El equilibrio entre innovación y estabilidad financiera
La regulación y la supervisión han jugado tradicionalmente un papel esencial en el desarrollo del sector financiero, asegurando su estabilidad y solvencia, la protección del consumidor y mejorando su eficiencia. Ahora los reguladores y supervisores tienen un reto adicional: proporcionar un marco regulatorio que equilibre el impulso de las nuevas propuestas de valor digitales y la protección frente los riesgos que conlleva la digitalización de los servicios financieros.
Así lo ha defendido José Manuel González-Páramo hoy en la Conferencia del Comité de Pagos francés sobre Innovación Tecnológica en los Sistemas de Pagos, organizada por el Banco de Francia en París. En este foro han participado también Yves Mersch, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, y François Villeroy, gobernador del Banco de Francia, entre otros representantes de la industria financiera.
El consejero ejecutivo de BBVA considera que la regulación debería adaptarse al ritmo de la innovación en el sector financiero. En este sentido, pidió amplitud de miras tanto a las autoridades públicas como al sector privado, para aprovechar las oportunidades de la transformación tecnológica del sector financiero y superar las barreras que actualmente existen. En muchos casos, señaló, es la falta de un marco de supervisión y regulación específico lo que dificulta los avances digitales.
Oportunidades y riesgos de la transformación digital
En este sentido, José Manuel González-Páramo recordó que los actores del sector financiero están redefiniendo la forma en que crean valor para sus clientes a través del diseño y la oferta de productos y servicios digitales sofisticados y que ofrezcan una gran experiencia de usuario. Y el principal beneficiario de esta transformación es, desde su punto de vista, el consumidor.
Pero esta revolución digital, advirtió, conlleva también nuevos retos para la estabilidad e integridad del sistema financiero y la protección de los consumidores. Aquí se enmarcaría, por ejemplo, la vulnerabilidad ante ataques externos (ciberseguridad) y los riesgos relativos a la protección de datos de los consumidores; los riesgos asociados al lavado de dinero y la financiación del terrorismo por los nuevos métodos de identificación electrónica y la tecnología blockchain; y los relativos a los nuevos modelos de negocio, como los préstamos directamente entre particulares, que en muchos casos no están reflejados en el marco regulatorio existente.
José Manuel González-Páramo en un momento de su intervención - Banco de Francia
¿Cómo encontrar el punto de equilibrio?
En su opinión, actualmente nos encontramos en una etapa temprana en la transformación del sector financiero y la implementación de nuevas tecnologías. El sector privado, el sector público y los clientes están descubriendo nuevas oportunidades, pero también los riesgos del nuevo entorno. En esta etapa, la cooperación y la comunicación entre todos los interesados tanto del sector público como del privado es de vital importancia, apuntó.
En este sentido, José Manuel González-Páramo propuso un esquema que combine lo mejor de los dos mundos: autocontrol por parte de las propias entidades, así como un marco de regulación y supervisión que lo regule.
Adicionalmente, tanto autoridades como el sector público necesitarían disponer de entornos apropiados para la experimentación (conocidos en inglés como regulatory sandboxes) con el objetivo de probar nuevas tecnologías y modelos de negocio con consumidores reales y bajo entornos controlados, sin tener que esperar a que se desarrolle una regulación específica para cada ámbito. A su modo de ver, esta posibilidad ayudaría a todos los actores: por un lado las compañías podrían probar sus soluciones innovadoras y, por otro, las autoridades podrían tener mejor conocimiento de estas innovaciones, entendiendo sus riesgos y beneficios, e identificar los cambios regulatorios y de supervisión necesarios.
José Manuel González-Páramo recalcó que, para que este modelo tenga éxito, es preciso preservar las mismas reglas del juego para todos los proveedores de servicios financieros. Así, actividades con similar nivel de riesgo deberían responder a los mismos requisitos regulatorios.
Además, el consejero ejecutivo de BBVA sugirió que, para que este diálogo y cooperación sean efectivos, los reguladores y supervisores necesitan adquirir una sólida base de conocimiento en las nuevas tecnologías, y quizás incorporar nuevos perfiles, que les permita entender y gestionar este nuevo entorno de la forma más eficiente posible.