"América Latina ha perdido su ímpetu de crecimiento"
La recuperación económica de América Latina y el Caribe continúa su camino, pero desilusiona. Las tensiones comerciales, las condiciones financieras más restrictivas y la volatilidad en los mercados de materias primas sirven de marco para una recuperación heterogénea entre los distintos países de la región. Una situación “decepcionante” para Juan Ruiz, economista jefe de BBVA Research para América Latina, y que preocupa al Fondo Monetario Internacional, tal y como muestra en su informe ‘Perspectivas para América Latina y el Caribe: una recuperación despareja’.
En medio de un clima no del todo favorable, las grandes economías de América Latina y el Caribe (ALC) han sufrido un parón en el avance de sus economías: Brasil y México, principales potencias regionales ya no crecen como antes, y, en Argentina, este crecimiento es inexistente. En esta línea de incertidumbre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó su nuevo informe ‘Perspectivas para América Latina y el Caribe: una recuperación despareja’, durante una jornada celebrada en la Fundación Ramón Areces y coordinada por Ramón Casilda, del Instituto de Estudios Latinoamericanos, y Juan Yépez, economista en el Área de Estudios Regionales, Departamento del Hemisferio Occidental, del FMI.
En los últimos años, las perspectivas a corto plazo de varias economías de la zona han tendido a disminuir: aunque depende del caso, el alza de los precios del petróleo, la incertidumbre política, o la fuerte depreciación de las monedas regionales lo explican. Esto, junto a los elevados niveles de deuda, crea un margen muy limitado para aplicar políticas contracíclicas en el corto plazo. Juan Ruiz, economista jefe de BBVA Research para América Latina explicó: “América Latina nos decepciona en el corto plazo al atrasar una vez más la recuperación, pero, incluso cuando llegue, no muestra un potencial suficiente para recuperar la convergencia con los países desarrollados. Asimismo, la dinámica política no apunta a que haya consensos suficientes para llevar a cabo las reformas que impulsen el crecimiento de la productividad”.
A nivel global, la actividad económica sigue siendo razonablemente sólida, pero se pueden observar algunos elementos de riesgo que afectan a la región. Por un lado, la demanda externa y el crecimiento del comercio están perdiendo impulso y el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento para 2018 y 2019 del 3,7%, dos puntos porcentuales más bajo que pronosticado en el anterior informe. Por otro, la actividad continúa creciendo más rápido que el potencial en Estados Unidos, lo que se explicaría por el importante estímulo fiscal aplicado por la administración Trump.
Además, las condiciones financieras se han vuelto más restrictivas como consecuencia de la volátil coyuntura externa, pero siguen siendo acomodaticias y en general, favorables. “Va a ser difícil contener las presiones inflacionarias en algunos de los países”, explicó Jorge Roldós, jefe del Área de Estudios Regionales del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y uno de los autores del informe. Sin embargo, la subida de tasas de interés y el fortalecimiento del dólar en Estados Unidos ha provocado que muchas monedas se deprecien y que los flujos de capital de la región hayan tomado sendas negativas en los últimos meses, ejerciendo aún más presión sobre los tipos de cambio. Juan Yépez, economista del FMI, consideró durante su intervención que “es preocupante que pueda haber sorpresas inflacionarias y que Estados Unidos tenga que ajustar sus tasas de interés más rápido de lo que los mercados esperan. Esto tendría una gran repercusión en la región”.
En este contexto, la recuperación de América Latina y el Caribe ha perdido fuelle y las previsiones de las diferentes instituciones financieras han tenido que ser revisadas a la baja. Esto deja un escenario de crecimiento moderado en la mayoría de los países latinoamericanos, con el especial caso de Argentina, detenido actualmente, pero que aún tiene oportunidades. “La región tiene que aprovechar esta ventana de oportunidad para avanzar en reformas estructurales que aseguren un crecimiento robusto e inclusivo”, aseguró Roldós.
Juan Ruiz, economista jefe de BBVA Research para América Latina, durante la jornada en la Fundación Ramón Areces.
La inversión, la gran asignatura pendiente para la región
Los expertos prevén que los niveles de inversión permanecerán por debajo de los niveles observados en otras regiones, atribuible, en cierta medida, al bajo nivel de las tasas de ahorro agregadas. En contraposición, a pesar de que en los últimos meses varios bancos centrales han acabado con el ciclo expansivo en sus políticas monetarias, éstas siguen siendo acomodaticias. Aún así, Silvia Hernández, directora de Análisis Económico, Economía y Estructura Financiera de Telefónica, pronostica: “los precios más altos de la energía y las continuas presiones a los tipos de cambio limitarán el margen de maniobra de la tasa de interés en el caso de ‘shocks’ inflacionarios”.
¿A qué riesgos se enfrentarán Latinoamérica y el Caribe?
Los riesgos para la región se han intensificado y materializado, como es el caso de la reversión en los flujos de capital o la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que tantas repercusiones está teniendo en los mercados mundiales. Además, la coyuntura económica deja riesgos externos, pero también internos. Los externos se refieren a la moderación del crecimiento en las principales potencias comerciales de la región, pero, también, debe tenerse en cuenta las desviaciones de precios de la energía, que podría agudizar aún más este estancamiento económico al que se aboca ‘ALC’. A escala regional y nacional, algunos de los riesgos más destacados que encuentran los expertos son los políticos, los efectos de contagio regionales y otros factores no económicos. En cuanto a los riesgos políticos, las elecciones de Brasil, en las que salió vencedor el ultraderechista Bolsonaro, y la perspectivas de los futuros comicios en Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Guatemala, Uruguay o El Salvador, crean una gran incertidumbre económica en los inversores. Por otro lado, los contagios regionales deben evitarse: una recesión mayor de la prevista en Argentina podría dar lugar a grandes efectos en sus países vecinos. Por último, los factores no económicos, como la lucha contra el cambio climático, constituyen un grave riesgo para ciertas partes de la zona, como el Caribe.
Una región heterogénea
Todos los expertos de las jornadas coincidieron: América Latina es una región muy heterogénea y no deben extrapolarse las situaciones individuales de cada país. Esto se ha puesto de manifiesto en los diferentes comportamientos de los países respecto a las presiones del mercado. Aun así, las políticas deben seguir marcos de políticas sólidas, que favorezcan la resiliencia en contextos económicos menos favorables. En el caso de los países exportadores de materias primas, el mayor crecimiento mundial y el alza de precios debe ser una oportunidad para recomponer sus, en algunos casos, escasas reservas fiscales. Con ello, en ciertos casos será necesario acelerar el ritmo de la consolidación fiscal, mientras que deben revisarse las políticas de inversión públicas, incapaces de absorber la demanda de la ciudadanía, y que cada vez se vuelven más insostenibles. Para Roldós y Yépez, personal técnico del FMI, la política monetaria tiene que gestionar la disyuntiva entre apoyar la actividad y mantener ancladas las expectativas en materia de inflación, ante la subida de precios de materias primas y las depreciaciones del tipo de cambio.
Cabe mencionar que la flexibilidad cambiaria ha aportado beneficios a la región. Pilar L'hotellerie, directora general adjunta de Asuntos Internacionales del Banco de España, encuentra en ella una forma de resiliencia a los ‘shocks’ del mercado. Sin embargo, la volatilidad excesiva de los tipos de cambio, favorecidos por la subida de tasas de la Reserva Federal de EE.UU., la inestabilidad de los mercados y la falta de instrumentos para capear estos posibles ‘shocks’ puntuales, podrían justificar intervenciones de los distintos bancos centrales en el mercado de cambios. Pero las vulnerabilidades son diferentes. “En Argentina destaca el deterioro de su deuda pública, pero en Chile es preocupante su endeudamiento privado. No tienen la misma vulnerabilidad”, comentó L'hotellerie.
Otro de los puntos en el que todos los ponentes coincidieron es en la escasa contribución de la productividad, que crea dudas sobre la sostenibilidad de este crecimiento regional. América Latina ya no es lo que era: los bonos demográficos se están agotando. Además, hay una disyuntiva: las empresas poco productivas se ven protegidas de la competencia y sobreviven a pesar de su ineficiencia y, las muy productivas, encuentran trabas a su expansión. Esto crea una situación que hace de los mercados latinoamericanos poco eficientes. En esta línea, Juan Ruiz relaciona: “en términos de perspectivas de largo plazo hay preocupación en la región, sobre todo porque no está claro cuáles serán los elementos que gatillen las reformas necesarias para el crecimiento de la productividad”.