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Comunicaciones Act. 10 feb 2017

¿Es la industria de medios de pago estratégica para las entidades financieras?

Para que una operación de compraventa con tarjeta se complete, debe realizarse un proceso operativo, cuya cadena de valor puede describirse en los siguientes pasos fundamentales:

    • Autentificar al cliente final que desea realizar el pago, identificándose por la entidad emisora del medio de pago/tarjeta con la que desea pagar.
    • Autorizar por dicho emisor la operación de pago, lo que implica compromiso por el emisor respecto la garantía de pago al comercio, factor clave en la operativa de tarjetas.
    • Registrar la operación para poder realizar la gestión de compensación entre entidades intervinientes: entidad emisora de la tarjeta y entidad adquirente que da servicio al comercio.
    • Compensar las operaciones, es decir, calcular para cada interviniente el importe a pagar (entidad emisora) y a cobrar (entidad adquirente) con sus correspondientes comisiones y Tasas, en particular la MIF o tasa de intercambio entre adquirente y emisor.
    • Liquidar contablemente, es decir proceder al cargo y abono de los importes correspondientes, por el procesador, en las cuentas de la entidad emisora y la entidad adquirente.

Este proceso se completa por el realizado por las propias entidades, entidad emisora, que repercuten al cliente final -titular de la tarjeta- y a su cuenta personal. La entidad adquirente abona al comercio en su cuenta personal el importe de la venta, cerrando así el flujo de cobros/pagos entre ellas.

Pues bien, las etapas descritas en la cadena de valor anterior son llevadas a cabo por empresas conocidas como procesadores de medios de pago, que se configuran así como un stakeholder básico, pues son los facilitadores de que se realice el proceso, sobre todo cuando el emisor y el adquirente de una operación son entidades diferentes.

Usualmente, los procesadores añaden a los servicios anteriores, que configuran el core de la actividad de proceso, otros servicios relacionados con la administración y gestión de las operaciones, servicios de valor añadido que se centran principalmente en las actividades de:

    • Gestión de las redes de terminales en puntos de ventas necesarios para realizar la captura de las operaciones.
    • Gestión del fraude tanto del emisor como del adquirente.
    • Gestión de disputas del proceso de garantía de pago.
    • Gestión de la información capturada en las operaciones, información base sobre los titulares de tarjetas y los comercios y su uso de los medios de pago.

Los procesadores desarrollan unos servicios básicos de la actividad del soporte del día a día. En realidad, se puede afirmar que un medio de pago es la suma de tecnología y marketing de marca/producto. En esa tecnología, el procesador es el icono de base, facilita el desarrollo de negocio y la implementación de los servicios al titular de las tarjetas y al comerciante que las acepta, pero además se configura como clave en el control de la actividad desarrollada con los medios de pago. Por tanto, los procesadores se configuran como estratégicos para las entidades financieras en la medida que afectan tanto en el desarrollo de la relación comercial con los clientes titulares y comercios (implementan la oferta de servicios comprometida en la relación entre la entidad y estos clientes), como en la gestión de información y procesos básicos en el dominio de la relación con dichos clientes.

Objetivo básico de un procesaor: eficiencia en la realización de operaciones

Actualmente y derivado, en gran medida, de la presión realizada sobre el componente base que sustenta el negocio de la industria de medios de pago, a saber, la tasa de intercambio MIF, los procesadores de medios de pago están inmersos en un objetivo básico de eficiencia operativa.

Si suponemos una tasa de intercambio de un 0,5 % y a un importe medio de 50 euros, resulta que el importe de la tasa de intercambio que recibirá la entidad emisora se situara en unos 25 céntimos de euro, que en una tarjeta de crédito deberán cubrir la financiación gratuita ofrecida al cliente final, la garantía de pago, los propios costes del emisor… Y también los costes del proceso operativo de los procesadores.

De aquí que los analistas apunten como factor clave que dichos procesadores operen a costes por transacción sub-céntimo de euro, ya que los márgenes actuales y con costes crecientes de tipos de interés y de inversiones para contener fraude y garantizar pagos, derivan en que el efecto tasa de intercambio pueda dejar un margen nulo o negativo, y por tanto, la actividad core de estas entidades sólo pueda justificarse con modelos de máxima eficiencia operativa en costes transaccionales.

Los procesadores, como se ha comentado, intentan realizar adicionalmente servicios de valor añadido ligados a la operativa, que les permita obtener otras vías de servicios/ingresos, con todo, la tendencia a la baja en las tasas provoca que la base de la eficiencia operativa se centre en la obtención de economías de escala vía incremento de volumen transaccionales, ya que los servicios de proceso están sometidos a efecto economía de escala, por lo que el incremento de volumen de operaciones permiten encontrar costes unitarios por transacción mas eficientes.

La consolidación de procesadores, un efecto imparable

Al analizar el crecimiento de volumen transaccional de la industria a nivel global y en la década 2000-2010 nos encontramos con un índice de crecimiento CAGR del 12,4 % (Fuente Nilson Report). Es decir, aproximadamente cada 6 años se doblaría el volumen de operaciones, con esta "velocidad de crecimiento" comparada con la de ajuste en el valor de las MIF, con reducciones de mas del 50% en los tres últimos años y apuntando a continuar la senda descendiente. La ecuación “Volumen x Precio” produce un efecto negativo, lo que conlleva que desde las entidades financieras se busquen fórmulas para acelerar el crecimiento, tanto para equilibrar la ecuación de ingresos anterior como para obtener las economías de escala que optimicen los costes, ante el imparable efecto de caída de valores de las tasas de intercambio. El efecto de esta situación en los procesadores, que típicamente es un mercado muy fragmentado con procesadores a nivel país que cubren las necesidades locales, es claro: la consolidación.

Y esta manifestación se refleja en los distintos modelos existentes en los tipos/modelos de procesadores del mercado:

    • Los de terceras empresas independientes (First Data, Atos, Tsys) especialistas de este tipo de negocios bajo enfoques de outsourcing, cuyo modelo de crecimiento no orgánico es la tónica de los últimos años.
    • Los de empresas propiedad de las entidades financieras y tanto para acometer en vertical el negocio sólo de medios de pago, como para acometer servicios horizontales de medios de pago y cámaras de compensación de otros instrumentos.
    • Los de los propios carriers internacionales como Visa y Mastercard , que incorporan la oferta de proceso y crecen también operando el proceso de medios de pago para sus entidades asociadas en fórmulas de servicios de proceso en outsoucing.

En todos los casos, la búsqueda de la eficiencia y la bajada del coste por transacción, son las claves de estos nuevos macroprocesadores que con volúmenes de 10.000 millones de operaciones al año, intentan convertirse en los proveedores de servicios de las entidades financieras involucradas en la industria de los medios de pago.

Conclusiones para el entorno de procesadores

El fenómeno de consolidación en el entorno de los procesadores de medios de pago es imparable , y responde no sólo a la lógica económica apuntada para ayudar en el equilibrio de la ecuación “Volumen x Precio” con que deben trabajar las entidades financieras , sino también a la aparición de un negocio por sí mismo, negocio que se ve impulsado por el interés de operaciones tipo IPO en mercados de valores y por el interés de las inversiones de los private equity en esta actividad.

Esto no debe parecer extraño, ya que si analizamos la evolución pasada y tendencia a futuro, y observamos las posibilidades de crecimiento transaccional, se encuentra que según arrojan los datos del ECB para el periodo 2000 a 2006 :

    • De una parte y analizando la evolución del instrumento Tarjetas vs la de otros instrumentos de posible uso para el cobro-pago, se aprecia que desde 2000 a 2006 las tarjetas han pasado de realizar a nivel europeo 12.500 millones de operaciones a algo mas de 25.000 millones (doblando cada 6 años como se ha comentado) .
    • Pero las transferencias han pasado de cerca de 15.000 millones de operaciones a unas 22.000 millones , las domiciliaciones de unos 12.000 millones a 18.000 millones y los cheques de 9.000 millones a 7.000 millones.

Por tanto, parece indicar que el medio de pago de mayor crecimiento son las tarjetas, que sin embargo alcanzan alrededor de un 35% de cuota frente al resto de instrumentos de cobro/pago, en otras palabras, con unas amplias posibilidades de continuar su crecimiento tanto por su cuota como por su aceptación por los clientes finales como forma de pago.

A nivel de nuestro país, y aunque las posiciones relativas varían frente a las anteriores, las conclusiones siguen siendo válidas, las tarjetas obtienen un 31 %  de cuota frente a las domiciliaciones con un 47% , las transferencias con 15% y los cheques con 4 % . Pero es que en los datos anteriores no está incluido el uso del efectivo. Si incluyeramos el uso de efectivo, el potencial de crecimiento es mucho mayor, ya que hoy 7 de cada 8 operaciones de cobro/pago se realiza en efectivo.

Por tanto, en un negocio en crecimiento, que los consumidores y los comerciantes demandan y las entidades financieras establecen como básico en sus líneas de actividad . La demanda de procesos operativos apunta a un alto crecimiento que, ajustando sus costes finales a las entidades a las que se presta servicio, se decanta como interesante para configurar un negocio por si mismo sometido a altos índices de crecimiento.

En conclusión, tanto por la necesidad de sus servicios en los procesos operativos necesarios para las entidades financieras, como por lo atractivo por si mismo y en especial a los ojos de inversores y private equity, las procesadoras de medios de pago se decantan como un componente clave de la industria de los medios de pago, haciendo valer su factor estratégico .

Foto | kit kath