Los grandes felinos protagonizan el Día Mundial de la Vida Silvestre
El Día Mundial de la Vida Silvestre se celebra cada año el 3 de marzo para concienciar a la sociedad de los beneficios que la conservación de animales y plantas suponen para la humanidad. En 2018, esta fecha se dedica a los grandes felinos, unos animales que protagonizaron también la última edición de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad.
Tigres, leones, panteras y jaguares son algunos de los animales más admirados del planeta. Sin embargo, su supervivencia se encuentra seriamente amenazada por la actividad humana. La reducción de su hábitat y la escasez de presas, las interacciones con los humanos, la caza furtiva y el comercio ilegal están reduciendo la población mundial de estos bellos animales a un ritmo alarmante.
De acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), quedan poco más de 3.000 tigres en el mundo y la población de leones africanos es un 40% inferior a la que existía hace apenas dos décadas.
El riesgo de extinción del jaguar, el felino más emblemático del continente americano, no es tan grave, según la UICN. Sin embargo, estos datos podrían ser demasiado optimistas: un amplio estudio realizado por científicos del Laboratorio de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) concluye que en el último medio siglo la población de jaguares se ha reducido a la mitad. La investigación estima que solo quedan en América 64.000 jaguares. Además, la enorme mayoría (89%) de estos felinos que hasta no hace muchos años habitaban en todo el continente –desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina– se concentra ahora en la Amazonía.
En El Salvador y Uruguay, los jaguares ya han desaparecido y en Argentina hay menos de 50 ejemplares"
El estudio publicado en la revista internacional de conservación Oryx bajo el metafórico título “Las manchas del jaguar son más oscuras de lo que parecía” afirma que en El Salvador y Uruguay, los jaguares ya han desaparecido y en Argentina hay menos de 50 ejemplares. En México –que cuenta con una población de 4.000 jaguares– el peligro de extinción de estos animales es menor, en gran medida gracias al trabajo llevado a cabo desde hace 20 años por el Laboratorio de Ecología de la UNAM.
“Hay una competencia muy fuerte entre el hombre y el jaguar”, explica el investigador Gerardo Ceballos, director de este instituto de la universidad mexicana que ha sido galardonado recientemente con el Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad por su trabajo para preservar los jaguares y otras especies amenazadas en su país.
En 2016, el Laboratorio llegó a un acuerdo histórico con el Gobierno de México para crear reservas de hasta 2,5 millones de hectáreas y corredores biológicos que permitan a los felinos caminar desde la frontera con Estados Unidos en Sonora por toda la costa del Pacífico.
La protección de los jaguares –subraya Ceballos– también contribuye a la de otros animales y plantas de su ecosistema. Estos felinos son imprescindibles –por ejemplo– para controlar especies como el cerdo del monte, un animal que de no ser depredado por los jaguares podría convertirse en una plaga y afectar el equilibrio de los bosques, ya que su alimento básico son las semillas.
Las amenazas que pesan sobre los grandes felinos son una muestra de que “preservar la naturaleza no es un lujo, es una necesidad”, en palabras de Francisco González, presidente de BBVA, en la ceremonia de entrega de los últimos Premios a la Conservación de la Biodiversidad.
Francisco González: Necesitamos a la naturaleza para nuestra propia supervivencia"
El presidente de BBVA subrayó también entonces que las actuaciones de conservación “no se justifican únicamente por un deber moral, ético o estético: necesitamos a la naturaleza para nuestra propia supervivencia. Pero tampoco debemos limitarnos a actuar en momentos de alarma. Conservar la biodiversidad no puede ser una actuación de emergencia, ha de ser, necesariamente, una constante en las políticas públicas y en las actuaciones de las entidades privadas y de cada individuo”.
Este es precisamente el espíritu que anima a los Premios que concede la Fundación BBVA desde 2004. En sus doce años de vida estos galardones han distinguido el trabajo de instituciones que desarrollan programas de conservación medioambiental en España y en América Latina y de personas que contribuyen a difundir la importancia de preservar la naturaleza. En la web de Fundación BBVA se pueden consultar todos los proyectos galardonados.