Giner de los Ríos, un adelantado a su tiempo en una España necesitada
“Fue el primer español moderno”, dijo de él John Brande Trend, el hispanista británico. Nacido en Ronda (Málaga) el 10 de octubre de 1839, Francisco Giner de los Ríos fue un visionario de la educación, un hombre cuya figura resulta de enorme vigencia hoy que tan en entredicho se encuentra el sistema educativo en España.
Siendo un niño abandonó su tierra natal para continuar sus estudios colegiales en Cádiz, Alicante y Barcelona para plantarse finalmente en Granada donde se matricularía en la licenciatura de Derecho. En tierras nazaríes conocería una corriente política que le marcó, el krausismo. Corriente defensora de un ideal racionalista de armonía social basado en la reforma ética del individuo a través de la educación, para sustentar un Estado verdaderamente liberal.
A los 24 años marcha a vivir a Madrid donde dos cursos más tarde, en 1865, se doctora en Derecho. En 1866 gana la plaza de catedrático de Filosofía del Derecho y Derecho Internacional en la Universidad de Madrid.
Durante la década de los 60 y los 70, el Gobierno puso coto a la libertad de cátedra en un par de ocasiones. En la segunda ocasión, Giner de los Ríos y otros profesores universitarios no sólo fueron apartados de sus puestos de trabajos sino que dieron con sus huesos en la cárcel. Entre quienes sufrieron el nuevo decreto del Gobierno de Cánovas se encontraban colegas de Giner tales como Gumersindo de Azcárate o los hermanos Calderón. Giner de los Ríos pasó unos meses confinado en la prisión militar del Castillo de Santa Catalina en Cádiz hasta que fue liberado en el verano de 1875. Para finales de año, había publicado y traducido varios libros, una producción literaria que dejaría momentáneamente de lado para afrontar su gran proyecto vital: la Institución Libre de Enseñanza (ILE).
La ILE se convirtió en una realidad durante el otoño de 1876. La idea de Giner pudo llevarse a cabo gracias a la estrecha colaboración de ilustres como los hermanos González Linares, Riaño, Augusto Arcimís, Alejandro Sanmartín y José Macpherson y Hemas. El 29 de octubre se inauguraba el primer curso de la ILE con Giner de los Ríos como un profesor más de entre los que se iniciaron en el proyecto. En 1880 fue nombrado rector de la Institución Libre de Enseñanza.
Tras la salida del Gobierno de Cánovas en 1881, el nuevo ejecutivo de corte liberal restituyó en sus cátedras a los catedráticos apartados y el nuevo enfoque de la administración del Estado hacia la educación hizo que la Institución Libre de Enseñanza pudiera crecer en solidez e incrementar su apuesta por la calidad educativa. En poco tiempo pasó de ser mirado con algo más que reticencias a convertirse en un referente en España y más allá de sus fronteras.
La idea de Giner pudo llevarse a cabo gracias a la estrecha colaboración de ilustres como los hermanos González Linares, Riaño, Augusto Arcimís, Alejandro Sanmartín y José Macpherson y Hemas.
Durante el segundo lustro de los 80, Giner y su discípulo Manuel Bartolomé Cossío visitaron varios países europeos con el fin de fortalecer la ILE. Sus constantes intercambios intelectuales con quienes fueron conociendo en países como el Reino Unido, los Países Bajos y Francia, sirvieron a Giner para prodigarse en una producción literaria de corte educativo que vería la luz desde 1886 a 1892. Títulos como Estudios sobre educación, Educación y enseñanza, Estudios y fragmentos sobre la teoría de la persona social y otros más, hicieron de Giner de los Ríos el referente en materia de educación para las décadas venideras.
El Premio Francisco Giner de los Ríos a la Mejora de la Calidad Educativa lo conceden la Fundación BBVA y el Ministerio de Cultura
La Institución Libre de Enseñanza
Gracias a la citada visión de Giner y al apoyo de sus amigos, nacía la ILE en 1876 “completamente ajena a todo espíritu e interés de comunidad religiosa, escuela filosófica o partido político, proclamando tan sólo el principio de la libertad e inviolabilidad de la ciencia”.
La ILE resultó un provechoso proyecto educativo que sobrevivió durante 63 años hasta que el franquismo la hiciera desaparecer en 1939. Lo que comenzaría como un intento de implantar unos estudios universitarios al estilo de los de la Universidad Libre de Bruselas, no pudo llevarse a cabo tal y como habían sido concebidos por Giner. Aun así, el preclaro maestro dio un golpe de timón a sus primigenias intenciones y la Institución Libre de Enseñanza se centró en las educaciones primaria y secundaria. Pero Giner pretendía que sus ideas resultaran más permeables en la sociedad y para ello fue creando instituciones tan valiosas como el Museo Pedagógico, la Junta de Ampliación de Estudios, la Residencia de Estudiantes o el Instituto-Escuela.
La ILE resultó un provechoso proyecto educativo que sobrevivió durante 63 años hasta que el franquismo la hiciera desaparecer en 1939
Por las aulas de la ILE pasaron ilustres como Antonio Machado y una buena parte de los intelectuales que formaban parte de la primera línea de los años 30 habían formado parte de la fecunda obra de Giner. Los postulados de la ILE pasaban por la formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos. Una Escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano.
La Residencia de Estudiantes
Quizá la parte de la obra de Giner que mayor repercusión popular ha tenido gracias a quienes pasaron por ella como residentes, visitantes habituales o invitados. Entre los primeros habría que destacar a literatos como García Lorca y Juan Ramón Jiménez y otros artistas como Luis Buñuel, Salvador Dalí o el científico Severo Ochoa. Otros habituales de la Residencia fueron Miguel de Unamuno, Manuel de Falla, Rafael Alberti, José Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors o Pedro Salinas.
Además, pasaron por allí invitados internacionales de la talla de Marie Curie, Albert Einstein, John Maynard Keynes, Igor Stravinsky o el arquitecto Le Corbusier.