¿En qué estado están las relaciones comerciales con EE.UU. y China?
Las relaciones comerciales de Estados Unidos y China se encuentran en un punto de desencadenamiento de hostilidades: represalias, nuevas medidas, nuevos anuncios frente a las medidas iniciales. Julián Cubero, de BBVA Research, analiza esta situación.
El escenario actual es negativo e incierto. Pero no es de extrañar. Se viene de un entorno en el cual, ya a comienzos de mes, EE.UU. desafió al G7, algo bastante extraño: no firmó un comunicado de una reunión en la que estuvo. Pero ese elemento es solo una gota más en una política continuada que viene desde su salida del TTP. Deja en el congelador el TTIP, el acuerdo comercial con Europa; mantiene dudas respecto al NAFTA, el acuerdo comercial con Estados Unidos, con Canadá y con México, y mantiene una política comercial sostenida de dificultades al comercio de bienes, de servicios y de flujos migratorios.
El 40% de las medidas que limitan el comercio en 2018 viene de Estados Unidos, más del doble de lo que Estados Unidos supone en el PIB. En ese entorno general tan enrarecido, el foco está en China.
Estados Unidos tiene un déficit comercial elevado con China y trata de solucionarlo con medidas tarifarias. Ha impuesto tarifas sobre el 7% de las importaciones que vienen de China que entran en vigor el día 6 de julio. También ha amenazado con hacerlo sobre el más del 40% en los próximos meses y eso, desde luego es un entorno bastante negativo.
¿Por qué estamos en esta situación?
Esta situación es fruto de la desconfianza: una desconfianza de Estados Unidos, de las nuevas autoridades de Estados Unidos, de la nueva administración, del Gobierno de Trump, que considera que el gobierno multilateral de la OMC no responde a sus dudas, a sus problemas, a sus quejas.
Y estas quejas no son nuevas; el exceso de capacidad productiva del acero que viene de China, los problemas de producción de la propiedad intelectual, que están con China, son queja de Estados Unidos de los últimos años ante una situación que ellos ven que no se resuelve y por la que deciden actuar unilateralmente. Deciden, simplemente, tomar cartas en el asunto obviando la existencia de ese gobierno multilateral.
Esto es un problema. ¿Por qué? Porque supone un triple error.
- Primero, porque lo miden todo a través del saldo comercial y eso es un error absoluto. El saldo comercial no es una buena medida de política comercial. Habría que considerar, por ejemplo que, en las importaciones que hace Estados Unidos desde China, una parte de ese valor, una parte de esas importaciones, viene de Estados Unidos también.
- Segundo, esa medida no se soluciona con tarifas. El saldo comercial es fruto de los flujos de ahorro e inversión de las personas. Las tarifas y las cuotas no solucionan ese supuesto problema.
- Por último y más importante, solo se genera incertidumbre. Cuando uno toma medidas inesperadas que no se sabe cómo van a solucionarse fuera de las reglas, se generan frenos al comercio, frenos en la actividad y frenos en el empleo. Solo hay que ver el reciente anuncio de una marca productora de motos de Estados Unidos que va a dejar de producir en el país por la política comercial de Estados Unidos.
¿Qué perspectivas hay?
Lo que debería pasar es una vuelta a las reglas, un reformar esas reglas multilaterales que es cierto que pueden mejorar. ¿Cómo? Por ejemplo, mejorando los procesos, los tiempos de resolución de disputas. Y que cuando uno tiene una queja en la OMC, que esa queja se resuelva pronto, que no quede muy dilatada en el tiempo.
El problema es que esa no parece ser la vía que se va a seguir. Se va a seguir teniendo más bilateralismo, más dudas, más incertidumbre. Y eso a largo plazo es malo porque, en la medida en la cual sigamos en este círculo de medidas-represalias-nuevas medidas, el incentivo para volver a negociar es más difuso.