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Gestoras de patrimonios familiares, ¿merecen la pena?

Aunque no lo parezca, muchas grandes fortunas han perdido dinero con el crack bursátil, a pesar de contar con un family office propio que se dedica única y exclusivamente a asesorar a la familia sobre la gestión del patrimonio, pero, ¿merece verdaderamente la pena gastar el dinero en esto?

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¿Qué es una gestora de patrimonio familiar?

Un family office o gestora de patrimonio familiar es una unidad dedicada a la gestión de la fortuna de una persona privada o de varias (normalmente una familia). Los muy ricos no gestionan el patrimonio como una familia de clase media o media alta, sino que muchos tienen varias personas al cargo de esta tarea.

Esta unidad puede tomar la forma jurídica de una empresa, aunque a veces se trata de un departamento de la empresa familiar. El capital gestionado es la acumulación de la riqueza familiar de una o varias generaciones. Están hechos a medida de la familia o de la persona y no se dedican exclusivamente a incrementar el patrimonio, sino a que los multimillonarios cumplan sus objetivos. Estos pueden ser filantrópicos o de la conservación del patrimonio a lo largo de las diferentes generaciones.

Un concepto más moderno son los multi family office, en los que un family office gestiona el patrimonio de una o más familias. Estos pueden ser gestoras de patrimonio familiar que acabaron destacando y tomando vida propia al ofrecer sus servicios a otras personas o empresas creadas con este propósito que cuentan con una cartera de clientes. Eso sí, en una buena gestora el trato es completamente individualizado y adaptado a las necesidades del cliente.

¿Merecen la pena las gestoras de los patrimonios familiares?

Tengamos en cuenta que un family office no tiene cómo único objetivo el incremento patrimonial invirtiendo, sino también evitando gastos como los impuestos que reducen en buena forma la capacidad de los propietarios de las grandes fortunas para seguir volviéndose más ricos. Muchos multimillonarios son personas hechas a si mismas que no les gusta ver como el estado se queda con buena parte de lo que han conseguido con su esfuerzo. Es decir, la asesoría fiscal cuesta y eso lo tienen en cuenta las personas.

Existen otro tipo de servicios que los family office proporcionan, que es la gestión de patrimonio. Cualquiera que tenga una segunda vivienda o una participación significativa en una empresa sabe que una gestión correcta del mismo requiere tiempo (acudir a comunidades juntas de accionistas, por ejemplo). Un family office ahorra tiempo a las personas con cuentas corrientes más abultadas para que disfruten de las mismas.

Hay que considerar que la capacidad de información que puede procesar una persona es limitada, y algunas fortunas son excesivamente complejas para una única persona. Es cierto que a veces esta complejidad es innecesaria y tal vez fruto de caprichos, pero eso no significa que las personas deseen simplificar y deshacerse de una propiedad que hace años que no visitan.

Otro aspecto es la filantropía, no es raro que los propietarios de las grandes fortunas donen parte a instituciones benéficas. En España no tiene tanta repercusión como en Estados Unidos, pero hay casos como la Fundación Ramón Areces o la Fundación Juan March.

La filantropía  requiere negociar el uso de los fondos, investigar a fondo la institución y controlar el uso que hacen del dinero. Por supuesto, hay que encontrar el modo en el que esa donación va ser lo más provechosa posible en desgravaciones fiscales y mejora de la imagen personal en caso de que el millonario tenga una imagen pública.

La planificación de la sucesión es algo que también se realiza en el family office y que en ocasiones lleva grandes cantidades de tiempo y esfuerzo. La herencia de un millonario puede ser compleja. Por un lado hay que minimizar el impacto de los impuestos sobre sucesiones (si los hay) en el patrimonio familiar. Por otro lado hay que planificar el “traspaso de poderes”, que suele llevar años realizarlo con la máxima suavidad sin que haya problemas en el mismo.

Otros servicios que se han llegado a prestar un por un family office o por banca privada ha sido inversiones poco comunes, como pueda ser un viñedo o caballos. Un millonario puede saber de vinos y querer invertir en vinos para elaborar el suyo, pero eso no significa que quiera meterse en el día a día de llevar un viñedo y pelearse con distribuidores.

Conclusiones

Hay que tener en cuenta que una gestora de patrimonio familiar proporciona una serie de servicios al cliente que puede que no consiga encontrar en otro sitio. ¿Merece la pena un family office? En la práctica eso es algo que cada millonario considerará individualmente, balanceando el servicio obtenido y el precio pagado por el mismo. Por lo tanto, la respuesta se puede dar en una única palabra: depende.