internacional. Asimismo, recordó que “las decisiones unilaterales son peligrosas”.
BCE: Las decisiones unilaterales son peligrosas
El TransAtlantic Business Council (TABC), organismo oficial de asesoramiento comercial entre el gobierno de EE.UU. y la UE, también se ha unido a estas preocupaciones expresadas por la CE, el BCE y el FMI. El TABC considera que la imposición unilateral de aranceles puede tener consecuencias imprevistas y posiblemente producir efectos opuestos a los originalmente previstos. Por lo tanto, ha instado a no imponer medidas unilaterales y buscar acuerdos comerciales a largo plazo entre ambos lados del Atlántico.
El NAFTA, también clave para el comercio global
Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Research en México, apuntaba, en una tribuna publicada en el mexicano Diario Financiero, al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) -conocido como NAFTA por sus siglas en inglés- que actualmente negocian EE.UU., Canadá y México, como otro de los riesgos para la estabilidad del comercio internacional.
De no prosperar estas negociaciones, advierte, pueden darse consecuencias “muy graves para el comercio global y, por tanto, del crecimiento y bienestar”. El presidente Trump, explica en la tribuna, ha amenazado con abandonar las negociaciones para renovar el acuerdo comercial entre estas tres grandes potencias. Detrás de esta posición podría estar, a su juicio, la intención de la Administración norteamericana actual de “reducir el déficit comercial que su país tiene con el resto del mundo”.