El fantasma de la apreciación cambiaria
Un fantasma recorre las economías emergentes: la apreciación cambiaria. Todas las fuerzas externas se han unido para generar un apetito por activos de emergentes que poco se justifica por el crecimiento económico y mucho por la intensa búsqueda de retorno, sumado a las políticas monetarias expansivas del mundo desarrollado. En la medida que el fortalecimiento de las monedas emergentes genere presiones desinflacionarias, es razonable seguir viendo una política monetaria más activa.
Es difícil luchar con este apetito por retorno, que está ubicando el tipo de cambio real de Chile en niveles en torno a 90, a tan solo 3% del nivel observado en la última intervención en enero de 2011. Esta apreciación, que mantiene al peso conversando poco con sus determinantes fundamentales, solo adiciona más 'lomos de toro' al flujo de inversión hacia sectores transables no mineros, además de los ya conocidos provenientes de los bajos niveles de confianza y elevada incertidumbre política local y externa.
"En la medida que el fortalecimiento de las monedas emergentes genere presiones desinflacionarias, es razonable seguir viendo una política monetaria más activa
El precio del cobre se ha recuperado sustantivamente, alertando sobre mayores presiones apreciativas para el peso, en caso de mantenerse en estos niveles por un mayor tiempo. Si bien existe un componente especulativo importante, hay expectativas fundadas de mayor demanda de cobre, no solo por el impulso fiscal en Estados Unidos, sino también por perspectivas más estables para China. Este mayor precio del cobre entregaría algunos recursos adicionales al Gobierno; sin embargo, si la consolidación fiscal se mantiene como un objetivo intransable, veremos reducciones en el déficit fiscal, pero no necesariamente mayor gasto público este año. Es entonces que la política monetaria es llamada a actuar como primera barrera de contención.
No cabe duda que se requiere una moneda más débil a mediano plazo, pero mientras más demora, más lenta será la recuperación económica. Las brechas de capacidad siguen ampliándose y el peso se aprecia, una combinación que solo anticipa enorme dificultad para recuperar crecimiento y absorber empleo.