BBVA Research prevé que Baleares sea la comunidad donde más crezca el empleo en 2019 y 2020
BBVA Research estima que la economía balear ligará en 2020 siete años consecutivos de recuperación económica, con un crecimiento anual promedio del 2,8%. Esto se traducirá en un aumento del empleo del 3,5% y 2,8% en 2019 y 2020 respectivamente, lo que sería el mayor avance en la creación de puestos de trabajo de cualquier comunidad autónoma. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA en su último informe ‘Situación Islas Baleares’, presentado hoy por el economista jefe de BBVA Research, Miguel Cardoso, y David Conde, director de la Territorial Este de BBVA. De cumplirse estas previsiones, entre 2019 y 2020 se podrían crear algo más de 33.000 empleos, lo que permitirá elevar el nivel de empleo hasta situarlo un 9% por encima del alcanzado en 2008.
En 2018, el PIB regional habría aumentado un 2,4%, manteniendo el avance del año anterior y en línea con la media nacional. Según el Servicio de Estudios de BBVA, este comportamiento de la economía balear se explica porque la progresiva desaceleración del crecimiento del consumo privado y de las exportaciones, tanto de bienes como, sobre todo, de servicios turísticos, se ve parcialmente compensada por una mejora de la inversión productiva y del gasto público. La desaceleración del consumo privado se produce porque los vientos de cola que empujaron el crecimiento en los años anteriores pierden vigor y la demanda embalsada se va absorbiendo.
En la demanda externa se ha observado una desaceleración del crecimiento de las exportaciones tanto de bienes como de servicios, afectadas sobre todo por la debilidad mostrada por la economía de la eurozona. Así, aunque el sector turístico estableció un nuevo récord de visitantes en 2018, su crecimiento es cada vez más débil.
La inversión residencial siguió mostrando dinamismo, si bien a un ritmo algo inferior, después de los intensos crecimientos observados desde 2014. Igualmente, la mejora de los ingresos autonómicos facilitó una política más expansiva de las administraciones regionales, impulsando tanto el consumo como la inversión pública, aunque sin comprometer el cumplimiento del objetivo de déficit de la comunidad para 2018.
El avance del empleo será el mayor en España
En este contexto, a pesar de que las previsiones para el bienio 2019-2020 son favorables, continúa la tendencia de moderación en el avance del PIB para el horizonte de previsión. Así, BBVA Research prevé que la economía balear crecerá un 2,2% en 2019 y un 1,7% en 2020. En todo caso, este crecimiento será intensivo en la creación de puestos de trabajo, y el avance del empleo llegará al 3,5% en 2019 y 2,8% en 2020, las mayores tasas que se observarán a nivel de comunidad autónoma en España.
Diversos factores pueden contribuir a mantener un entorno de crecimiento para la economía balear. Por un lado, se espera que continúe la recuperación de la demanda mundial, a pesar del menor crecimiento en la eurozona. Además, el abaratamiento del coste del petróleo y un euro algo más depreciado deberían apoyar el dinamismo de las ventas de bienes y servicios.
Por otro lado, la normalización más lenta de lo previsto de la política monetaria apoyará la demanda interna y, en particular, la recuperación del sector inmobiliario y de la inversión productiva. Asimismo, el impulso fiscal derivado del aumento de salarios públicos y de las pensiones, y del salario mínimo contribuirá a aumentar la renta disponible de los hogares y sostener el consumo a corto plazo. Finalmente, debe destacarse la contribución a la disminución del coste de financiación del cumplimiento de los objetivos presupuestarios, así como de la vuelta a los mercados de deuda por parte del Gobierno autonómico.
Con todo, se mantiene la incertidumbre en diversos aspectos: en el entorno global, aunque se espera una desaceleración suave, el impacto del proteccionismo es más evidente y la incertidumbre es ahora mayor. Además, ha aumentado la probabilidad de una salida sin acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea. El impacto directo de ello podría ser relativamente más elevado en las Islas Baleares. La región presenta una exposición al Reino Unido por encima de la media española: es el segundo mercado de origen de los visitantes extranjeros en las Islas, y en 2017, el gasto turístico de los británicos en Baleares alcanzó el 13,6% sobre el PIB, mientras que las exportaciones de bienes hacia Reino Unido añadieron otro 0,5% al PIB regional. Asimismo, la posibilidad de un conflicto comercial mayor, junto con el efecto indirecto que pudiera tener un deterioro del entorno financiero relacionado a lo anterior, podría llevar a un escenario de menor crecimiento del comercio y de la economía mundial en general, y europea en particular, que podría afectar adicionalmente al turismo en las Islas.
A nivel doméstico, existen dudas sobre la política económica que se implementará durante los próximos años ante la incertidumbre derivada de la convocatoria de elecciones generales. La falta de consenso alrededor de las políticas que son necesarias para reducir los todavía elevados desequilibrios que persisten en el país podría condicionar las decisiones de política económica y territorial. Además, el ciclo político despierta dudas sobre la evolución del gasto público y el cumplimiento de los objetivos de déficit.
Asimismo, el aumento del salario mínimo tendrá efectos negativos sobre el crecimiento y la creación de empleo a largo plazo, en la medida en que no venga acompañado de medidas que ayuden a mejorar la productividad.
Además, el sector turístico empieza a mostrar síntomas de desaceleración. Entre los factores que explican tanto el buen desempeño del sector durante el último lustro como su desaceleración actual destacan las fluctuaciones en las tarifas hoteleras y en los costes de transporte, el avance económico de los principales mercados de origen y la evolución de las tensiones geopolíticas en algunos de los mercados competidores. Como consecuencia, la demanda de la comunidad también puede verse más afectada que la de otras, más aún, en un contexto en el que los mercados competidores que habían “prestado” visitantes comienzan a recuperarlos. Este es un problema que afecta, principalmente, a los destinos mediterráneos e insulares, a lo que la región añade la desventaja de un mayor nivel de saturación turística.
Finalmente, uno de los retos a los que se enfrentan las distintas comunidades españolas es encontrar un sector tractor del empleo para los próximos años, una vez que los apoyos para el sector turístico se agotan. En esta fase expansiva, el auge del turismo y el cambio en los hábitos de consumo han inducido un aumento del peso de la hostelería en el empleo. Este impacto es mayor en las provincias más orientadas a la actividad turística, lo que las hace más vulnerables. Sobre este punto, Baleares es una excepción, ya que, a pesar de la relevancia de la hostelería en el total del empleo en los últimos años ha tenido un patrón de creación de empleo más equilibrado, sin aumentar su dependencia de la hostelería.
33.000 nuevos empleos en Islas Baleares en 2019 y 2020
De cumplirse el escenario planteado para Islas Baleares, la región podría crear 33 mil puestos de trabajo en 2019 y 2020, y reducir la tasa de paro promedio hasta el 9,5% a finales de 2020. De este modo, Baleares es la Comunidad con un mayor dinamismo del empleo a lo largo de esta fase expansiva.
Según las previsiones del Servicio de Estudios de BBVA, este crecimiento permitirá aumentar los niveles de PIB per cápita en 0,7% promedio anual, en un contexto de incremento de la población que podría más que triplicar el crecimiento esperado para el conjunto de España.
En todo caso, la fortaleza y duración de la recuperación harán que esta se vaya trasladando cada vez más a los salarios, especialmente en sectores donde se comienzan a observar restricciones de capacidad. Según la Contabilidad Regional de España, la remuneración por asalariado en Balears aumentó en un 1,4% de media anual entre 2014 y 2017 (en términos nominales), y en los servicios de comercio, transporte y hostelería lo hizo a un ritmo del 6,1% anual. Estos valores se sitúan muy por encima a los observados en el conjunto de España, que no están siendo acompañados de mejoras en la productividad aparente del trabajo. En ausencia de incrementos en la productividad, se podría observar una ralentización en el crecimiento del empleo, y un aumento de la desigualdad entre aquellos que tienen un puesto de trabajo y los que no.