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Economía Act. 19 sep 2018

España cambia el límite para pagar en efectivo a 1.000 euros

El Gobierno español ha rebajado la limitación del pago en metálico entre empresas o entre particulares y empresas desde los 2.500 euros actuales a los 1.000 euros. Así lo ha confirmado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Esta medida se enmarca dentro del paquete de lucha contra el fraude presentado por el Ejecutivo. En concreto, la medida pretende atajar el fraude en el pago del IVA.

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Así, todas las compras o transacciones que superen este umbral deberán realizarse a través de un medio en el que quede constancia de la operación, como las tarjetas de crédito, las transferencias bancarias o, incluso, los pagos a través de una aplicación móvil.

Hasta ahora, era la Ley 7/2012, de 29 de octubre, la que establecía las limitaciones que se aplicaban a los pagos en metálico en España. Esta normativa fijaba que no podían pagarse en efectivo las operaciones con un importe igual o superior a 2.500 euros en las que alguna de las partes fuese empresario o profesional. Para los particulares sin domicilio fiscal en España, esta cifra aumentaba hasta los 15.000 euros. Además, imponía una sanción por incumplimiento del 25 % del valor de la transacción. Sólo en 2015 la Agencia Tributaria impuso 1.313 multas por este motivo, un 36,7 % más que en 2014.

La modificación anunciada llega con el objetivo de combatir el fraude fiscal, así como intentar reducir la economía sumergida del país, que a cierre de 2015 representaba un 18,2 % del PIB, según cálculos del Círculo de Empresarios.

Sin embargo, ésta no es una medida aislada en Europa. Organismos y países buscan favorecer el uso de formas de pago más seguras y menos susceptibles de usarse en la economía sumergida, como pagos con tarjeta o pagos móviles. Ya en mayo de este año, el BCE anunció que dejará de imprimir billetes de 500 euros a partir de 2018 para combatir prácticas relacionadas con el blanqueo de dinero y la financiación de actividades ilegales.

Además, España no es el primer país que pone coto al uso de efectivo. Francia estableció en 2015 un límite similar para reducir la financiación del terrorismo, e Italia hizo lo propio en 2011, si bien en 2015 volvió a fijar el tope en los 3.000 euros. También Dinamarca está poco a poco despojándose del cash, y en mayo de 2016 propuso eliminar el dinero físico en tiendas de ropa, restaurantes y gasolineras.