¿En qué se gastará el presupuesto la UE a partir de 2021?
De los ingresos que los europeos pagan en concepto de impuestos, tan solo un euro se dedica a financiar el presupuesto de la Unión Europea. En total, la UE gestiona un presupuesto que ronda el 1% de la renta nacional bruta de sus Estados miembro. No obstante, en qué se invierte ese dinero repercute directamente en la vida de los europeos, por eso interesa saber cómo serán los presupuestos a partir de 2021, los primeros tras la salida de Reino Unido.
La Comisión Europea presentó la semana pasada una propuesta de presupuestos basados en las prioridades marcadas por Jean-Claude Juncker en el Libro Blanco sobre el Futuro de Europa, publicado el año pasado. Las cuentas previstas para el periodo 2021-2027 serán los primeros presupuestos de la era ‘post-brexit’. En este sentido la CE ya ha advertido de que a partir de ahora será necesario “hacer más con menos recursos”. Según la Comisión, Reino Unido, país contribuyente neto a los presupuestos de la UE, deja un agujero en las arcas europeas de entre 12.000 y 15.000 millones de euros al año.
En el documento de reflexión ‘El Futuro de las finanzas de la UE’ (publicado en junio de 2017), la Comisión marcó ya las prioridades políticas a las que irían dirigidas la mayor parte de los gastos europeos, estas son: fortalecer la economía europea y mejorar la solidaridad de las finanzas de la UE, migración, defensa, sostenibilidad y seguridad interior y exterior.
A partir de aquí se abre un proceso de debate en el seno de las instituciones europeas. El Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea deberán llegar a un acuerdo sobre las cuentas europeas. La CE espera alcanzar el consenso antes de las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019 y, por tanto, antes del fin del mandato de la actual Comisión, que concluirá el 31 de octubre de ese mismo año.
¿Cómo será el nuevo presupuesto europeo?
La CE ha definido su propuesta como “un presupuesto moderno, simple y flexible”. La institución europea plantea un presupuesto de 1.135.000 millones de euros en créditos de compromiso, que equivale al 1,11% de la renta nacional bruta de la UE-27.
Entre las novedades incluidas en el nuevo marco financiero, se incluyen dos nuevos instrumentos para profundizar en la Unión Económica y Monetaria y fomentar una mayor justicia social en la UE. El primero de ellos es el Programa de Apoyo a las Reformas, con un presupuesto de 25.000 millones de euros. Su objetivo es ofrecer ayuda a los Estados para realizar las reformas necesarias en el contexto del Semestre Europeo, en el que las instituciones europeas evalúan las políticas económicas y presupuestarias de los Estados y su adecuación a los objetivos económicos de la UE, con el fin de evitar desequilibrios macroeconómicos.
El segundo es la Función Europea de Estabilización de Inversiones y busca mantener los niveles de inversión en caso de que se produzcan grandes ‘shocks’ asimétricos, como los vividos durante la crisis económica. Con un presupuesto máximo de 30.000 millones de euros, esta herramienta se materializará en forma de préstamos cruzados en los casos en los que las finanzas públicas se vean limitadas y sea necesario continuar con las inversiones en sectores clave.
Algunas materias como la PAC o la política de cohesión pierden peso en las nuevas cuentas europeas (en torno a un 5% según la propuesta). Por el contrario, ámbitos como la seguridad o el control fronterizo han visto incrementada su partida presupuestaria, en el caso de la seguridad hasta un 40% (alcanzando los 4.800 millones de euros), mientras que el gasto en control de fronteras se triplica (asciende a los 33.000 millones).
Otros de los campos en los que se incrementa notablemente la financiación en la propuesta de la Comisión son los programas para juventud, que duplican su cuantía; la inversión en transformación digital, que se lleva un total de 12.000 millones de euros, lo que según la propuesta de la CE supone multiplicar por nueve la partida destinada a esta materia.
Además de estas novedades la CE propone la creación de un instrumento que permita vincular la recepción de financiación europea por parte de los Estados miembro con el cumplimiento de los preceptos del Estado de Derecho.
El siguiente paso a partir de aquí es escuchar la opinión del Consejo, que debe aprobar la propuesta por unanimidad, previo visto bueno del Parlamento Europeo. Según ha explicado la Comisión Europea, su objetivo es que las cuentas se aprueben antes de las elecciones al Parlamento Europeo (que se celebrarán entre el 23 y el 26 de mayo de 2019), para que el presupuesto pueda estar funcionando plenamente en enero de 2021.