En España se toman 12 uvas, ¿y en el resto del mundo?
El año nuevo es la oportunidad de poder por fin cumplir todos esos propósitos que no se llevaron a cabo el año pasado. Significa un momento en el que empezar de cero, y por eso resulta importante comenzar con buen pie. Para los españoles esto supone tomar 12 uvas al son de las 12 campanadas ¡y que no quede ni una! ¿Y para el resto del mundo? Cada lugar tiene su propia tradición, pero todos coinciden en que se debe cumplir para conseguir lo mejor en el año que llega.
Seguramente la tradición más sentimental sea la de los estadounidenses, que besan a alguien a medianoche. Así como no tomar las uvas hace pensar a los españoles que no tendrán suerte en general, en Estados Unidos no besar a alguien significa caer en la fatalidad de la soledad en el próximo año. Un estudio del Washington Times concluye que dos tercios de la población confían en que besará a alguien a medianoche y que sólo un 10 % ha perdido la esperanza de cumplir la tradición. También afirma que para la mayoría, se trata de un beso que dura unos segundos aunque para otros es algo más que eso.
Los italianos prefieren asegurar su salud financiera a la emocional y lo hacen con un plato de lentejas. Según el mito, cenar lentejas en ‘Notte di Capodanno’ trae todo lo mejor en cuanto a la economía del año que viene. “Cuánto más se comen, más se gana”, dice la tradición. Esta última proviene de los romanos y la leyenda relata que ofrecían lentejas como regalo a principios de año con la fe de que se transformarán en monedas de oro.
Para las vajillas danesas el fin de año es más bien una despedida, ya que en Dinamarca tienen la “elegante” costumbre de romper la vajilla tras la cena del 31 de diciembre. En otros tiempos, la tradición iba más allá y consistía en romper la vajilla en la puerta de buenos amigos y familiares. Hoy en día en algunas zonas se cumple la tradición como Dios manda y se sigue haciendo de esta manera. Este gesto es para los daneses un halago ya que representa una señal de afecto y se considera que trae buena suerte para el año que viene.
Siempre se ha dicho que los ingleses son muy puntuales, pues también hacen alarde de su puntualidad en Nochevieja con la tradición del “first footing”. La tradición consiste en hacer lo posible por llegar el primero a casa de los familiares y amigos después de las campanadas. Creen que la primera persona en llegar será la portadora de la buena suerte durante todo el año.
Las campanadas en Japón son distintas a las españolas. La tradición, “joya no kane”, consiste en tocar hasta 108 veces las campanadas de los templos budistas nipones durante la Nochevieja. Lo interesante de las campanadas japonesas es su significado: cada toque ahuyenta a uno de los 108 pecados; entre ellos la ira, el deseo o la envidia, que el ser humano concibe y puede acabar cometiendo. La gastronomía también tiene un rol importante para los japoneses en fin de año, ya que confían en que al comer “toshikoshi-soba” la buena suerte de la familia se alargará tanto como estos fideos japoneses.
En Turquía es tradición recibir el nuevo año brindando con champán. Eso sí, en cuanto suena la última campanada, abren todos los grifos de la casa y dejan correr el agua para asegurarse un año de salud y riqueza.
Tradiciones Latinoamericanas
Utilizar ropa interior de colores es tradición en fin de año en varios países de América del Sur. Así, los argentinos creen que estrenar ropa interior rosa atrae el amor mientras los brasileños utilizan ropa blanca para alejar los malos espíritu. Por su parte, en México tienen como tradición llevar ropa interior roja mientras en Colombia, Perú y Venezuela se relaciona la ropa interior amarilla en el último día de diciembre con un nuevo año lleno de éxitos y dinero.
Al igual que en España, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela toman doce uvas al ritmo de las doce campanadas que dan la bienvenida al año entrante. Además de tomar uvas, los chilenos toman a media noche lentejas como forma de atraer trabajo y dinero.
Pero en Latinoamérica las tradiciones de fin de año no se reducen a ropa y comida. En Chile, barren la casa hacia afuera como un repelente para las malas energías y abrazan a una persona del sexo opuesto a medianoche como imán para el amor. Los colombianos, chilenos y venezolanos dan la vuelta a la manzana con una maleta vacía buscando un año repleto de viajes. También es costumbre empezar el año de pie y con dinero en la mano para tener dinero, suerte y salud.
En Argentina, además de la ropa interior blanca, tienen como costumbre meterse en el mar y entregar regalos a Yemanyá, la Diosa del agua, para garantizar la buena suerte en el año nuevo.
En algunas partes de Perú, es costumbre poner un huevo entero debajo de la cama para comprobar el 1 de enero qué dibujo ha formado la yema y poder interpretar qué nos depara el futuro.
Varios países de América Latina han convertido en tradición “quemar el año viejo”. Para ello, en Ecuador, Colombia, Perú, y Venezuela hacen un monigote que representa el año que termina y le prenden fuego.