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Historia 28 oct 2021

España y México, una historia viva

En una docta y rica charla, los historiadores Carmen Iglesias y Javier Garciadiego cuestionaron mitos e inexactitudes y propusieron la convivencia como pauta para el futuro.

Foro Virtual Diálogos México España Historia

Atender con rigor los hechos históricos y cuestionar las relecturas e interpretaciones políticas e ideológicas de los acontecimientos del pasado. Ambas propuestas de aproximación están presentes en múltiples voces que abordan los 500 años de la llegada de los españoles a lo que ahora es México. Las dos, también, estuvieron en el centro de la mesa redonda “Desde las dos orillas: intersecciones históricas entre México y España”, en la que participaron los historiadores Carmen Iglesias y Javier Garciadiego, directores de la Academia Española y Mexicana de la Historia, respectivamente, y en la que fungió como moderador el internacionalista y periodista mexicano Leonardo Curzio.

La conversación se dio en el marco del encuentro “Diálogos México-España”, organizado por la Fundación BBVA México. No se entiende la relación que existe hoy en día entre ambas naciones si no se remonta a los orígenes de la misma y se ponen en tela de juicio mitos, distorsiones, verdades a medias, leyendas negras y la manipulación de lo que en verdad sucedió.

Iglesias y Garciadiego no solo reiteraron la colaboración entre ambas academias; comentaron que lo sucedido hace 500 años en la parte de Mesoamérica que hoy en día es la República Mexicana tuvo rasgos de guerra de liberación de los pueblos originarios que estaban bajo el yugo de los aztecas.  Jamás hubiera sucedido lo que sucedió, anotó Iglesias, si no hubiera sido “por la alianza con los pueblos indígenas que querían librarse naturalmente del régimen de los aztecas”.

Garciadiego añadió: “Para muchos naturales la guerra contra los aztecas o mexicas fue simplemente de liberación. Incluso es muy complejo utilizar el término conquista.”

Además, agregó, “no podemos hablar de Conquista de México, sí de México Tenochtitlan, pero no de México, porque éste no existía como tal”.

Los frutos del mestizaje

Ambos historiadores recordaron que, a diferencia de los ingleses, quienes optaron por imponerse y anular toda presencia original americana en los territorios a los que llegaron, la corona española propició el mestizaje. Iglesias recordó al hispanista John Elliott, quien ha señalado que este proceso histórico “fue un movimiento de inclusión, con sus cosas mejores y sus cosas peores, pero que no tuvo nada que ver con lo que hicieron los sajones”.

Iglesias y Garciadiego subrayaron que en las visiones sesgadas de lo ocurrido hace cinco siglos tiende a destacarse el papel y las acciones de los conquistadores, y no de personajes de indudable talante humanista. “Hablamos de los conquistadores y no de humanistas cristianos como Motolinía, Vasco de Quiroga y De las Casas –apuntó el historiador mexicano-, pero también autoridades civiles, normatividad, las Leyes de Indias se hicieron para proteger a los naturales y sobre todo hubo un enorme mestizaje con poca exclusión.”

En un diálogo que merece ser visto en su totalidad (https://www.bbva.mx/personas/landings/dialogos-mexico-espana.html?utm_pais=mexico), Iglesias, Garciadiego y Curzio deslizaron la noción de que incluso hay quienes siguen sosteniendo la versión de epidemias casi deliberadas, amén de hablar de la palabra genocidio.

La riqueza de una lengua común

No está a discusión que existe una centenaria historia común España-México; mucho menos que hay una lengua que une a ambos pueblos, y a la que todo el continente americano, evidentemente, nutre día con día. Iglesias y Garciadiego también son académicos de la lengua en sus naciones. “La historia a veces nos confronta –comentó el mexicano-; eso es indiscutible. Tenemos momentos de encuentros y desencuentros haciendo historia. En cambio, el idioma ha sido pura unión. Es de los españoles, de los castellanos y los andaluces, pero también de los mexicanos, los peruanos y los argentinos. Borges, un argentino, dijo que el mejor prosista del siglo XX en lenguaje español era Alfonso Reyes, un mexicano.”

Y abundó: “Tenemos escritores latinoamericanos muy buenos, pero hoy, paradójicamente, los leemos entre nosotros gracias a editoriales españolas. Si no fuera por ellas no conoceríamos literatura argentina, chilena o peruana; leemos a los escritores latinoamericanos por Alfaguara, Anagrama o Cátedra. Es una lengua común, una cultura común y eso nos hace fuertes.”

Las sugerencias de Iglesias y Garciadiego con respecto futuro de las relaciones España-México parecen sencillas, pero suenan incontrovertibles. Iglesias puso el contexto (“Yo siempre le he dicho a mis alumnos en la universidad que los españoles no sabemos quiénes somos hasta que conocemos América”); Garciadiego puntualizó: “Convivir, convivir y no confrontar. Esa sería para mí la mejor recomendación para los años venideros.”