Francisco González: los principios y la tecnología
Francisco González es un hombre hecho a sí mismo. Le obsesionan dos cosas: la tecnología y los principios. Y su gran pasión es jugar al golf. Le gusta hablar con franqueza –"francamente" es una de sus expresiones más comunes– y asegura que “aprecia muchísimo la valentía de quienes dicen lo que piensan”. Se siente orgulloso de la independencia que ha demostrado en la gestión: “O mantienes la distancia, o puedes llevar a tu entidad a una serie de compromisos que no tienen nada que ver con los intereses de los accionistas, de los clientes, de los empleados y de la sociedad en general”, ha afirmado en alguna ocasión.
A sus 74 años, cierra una etapa de 22 años al frente de la entidad, casi cuatro de Argentaria y otros 18 de BBVA. El cambio no le da vértigo; es una constante en todo lo que hace y el motor de la estrategia que puso en marcha hace dos décadas: preparar a la organización para la revolución digital que se avecinaba. De ahí nace el concepto de transformación de BBVA, hace algo más de diez años, para cambiar de arriba a abajo la entidad y situarla a la vanguardia de la industria financiera. Su acierto en las predicciones de lo que estaba por venir y cómo prepararse le han convertido en un visionario en la banca. Y de su obsesión por los valores deja una regla de oro: decir que no a lo que no sea legal, publicable o moralmente aceptable por la sociedad.
De padres gallegos, nació en Chantada (Lugo) en 1944. Cuando tenía tres años, emigró junto a su familia a Buenos Aires. Tras vivir en varios países (España, Argentina y Alemania) y dar un giro de 180 grados a su carrera varias veces –de programador informático a corredor de comercio; de trabajador a opositor, de opositor a empresario, de empresario a gestor de una multinacional–, asegura que se siente afortunado. Está casado y es padre de dos hijas. Su perfil profesional, a caballo entre la tecnología y la banca, no era nada común en el sector financiero. Posiblemente, esto ha sido clave en su capacidad de comprender el impacto de la disrupción en la industria financiera.