Emprendedora social: una nueva forma de hacer negocios
El emprendimiento social es un fenómeno que despega y que tiene como protagonistas principalmente a las mujeres, que se sienten más cómodas en un modelo que potencia la cooperación y que se aleja de los patrones masculinos en el camino hacia el éxito.
“Está clarísimo que la mujer encuentra más barreras para crear empresas”. Mar Cordobés es una de las investigadores que está detrás del estudio “Mujeres con impacto”, realizado por el instituto de innovación de ESADE con la colaboración de las fundaciones Abertis y EY y que analiza la situación de las mujeres emprendedoras sociales en España.
Un informe que recoge cifras como las del Banco Mundial, que destaca que aunque las mujeres realizan el 66% del trabajo del mundo solo reciben el 10% de los ingresos.
El McKinsey Global Institute, por su parte, resalta que si hubiese paridad de sexos en el ámbito laboral el PIB mundial se incrementaría un 28% en los próximos 10 años.
¿Qué frena a las mujeres a la hora de emprender? Mar Cordobés destacó varias barreras. Una de las principales es el tiempo que dedican al cuidado de familiares: las mujeres europeas destinan 26 horas semanales para trabajos domésticos frente a las nueve horas de los hombres. Otro freno nace del contexto sociocultural: la educación fomenta diferentes valores entre niños y niñas y el modelo patriarcal de concepto de éxito no atrae especialmente a las mujeres. Los modelos de referencia suelen ser masculinos y no potencian que las mujeres creen redes de contacto, lo que les da menos visibilidad en el mundo emprendedor.
Aunque no todo son malas noticias. El informe destaca que mientras que en el mundo hay dos hombres que emprenden por cada mujer, el ratio en el emprendimiento social está mucho más compensado: del total de emprendedores sociales en el mundo, el 55% son hombres frente al 45% mujeres.
Macarena López-Cordón pertenece a ese porcentaje de mujeres que optó por emprender con un sello social. En 2009 desarrolló el trabajo de su madre con las mujeres desfavorecidas de la UVA- Unidad Vecinal de Absorción- del barrio madrileño de Hortaleza. Puso en marcha la empresa SoulEM, “una empresa hecha por mujeres y para mujeres”, que fabrica pantallas de lámparas de forma artesanal. Entre sus principales clientes está la cadena Meliá Hoteles o la francesa Accor hotels y este año se han fabricado 15.000 pantallas. También ha conseguido integrar laboralmente a mujeres con muy pocos recursos.
El estudio ‘Mujeres con impacto’ destaca que éstas se decantan por el emprendimiento social por el carácter altruista y también por motivos sociopolíticos: al ser excluidas del poder se sienten más identificadas en negocios que potencian la cooperación y la empatía.
El camino de López- Cordón, como el de otras emprendedoras, no ha sido fácil. Hacer sostenible la empresa le ha quitado horas de sueño. Tampoco lo tuvo fácil la gallega Lucía Saborido que dejó un puesto fijo en el Sergas - Servicio Gallego de Salud- para poner en marcha un modelo revolucionario de atención a las personas mayores al personalizar su cuidado.
Su empresa Saraiva tiene ya 10 años de vida y factura un millón de euros al año. Tanto la empresa de López-Cordón como la de Saborido recibieron el impulso del programa Momentum Proyect de BBVA y ESADE que apoya el emprendimiento social.
Las dos también coinciden en que los modelos que han puesto en marcha son rompedores y se alejan de los patrones actuales. “Yo soy madre soltera y mi empresa tiene un horario flexible”, destacó la fundadora de SoulEM. Saborido, por su parte, incidió en la “importancia del equilibrio emocional: la perfección no existe y no podemos ni tenemos que ser superwoman”.
Otra emprendedora, Cristina Aranda, fundadora de MujeresTech, que realiza programas junto a la embajada americana para acercar la tecnología a niñas y jóvenes y luchar contra la brecha digital y de género, incidió en la importancia de que las mujeres fuesen más visibles en el mundo del emprendimiento para que las jóvenes tuvieron modelos en dónde verse reflejadas.
La sociedad “demanda nuevos modelos para alcanzar el éxito profesional,que estén alejados de los estereotipos y valores masculinos”, resaltó también Mar Cordobés. Y pidió “un cambio de mentalidad en los inversores que, de forma inconsciente, discriminan”.