Francisco Sanclemente, el atleta que corre con los brazos
Correr con los brazos. Eso es lo que mejor sabe hacer Francisco Sanclemente, embajador de marca de BBVA Colombia. Aunque no siempre fue así. Antes de atleta paralímpico era portero en un equipo de futbol, tenía un futuro prometedor en ese deporte y se imaginaba “corriendo, saltando y atrapando balones”.
A todo eso y mucho más renunció cuando la enfermedad se interpuso en su camino y cambió sus planes por una silla de ruedas, pero nunca perdió el optimismo, el mismo que le ha llevado a ganar maratones alrededor de todo el mundo, el último en Madrid.
En la capital, Francisco aprovechó para visitar la Ciudad BBVA y preparase para la maratón, que celebraba su 40 aniversario. De un total de 36.000 atletas en todas las categorías, Sanclemente se alzó con el primer premio en la categoría de sillas atléticas, a pesar de las altas temperaturas y los fuertes ascensos.
El atleta tenía 18 años cuando los médicos le dijeron que, debido a la mielitis (inflamación de la medula) que padecía, no volvería a andar. Y desde entonces ha hecho gala de una positividad que no es habitual, que solo se encuentra en una 'minoría'. También de mucho humor, no solo para normalizar su situación, sino para hacerla extraordinaria gracias a su pasión por el deporte y su faceta de conferenciante.
“Antes de la enfermedad sabía más de excusas y de límites. Yo era portero y si alguien me metía un gol, le echaba la culpa a la pista o a los guantes”, explica Sanclemente. Ahora, todo eso ha quedado atrás porque ni en su “mejor sueño” se habría imaginado una vida como la que está viviendo.
“Viajar, correr maratones, dar conferencias. Me he dado cuenta de que uno no crece cuando se hace más grande, sino cuando le enseña a otra persona cómo crecer”. Y eso es, precisamente, lo que intenta Sanclemente en sus conferencias: inspirar a aquellos que llenan auditorios para escuchar su historia.
Francisco explica la emoción que siente cuando alguien le escribe tras acudir a una de sus conferencias y se anima a correr su primera maratón. “Tocando las almas se abren puertas. Yo lo he comprobado contando mi vida y quién era yo antes de la silla de ruedas. Mis sueños, mis anhelos… todo giraba en torno a lo que podía hacer con mis piernas”, añade.
Proyectar sus fuerzas en su nueva realidad no fue fácil. Sanclemente pasó de ser un chico alto, fuerte y lleno de vitalidad a “pensar como una persona discapacitada”. Pero no intentarlo habría sido lo más cómodo, esa es la actitud del paralímpico ante las dificultades y el título de una de sus conferencias. Y no es decir por decir. La superación es una meta diaria para Sanclemente, que ya se ha alzado con los primeros premios de las maratones de Bogotá, Miami y Buenos Aires.
"Antes de la enfermedad sabía más de excusas y de límites
No solo su afán de superación le hizo “sacar al optimista que desconocía”, también las mujeres de su familia: su hija, madre y abuela. “Ver a mi abuela vendiendo pan de yuca con tres canastos, recorriendo trenes, autobuses y a mi madre que volvió al colegio y ahora es fiscal es lo que realmente me inspira”.
Los largos entrenamientos, los pocos descansos, el esfuerzo y los sacrificios no hacen mella en el buen ánimo de Sanclemente, que aspira a llegar cada vez más lejos. El atleta ya ha emprendido el camino a Japón y empuja las ruedas de su silla atlética hacia su objetivo más ambicioso: entrar dentro del grupo de clasificados de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.