Gestos cotidianos para llevar una vida más sostenible (y barata)
El agua, la luz, la cesta de la compra… Muchas veces son los gastos diarios los que nos descuadran el presupuesto y acaban convirtiéndose en un quebradero de cabeza. Si tomamos conciencia de algunos malos hábitos y adquirimos rutinas sostenibles, resultará más fácil no llevarse sorpresas a final de mes.
Algunos gestos tan habituales como dejar abierta la puerta de la nevera mientras llenamos su interior o no cerrar el grifo cuando nos lavamos los dientes, puede acabar reflejándose en nuestras cuentas. Con unas sencillas pautas, podemos evitar que los malos hábitos diarios perjudiquen nuestro ahorro.
No malgastar electricidad
Los aparatos eléctricos que se dejan encendidos o en modo reposo, siguen consumiendo energía, por lo que siempre es conveniente apagarlos del todo. En cuanto a las bombillas, conviene revisar las que utilizamos y sustituir las clásicas por otras de bajo consumo. La diferencia de gasto energético puede llegar al 80% y su duración es hasta 15 veces mayor.
El uso correcto de los electrodomésticos supone a la larga el ahorro de unos cuantos euros. Por ejemplo, uno de los que más gastan es el frigorífico, ya que está encendido las 24 horas del día. Gestos tan sencillos como no introducir comida caliente en él, para no obligarle a generar más frío y abrir la puerta solo lo necesario, evitando que se caldee el interior, pueden marcar la diferencia.
Cuidado con la calefacción
Cuando llega el invierno, el gasto en el hogar sube. Es algo normal, ya que son meses en los que tenemos que hacer un consumo extra de calefacción, pero hay pautas para evitar que se dispare.
Conviene revisar el aislamiento de la casa y comprobar que no haya fugas de calor. Los puntos más problemáticos son las ventanas. Hay que prestar especial atención a las juntas y bajar siempre las persianas, que son una barrera extra para que no entre el frío. Otra pauta sencilla es purgar los radiadores, sacando el aire acumulado, para mejorar su rendimiento.
Vigila el consumo de agua
Cuando dejamos correr el agua mientras nos cepillamos los dientes o ponemos el lavavajillas sin que esté lleno del todo, estamos desperdiciando recursos. Saber cerrar el grifo a tiempo es un gesto sostenible que nos ayuda a ahorrar.
Compras de cada día
No se trata de comprar barato, sino de comprar mejor. Muchas veces, el mismo producto tiene precios distintos según el establecimiento y no está de más comparar costes, sobre todo en aquellos artículos de uso cotidiano. Si hacemos la compra por internet podremos realizar este pequeño estudio de mercado con facilidad y además, beneficiarnos de descuentos que, muchas veces, solo tienen los productos que se compran online.
Por supuesto, no hay que olvidar que los periodos de rebajas o las liquidaciones de artículos fuera de temporada, son la ocasión ideal para comprar aquello que nos hace falta, pero no nos corre prisa.
Con estos pequeños gestos y parándonos a reflexionar sobre lo que verdaderamente necesitamos antes de gastar, podemos conseguir llegar con más holgura a fin de mes y llevar una vida más tranquila respecto a nuestras finanzas.