El excéntrico marqués que imaginó el barrio de Salamanca
El agua pura llega a Madrid y un ferrocarril une, por primera vez, la ciudad con Aranjuez. Isabel II es la reina de una España convulsa y la responsable de multiplicar por tres el tamaño de la capital del país. En esa ampliación nace una de las pocas joyas arquitectónicas que se conservan de su reinado: el Palacio del Marqués de Salamanca, sede de la Fundación BBVA, que abre sus puertas en la iniciativa ¡Bienvenidos a Palacio!
Este edificio fue uno de los más ricos y modernos de mediados del siglo XIX. José de Salamanca y Mayol, empresario y magnate del ferrocarril fue el impulsor de su construcción, que empezó en 1846. En torno al palacio nació también el barrio que lleva su nombre, inspirado en el bulevar del 'faubourg' Saint-Germain de París, fruto del empeño del barón Haussmann.
Salamanca quería dar forma a una zona aristocrática y aprovechó el “ensache” de Madrid para dejar atrás las casas sin agua corriente, sin alcantarillado y sin alumbrado. El Palacio, situado en el número 10 del Paseo Recoletos, da buena cuenta de su afán de poder y riqueza y los anhelos del hombre rico que construyó las primeras viviendas con inodoro de Madrid.
El magnate escogió a Narciso Pascual y Colomer para trazar el diseño de su Palacio, de inspiración italiana. La elección, por supuesto, no fue casualidad, el arquitecto estaba muy vinculado a la corona y de su ingenio nació también el Congreso de los Diputados.
Pascual y Colomer proyectó el palacete en dos alturas y se basó en el clasicismo italiano para dar forma a su fachada principal, donde descansa el triple hueco de ingreso que tiene tres imponentes puertas de hierro, dominadas por suaves dibujos con las iniciales de Salamanca.
La imponente parte frontal del palacete luce dos estilos bien distintos. Uno, sobrio y recio, para la parte de abajo; y otro, en la parte superior, que recuerda a la Grecia clásica, con elegantes motivos corintios. El interior del palacio está dominado por un gran patio que dota al edificio de armonía y equilibrio.
Las numerosas transformaciones que ha sufrido la parte central del edificio son un reflejo de la azarosa vida del marqués, que perdió su fortuna en varias ocasiones y en 1876 se vio obligado a vender el palacio al Banco Hipotecario de España.
Tanto es así que José de Salamanca murió casi en la ruina. El mismo que impulsó la construcción del ferrocarril, en España y Estados Unidos, invirtió en bolsa con acierto y atesoró una colección de arte que hubo de vender para saldar sus deudas. Todo para construir el barrio que siempre imaginó que Madrid se merecía.
El palacio que lleva su nombre es ahora la sede de la Fundación BBVA, un espacio para fomentar el conocimiento, donde el arte, la ciencia y la cultura se dan cita. Un escenario donde se entregan cada año los Premios Fronteras del Conocimiento que reconocen la investigación y creación cultural de excelencia.
Ahora, el Palacio del Marqués de Salamanca abre sus puertas a curiosos y entusiastas de la historia, también a aquellos que quieran respirar el sueño aristocrático del que fue su ilustre propietario. En su cuarta edición, ¡Bienvenidos a Palacio! invita a descubrir qué hay detrás de las puertas de 23 inmuebles que normalmente están cerrados al público.
Durante los meses de abril y mayo habrá visitas guiadas, teatralizadas, conciertos y conferencias para desentrañar los secretos y curiosidades de la vida de palacio. Todas las visitas son gratuitas y requieren un registro previo, y la programación se puede consultar en el dossier de la iniciativa.
El palacete de Joaquín Sorolla y los palacios de Godoy, Bauer y Amboage son solo algunos de los enclaves palaciegos que cuentan la historia de Madrid, en diferentes épocas. Pero que, sin duda, tienen algo que les une: son el legado de los ilustres personajes que un día moraron sus estancias.