España y América Latina: de la mano en la internacionalización bancaria
A partir de los años noventa, algunos bancos y empresas españoles sintieron la necesidad de expandirse y competir en los mercados internacionales, buscar negocios en el extranjero y desarrollar un nivel de eficiencia mayor que les permitiera ser competitivos en el mundo globalizado que se encontraba ante ellos. Sin embargo, se dieron cuenta que la expansión a Europa no iba a ser tan fácil, y pusieron su atención en los mercados de América Latina. En esta línea versó la jornada “Los orígenes de la internacionalización bancaria en España y sus posiciones actuales” organizada por el Colegio de México y Fundación Ramón Areces.
La internacionalización bancaria española alcanzó su máximo apogeo hace apenas 25 años, cuando la banca se dio cuenta de las posibilidades que ofrecía el mercado extranjero. El país acababa de salir de un proceso de transición política, económica y social, mientras aún se asentaba de la gran crisis que atravesó el sector financiero occidental en 1983. Según indicaba Ramón Casilda, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles y del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos, esta es una época en la que la banca privada repara en la importancia de aprovechar la globalización financiera y económica. ¿Cómo actuaron los bancos españoles? La respuesta que encontraron fue invertir en el extranjero mediante la adquisición de otras entidades bancarias, convirtiéndose en empresas multinacionales, dentro del proceso de compras que se estaba llevando de forma nacional. Y así comenzó la internacionalización bancaria tal y como se conoce hoy.
En un primer momento, la expansión hacia otros países europeos no era percibida como viable debido a algunos factores como la falta de capital, pero, sobretodo, debido a aspectos socio-culturales. América Latina se presentaba entonces como una solución, un mercado emergente que estaba sin explotar y que presentaba muchas posibilidades para los grandes bancos españoles. Mientras que España mostraba un mercado maduro, con una alta bancarización y un mercado estancado, el otro lado del charco lo tenía todo por hacer y ofrecía un potencial que lo hacía especialmente idóneo para expandirse. Fue a partir de los años 90 cuando comenzó en América del Sur todo el proceso de creación de la clase media, “uno de los grandes descubrimientos de la banca española”, apunta Casilda. La estructura poblacional con mayores tasas de personas jóvenes hacía que fuera un ámbito de negocio muy atractivo, ya que el grado de bancarización era muy bajo, apenas del 20%.
Ponentes durante la jornada "Los orígenes de la internacionalización bancaria en España y sus posiciones actuales" en la Fundación Ramón Areces.
Por otro lado, la correlación del ciclo económico España-América Latina nunca había estado relacionada, lo que favorecía la diversificación en un negocio como es la banca. Además, este mercado ofrecía algo que ninguno más podía: un idioma común, que facilitaba y aceleraba ampliamente las negociaciones con las empresas y bancos locales. La internacionalización bancaria permitía también a los bancos españoles protegerse de posibles fusiones u OPAs por parte de otros bancos europeos ya que se organizaron en torno a filiales independientes. José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca, afirmó que encontraba en esto una ironía: “el objetivo de este modelo era proteger a España de las turbulencias de Latinoamérica y, al final, fue lo que les acabó protegiendo a ellos de las turbulencias de Eurozona”. La expansión demostró que la banca española sabía gestionar y que contaban con tecnología que les hacía muy competitivos.
El caso de BBVA
Para poder entender el proceso de internacionalización bancaria de la mejor forma posible, es imprescindible acudir al archivo histórico, conocer qué fue, antes del qué pasó. Para ello, la jornada contó con José Víctor Arroyo, responsable del Archivo Histórico de BBVA. Arroyo comenzó su exposición haciendo un repaso por el proceso de creación de BBV antes de su unión con Argentaria. Se remontó a 1901, cuando el Banco de Bilbao mostró los primeros signos de internacionalización, al abrir su primera oficina en París. Para 1918, ya instalaba su cuarta oficina internacional en Londres. “Así va fraguando un arco hacia el exterior”, apuntó José Víctor. El verdadero proceso comenzó después de la fusión en 1988 con el Banco de Vizcaya, dando como resultado a BBV. Fue en 1995 cuando el banco comenzó sus planes de diversificación internacional con el plan “1000 días”.
Su impulso en América Latina empezó con la adquisición del Banco Continental de Perú en 1995, gracias a la campaña de privatización que había empezado el gobierno peruano en 1992, dando como resultado BBVA Continental. En 1996, BBV adquirió el 30% del Banco Francés en Argentina, y, tras otra serie de compras, acabó haciéndose con la gestión del banco. El futuro BBVA Francés se convirtió por aquel entonces en la segunda entidad en Argentina por volumen de depósitos y la tercera en volumen de préstamos. El Grupo veía también en México como uno de sus principales objetivos en sus planes de expansión latinoamericana. BBV adquirió el 70% de Probursa, y acabó fusionándose en el 2000 con el grupo Bancomer, del que compró el 58%. Así fue como nació BBVA Bancomer.
Pero el Grupo no se quedó en América Latina. En 2004, BBVA entra en Estados Unidos, adquiriendo diferentes entidades que dieron lugar a BBVA Compass. Años más tarde, en 2010, adquirió el 24,9% del capital de Turkiye Garanti Bankasi AS, segundo banco de Turquía. Después de varias ampliaciones, en 2017 alcanzó el 49,85% de participación.
José Víctor Arroyo, responsable del Archivo Histórico de BBVA.
¿Cuáles son los retos actuales?
José María Roldán, presidente de la AEB, afirmó durante la jornada que la globalización financiera presenta ciertos debates sobre la vigencia del orden liberal de libre circulación de mercancías, donde han jugado un papel fundamental organizaciones como el Banco de Basilea o el Fondo Monetario Internacional.
De cara al futuro se corre el riesgo de que, sin la globalización financiera, los bancos podrían llegar a desaparecer. Así, Roldán reconoce que “la banca tuvo errores que estuvieron patentes en las crisis de 2007, pero debemos entender que si el empresario que quiere exportar a China por primera vez no tiene un banco internacional que le sustente no podrá hacerlo. Tenemos que defender la globalización financiera y demostrar que lo financiero siempre es el otro lado de lo real, que son los bancos internacionales.“
En esta línea de internacionalización, la revolución tecnológica borra fronteras. Como apuntó Santiago Carbó, catedrático de economía y finanzas de CUNEF, dicha revolución tiene tanta fuerza que está haciendo irrelevantes las regulaciones nacionales sobre las ‘fintechs’ y ‘bigtechs’.
Para la directora del departamento de Inspección IV del Banco de España, Mercedes Solano, la internacionalización bancaria española presenta tremendos beneficios para el sistema y prepara a las entidades para el mundo global permitiéndoles exportar los modelos de negocio de la banca minorista a nuevos sectores. Porque, además, este proceso ha sido muy importante para el Banco de España, que ha tenido que aprender a trabajar con nuevos supervisores en un entorno internacional, modernizando su estructura y estableciendo nuevos flujos de comunicación.