La Fundación BBVA premia a Kaija Saariaho por borrar las fronteras entre música acústica y electrónica
La compositora finlandesa Kaija Saariaho ha sido galardonada con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento por “una contribución a la música contemporánea que es extraordinaria en su individualidad, amplitud y alcance”, ya que ha logrado entrelazar perfectamente los mundos de la música acústica y la tecnología.
El interés de Saariaho por la tecnología comenzó de forma muy natural: durante sus primeros años de estudio estaba descontenta con la acústica de los sitios a los que acudía a escuchar música en vivo. Empezó entonces a preguntarse si podría modificar características como el volumen de los instrumentos, lo que le llevó a grabarlos, procesarlos y, posteriormente, reproducirlos.
La combinación entre elementos sonoros sintéticos, instrumentación clásica y determinados fenómenos de la naturaleza dieron lugar a algunas de sus primeras obras, como Lichtbogen (1986), cuya fuente de inspiración es la aurora boreal.
Cuando vas a un bosque después de que llueva, la acústica es muy diferente porque las hojas están mojadas"
“Sin duda mis orígenes en Finlandia me han hecho muy sensible a la naturaleza –explica– y esto tiene mucho que ver con la acústica: cuando vas a un bosque después de que llueva, la acústica es muy diferente porque las hojas están mojadas, y esto crea muchas reverberaciones, hasta el punto de que el bosque es como una iglesia. Lo mismo ocurre con la nieve, que crea un silencio muy particular. Todas estas experiencias de mi infancia sin duda han inspirado mi música”.
Saariaho ha utilizado siempre la tecnología como un medio para avanzar en la dirección que le interesaba. “Mi objetivo –declara– es siempre que no se perciba la frontera del componente electrónico en mi música, sino que sencillamente forme parte de la orquestación y se integre en ella. Cuando hay un sonido que no puedo lograr con los instrumentos naturales, entonces recurro al ordenador para completar mi idea musical con tecnología”.
Según el acta del jurado, la música de Saariaho tiene “una calidad única que es casi tan visual como sonora”, en la que la imaginación juega un papel primordial. Tal y como ella misma explica, “amo la música desde siempre, desde que tengo memoria. Mi madre me contó que por las noches, cuando me acostaba, empezaba a imaginar que escuchaba música hasta el punto de que no me podía dormir, y por eso yo le pedía que ‘apagara la almohada’. La música siempre ha estado en mi mente y mi imaginación”.
Saariaho destaca por su versatilidad y capacidad para cambiar de género: ha escrito música para solista, de cámara, obras orquestales, óperas, oratorios, música vocal, música incidental y música electroacústica.
Sus cuatro óperas, así como el resto de su repertorio tanto de cámara como sinfónico, los conoce bien el director de orquesta Ernest Martínez Izquierdo, que lleva 25 años colaborando con la compositora finlandesa y ha dirigido toda su obra. De ella destaca que en un mundo profesional eminentemente masculino, se ha abierto camino. "No ha sido fácil, pero ella tiene muy claro lo que quiere y lo consigue. Aparentemente es muy dulce y nunca levanta la voz, pero tiene carácter y si algo no le gusta, no se calla. Es franca y directa".