Gestión del éxito deportivo: aprender a ser un campeón
Todo empieza con la ilusión. Día a día, partido a partido, se va transformando en algo más que entretenimiento. Comienzas a ser competitivo. Se convierte en un sueño. Eres deportista profesional, trabajas duro para ser mejor y lograr grandes objetivos. Llegan los primeros títulos, las miradas se centran en ti y cada vez son más las expectativas que generas y la presión con la que aprender a convivir. Así entra en juego la gestión del éxito deportivo.
Llegar al máximo nivel siempre da vértigo. Mantener la regularidad es uno de los aspectos más complicados en el deporte. Sobre todo en algunos deportes, donde se compite muchos días al año, muchas semanas, y en casi todas ellas, hay una derrota, pues sólo puede ganar uno. Es importante aprender a ganar y a perder.
En este sentido tiene un papel muy importante la gestión del éxito o el fracaso. Ambos aspectos se retroalimentan. La insatisfacción, la incertidumbre, las dudas y el descontento en general que provocan el fracaso son la base del progreso, del crecimiento, de la mejora y del avance hacia el logro de las metas.
Garbiñe Muguruza sonríe con el trofeo de campeona del Abierto de China 2015 (Pekín), su primer título Premier Mandatory
Así se forma un campeón
Como citábamos al comienzo, la complicación radica en mantener siempre un nivel alto. Aquí juega un papel importante otro aspecto que determina el rendimiento deportivo, la motivación. Ésta no es estable, fluctúa en función de muchas variables, tanto deportivas como no, e incluso puede variar de intensidad dentro de un mismo partido.
La tarea del psicólogo en el deporte no consiste únicamente en intervenir cuando ya han aparecido los problemas sino en ser capaz de prevenir posibles dificultades para anticiparse a ellas, aportando soluciones y preparando a los deportistas para que afronten todo tipo de situaciones.
Hay tres aspectos claves que definen a un campeón:
-Gran autoestima: debe saber quién es y lo que vale con independencia del resultado deportivo que obtenga.
-Autoconocimiento y regulación de las emociones.
-Gran fuerza de voluntad y disciplina.
La experiencia de Garbiñe
Con tan solo 21 años alcanzó la final de Wimbledon siendo una recién llegada al circuito profesional de la WTA. Garbiñe Muguruza ha cumplido todas las etapas: entrenó duro en su infancia, rodeada de una familia dedicada íntegramente al tenis (sus hermanos también lo practicaban), hasta entrar a formar parte de esta élite de deportistas de la raqueta. Ha tenido que aprender, a pesar de su corta edad, a gestionar la presión.
“Cada vez que voy a jugar tengo más ojos que me miran y me examinan. Es algo bueno que la gente quiera verte jugar y tenga expectativas de que puedes ganar. Así que de momento me va genial, ojalá pueda seguir en esta línea y lograr más éxitos pero voy cumpliendo un sueño”, afirmó la número 4 del mundo en una entrevista reciente.
El gran nivel que mostró la embajadora de BBVA en los últimos torneos de 2015, al que puso el broche final disputando el Torneo de Maestras de Singapur, ha supuesto un cambio en su vida. Garbiñe reconoce que “todo llega cuando consigues grandes resultados. Cuando eres pequeño sólo piensas en jugar al tenis, ganar y ser competitivo, y después te das cuenta de que es mucho más que eso”.