Estas son las trampas mentales que frenan el ahorro para la jubilación
Ahorrar para la jubilación es un reto que la mayoría de las personas pospone a pesar de reconocer su importancia. ¿A qué se debe esta actitud? La economía conductual, que estudia el comportamiento humano y su influencia en las finanzas, tiene las respuestas.
Los expertos alertan: el aumento de la esperanza de vida y la baja natalidad están provocando el envejecimiento de la sociedad europea. Según la OCDE, dentro de unas décadas, en países como España y Japón, habrá 76 jubilados por cada 100 habitantes en edad de trabajar. Esta cifra contrasta con países como México e Israel donde el ratio se mantendrá por debajo del 40%.
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El problema está encima de la mesa, pero parece que cuesta poner soluciones. Según la encuesta del Instituto BBVA de Pensiones sobre la jubilación y los hábitos de ahorro de los españoles, cuatro de cada cinco españoles encuestados considera necesario el ahorro para la jubilación, pero solo tres de cada diez han empezado a hacerlo. En México, un informe de la Fundación Mapfre revela que nueve de cada diez personas están preocupadas por su pensión, pero a pesar de percibirlo como algo perentorio, solo cuatro de cada diez ahorra para este fin.
Las tres brechas
¿Por qué es tan difícil para las personas tomar decisiones de ahorro a largo plazo? En la VII Jornada Institucional de Previsión BBVA sobre la economía conductual y el impacto de la conducta en la toma de decisiones, Diego Valero, presidente de Novaster y profesor de la Universidad de Barcelona, explicaba los tres ‘gaps’ que dificultan el proceso de ver y planificar el futuro con tranquilidad:
1- ‘Gap’ de identidad: yo no soy mayor
Uno de los problemas a la hora de planificar la jubilación es la incapacidad para visualizar una etapa de la vida que se ve lejana. “Nosotros no nos vemos de mayores”, explica Valero. Según este experto, los anuncios de las aseguradoras y las instituciones financieras, en los que se muestra a personas mayores en situaciones idílicas (por ejemplo: jugando al golf) no ayudan a esa identificación. “Nosotros de mayores vamos a ser gente normal y nos cuesta mucho identificarnos con ese yo futuro”.
2- ‘Gap’ de empatía: vivo en el presente
La mente humana se alimenta de lo que ocurre en el momento. “Pesan mucho más nuestras emociones de ahora que las del futuro”, explica Valero. “Nos importa mucho más cómo nos sentimos ahora que lo que podamos llegar a sentir dentro de cincuenta años”.
3- ‘Gap’ de tangibilidad: solo sé lo que necesito ahora
Las personas tienen la tendencia de separar el estilo de vida presente y tangible y el estilo de vida que desearán y necesitarán en el futuro. “Nos cuesta mucho pensar en ello”, afirma Valero.
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Sesgos conductuales
No solo los ‘gaps’ impiden planificar el futuro. El ser humano, según explica Valero, tiene la tendencia de tomar atajos mentales: “Lo que nos hace equivocarnos siempre de la misma manera”. A esos errores sistemáticos se les llama sesgos conductuales que, en lo relativo a las pensiones, se resumen en tres:
1- Autocontrol: hoy no, mañana
Cuesta ahorrar para el retiro; las tentaciones son muchas y el tiempo para ver los frutos del esfuerzo es muy largo. Las personas tienen la tendencia a aplazar sus decisiones de ahorro porque consideran que el presente es más importante: “Por eso, los gimnasios cobran por todo el año, las primeras visitas a los dietistas suelen ser más caras, etc.”, explica Valero. “Estamos llenos de buenos deseos, pero cuando llega el momento no los hacemos realidad”.
La razón de este comportamiento es la falta de autocontrol. Sin embargo, hay que sobreponerse a esta tendencia y mentalizarse de que lo que se haga ahora, tendrá un impacto en el futuro: “Nosotros en el futuro seremos lo que hayamos hecho desde ya”. Para conseguir ese compromiso, hay que conectar con los ahorros futuros: “El dinero que separas es para ti”.
2- Inercia: que me lo den hecho
La tendencia generalizada de las personas es dar por buenas las opciones por defecto y no realizar acciones por sí mismas. “Nos preocupa qué nos pasa si actuamos, no si no actuamos”, afirma Valero. Este sesgo es muy interesante en el caso de las pensiones y explica algunos casos de éxito, como el sistema NEST de Reino Unido, en el que los trabajadores ingresan por defecto directamente en el plan de pensiones de la empresa. Los empleados pueden decir que no quieren aportar a su ahorro para el futuro, pero deben hacerlo de forma razonada, por lo que mucho deciden continuar antes que actuar para no hacerlo.
3- Aversión a la pérdida: antes tenía más
Lo que cuenta no es el valor absoluto, sino el valor relativo con respecto a la situación inmediatamente anterior. Diego Valero lo explica con el ejemplo de los dos monos y los tres plátanos: a un mono se le da un plátano y al otro dos, pero después se le quita uno. El resultado será que uno de los monos estará feliz y el otro, a pesar de tener un plátano que antes no poseía, estará descontento porque hace un momento tenía dos.
“Si el ahorro para la pensión se ve como una pérdida de estatus actual, no se ahorrará”, cuenta Valero. “Debemos conseguir que el gasto duela menos”. Para conseguirlo, este experto recomienda el ahorro progresivo: empezar con cuantías menores al principio, que no supongan un esfuerzo muy brusco, para ir reservando cantidades cada vez mayores a lo largo de los años.
Solo conociendo los mecanismos del propio comportamiento, estos se pueden contrarrestar a través del pensamiento reflexivo. Vale la pena informarse adecuadamente, pensar en cómo se quiere vivir cuando llegue la edad del retiro y actuar en consecuencia. Así se garantizará un futuro tranquilo y sin sobresaltos financieros.
Para mantenerse al día, en el Centro para la Educación y Capacidades Financieras se encuentra disponible toda la información relevante sobre educación financiera en el mundo.