Cómo entender la factura de la electricidad
La factura de la luz es un gasto mensual fijo que muchas veces no revisamos correctamente debido a su aparente complejidad. En realidad, es un consumo que podemos gestionar y controlar sin complicaciones, siguiendo unas sencillas directrices.
En el presupuesto mensual de cada hogar siempre debe estar presente el gasto que se hace en electricidad. Sin embargo, este suele ser un punto de fuga en nuestros ahorros ya que tendemos a considerar que no tenemos más opción que pagar la cantidad que aparece en el documento, sin tener en cuenta que, aunque se trata de un gasto fijo, hay unos componentes variables que podemos gestionar.
La compañía que elegimos
A la hora de contratar a una compañía eléctrica es importante informarse de las opciones que nos da el mercado y optar por la que más se adecúe a nuestras necesidades. Las alternativas son numerosas: energía verde, discriminación horaria, prepago, etc. Es tarea de cada uno, optar por una empresa u otra en función del precio y el servicio que ofrezcan.
Importe fijo y variable
Cuando calculamos el gasto de luz en nuestro presupuesto mensual, debemos tener en cuenta que existen dos importes principales en la factura: el fijo, basado en la potencia contratada, y el variable, que depende del consumo. A estos dos cargos, hay que añadir impuestos, alquiler de los contadores eléctricos y los servicios adicionales que se hayan podido contratar. Para saber qué es lo que vamos a pagar, debemos tener en cuenta que el importe fijo se paga independientemente de si se ha consumido más o menos. Se trata del coste por cada kilovatio (kW) contratado y por cada día de suministro y es una cantidad que hay que abonar incluso cuando la casa ha estado vacía durante ese mes y no ha habido consumo eléctrico.
El coste variable es el que podemos controlar para conseguir el mayor ahorro posible. Además de contratar el precio más ajustado por cada kilovatio hora (kWh) consumido, lo que implica analizar la oferta de las comercializadoras, es importante ajustar la potencia al valor mínimo necesario para que el hogar funcione correctamente. Normalmente, una vivienda media que tenga cubiertas las necesidades de agua caliente y calefacción por otros medios (gas o centralización) podría funcionar sin incidencias con 3,45 kW de potencia contratada. Hay que tener en cuenta que cada escalón de potencia (1,15 kW) supone una subida mensual en la factura superior a los 5 euros.
Horarios
Además de fijarnos en cuánto consumimos, debemos tener en cuenta cuándo hacemos el mayor gasto de electricidad. La tarifa normal establece un precio único de kWh, pero también existen las tarifas variables que establecen periodos en los que es más barato consumir electricidad, según el día de la semana o la hora. Si contratamos alguna de estas tarifas y tenemos en cuenta estas variaciones de precio, podremos controlar con eficacia el gasto que hacemos en luz.
Gestos cotidianos
Por último, conviene no olvidarse de algunas medidas de eficiencia energética para reducir el coste de la electricidad. Gestos tan sencillos como controlar la temperatura de la casa, aislarla correctamente y hacer un buen uso de los electrodomésticos, pueden marcar una diferencia importante en el gasto final.