Estado de bienestar: ayer y hoy
El sistema de protección social moderno tiene sus orígenes en la Europa del siglo XIX. Otto von Bismarck y William Beveridge fueron los políticos que más contribuyeron a que las primeras medidas de protección social avanzaran hasta lo que hoy se conoce como estado de bienestar.
Se denomina estado de bienestar al conjunto de acciones que realiza el Estado con el objetivo de asegurar el bienestar general de la población, y mejorar la distribución de la renta y la igualdad de oportunidades. Es decir, hace referencia a la intervención del Estado para la mejora de las condiciones socioeconómicas de los ciudadanos. Así, se incluyen, por ejemplo, las prestaciones al desempleo, las pensiones por jubilación o la gratuidad y universalidad de los servicios en materia de salud y educación. Todas estas políticas han contribuido a mejorar las condiciones de vida, la educación y la esperanza de vida de los ciudadanos.
Bismarck: el origen del concepto
El sistema de protección social moderno se desarrolló en la Europa del siglo XIX. En concreto, fue el político alemán Otto von Bismarck quien sentó sus bases al crear un sistema de pensiones contributivo que obligaba a empresarios y trabajadores a financiar un sistema que salvaguardara el bienestar de la población en su vejez.
En la década de 1880, la clase obrera alemana participaba cada vez más en la vida política, defendiendo en las altas esferas las ideas propuestas por el filósofo Karl Marx. Con el objetivo de frenar la oleada de ideas revolucionarias, el entonces canciller Otto von Bismarck propuso un conjunto de leyes que proporcionaban una seguridad básica a la población, a través de seguros en previsión de accidentes, enfermedad, invalidez o vejez. Así, empresas y trabajadores debían aportar recursos al Estado para que este los gestionara con el objetivo de responder a las necesidades de la población desfavorecida.
Entre 1883 y 1889, la legislación social de Bismarck puso en marcha tres medidas: el seguro de accidentes, la pensión por discapacidad y la pensión por jubilación a partir de los 70 años, cuando la esperanza media de vida al nacer apenas superaba los 40 años, frente a los más de 80 años de hoy en día. Con ellas, el canciller alemán sentó las bases del estado de bienestar.
A continuación, se incluye un gráfico perteneciente a la presentación realizada por BBVA Research, El impacto del cambio tecnológico y el futuro del empleo.
Fuente: BBVA Research. El impacto del cambio tecnológico y el futuro del empleo
El plan Beveridge: la propuesta del Reino Unido
En la primera mitad del siglo XX, el Reino Unido instauró un nuevo modelo que constituía una alternativa a la propuesta alemana. Así, se creó un sistema eminentemente asistencial que buscaba proteger a aquellos ciudadanos que no recibían una renta.
En la década de los 40, el ministro de Trabajo, Ernest Bevin, encargó a Sir William Beveridge, miembro de la Facultad de Economía del Instituto Económico de Londres, la elaboración de un informe que analizara los sistemas de seguridad social existentes. Beveridge escribió entonces ‘Informe al Parlamento acerca de la seguridad social y de las prestaciones que de ella se derivan’, en el que defendía que todo ciudadano en edad de trabajar debía pagar unas tasas sociales para garantizar la existencia de prestaciones sociales en caso de enfermedad, desempleo, invalidez, jubilación, etc. El informe de Beveridge sirvió como punto de partida para una reforma legal que comenzó en 1945 y que situó a la política social británica al frente de los sistemas de seguridad social, como uno de los más avanzados.
El resto de Europa: la llegada del estado de bienestar
El resto de los países de Europa se fueron acogiendo a los sistemas de protección social ideados en Alemania y Reino Unido. Hoy en día casi todos ellos han establecido sistemas similares, cuyo fundamento es el principio de contributividad. En él, empresas y trabajadores cotizan obligatoriamente para contribuir al sistema de la Seguridad Social. A lo largo de los años se han ido introduciendo también prestaciones no contributivas dirigidas a los ciudadanos que no han contribuido lo suficiente para recibir prestaciones contributivas.
Y en el caso concreto de España...
En España, pueden distinguirse cuatro momentos clave que han contribuido a la construcción del estado de bienestar tal y como se conoce actualmente. Primero, la Ley Dato del 1 de enero de 1900 reguló la protección en accidentes de trabajo, lo que catapultó la creación de otros seguros sociales que buscaban la protección individualizada en situaciones de necesidad.
Después, con la Ley de Bases de la Seguridad Social de 1963 se inició un periodo en el que los distintos seguros se unificaron para formar el sistema de la Seguridad Social. Con la aprobación de la Constitución de 1978, se mencionó por primera vez el principio de universalidad de la protección social. Finalmente, en 1990, se reconocieron las prestaciones no contributivas.
Así, en un proceso continuo con más de un siglo de historia se fue constituyendo el sistema español de la Seguridad Social.