Garbiñe Muguruza tira de galones para derrotar a Schiavone en su debut en Roland Garros
Victoria de Garbiñe Muguruza (6-2, 6-4) en su puesta de largo en Roland Garros frente a una combativa Francesca Schiavone. La española tuvo momentos brillantes y demostró quien es la vigente campeona en la arena parisina. Su siguiente rival, en segunda ronda, será la natural de Estonia, Anett Kontaveit.
Garbiñe y Schiavone se habían visto dos veces las caras, la primera en Roma donde ganó la italiana y la segunda en Fed Cup, con victoria para la española. Por tanto, este debut de ambas en Roland Garros desempató el balance y sirvió además para confirmar el buen momento de Muguruza.
Comenzó Garbiñe el partido en modo arrollador: rompió en blanco el saque de su rival, sin apenas dar opción alguna. Las piernas y los golpes de la española viajaban a velocidades inasumibles para una Schiavone que, prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, se vio con un 3-0 en contra.
Una doble rotura de servicio inicial que calmó ese 'gusanillo' que todo debut tiene. Un partido inicial en el que, y que se lo digan a Kerber, las sorpresas desagradables están a la orden del día.
La italiana supo sobreponerse y logró algo de aire enlazando dos juegos consecutivos (3-2). Justo en ese descanso el partido vivió un acontecimiento inesperado. Un problema de salud de uno de los espectadores que visionaba el choque en la Philippe Chatrier, pista central de este Roland Garros, obligó a interrumpir la contienda.
Unos minutos de espera que frenaron la inercia positiva de la italiana y cargaron de nuevo las pilas de Garbiñe. La vigente campeona encontró soluciones con su saque —en blanco— y volvió a romper a Schiavone para dejar el set (5-2) visto para sentencia.
Una rúbrica final que llegó por la vía rápida para cerrar una primera manga en 42 minutos que tuvo de todo: dominio inicial de Garbiñe, respuesta de Schiavone, parón inesperado y golpe de autoridad final de Muguruza.
Garbiñe, durante su debut en la arena de Roland Garros
Schiavone resucita e iguala las fuerzas
La italiana pasaba por el peor momento en el partido. Era incapaz de encontrar su juego ante una Garbiñe que siempre exigía un golpe de más para cerrar los puntos. Una presión de más que se reflejó, por ejemplo, en la doble falta con la que perdió su primer saque en la reanudación.
Lamento tras lamento y golpe errado tras golpe errado, Schiavone parecía perdida, sin rumbo. Pero la veteranía siempre es un grado. Arañando cada punto, la italiana lograba dar la vuelta al marcador el segundo set (2-3) y, de repente, el partido viraba de rumbo de nuevo.
Cada punto era una pequeña batalla dentro de una guerra abierta y en la que las dos tenistas jugaban en su mejor versión. Un choque de montaña rusa, también ahora en el marcador. Garbiñe amarraba su saque y, a renglón seguido, Schiavone respondía colocando el 4-3.
Ahora sí se estaba viviendo un partido de Grand Slam en la central de Roland Garros. Cada punto era celebrado como una pequeña victoria. Apretaba el puño y gritaba ahora la española para colocar el 4-4.
Y si la veteranía de la italiana fue importante, sentirse la vigente campeona lo fue aún más. Muguruza lograba cerrar un juego casi perfecto al resto para sellar la victoria al saque. No falló Garbiñe que, pese a tener que levantar una bola de rotura, supo mantener la calma y sellar la victoria final tras 1 hora y 33 minutos.
La siguiente piedra en el camino de la española será Anett Kontaveit, que superó en dos sets (7-5, 6-1) a la rumana Monica Niculescu.