Embajadores BBVA: Una pasión compartida con quienes más lo necesitan

Se ha criado entre caballos. Incluso hoy en día los tiene 'en casa'. Son su pasión y su vida. “Para mí un caballo es mi mascota, mi confidente y mi mejor amigo. Desde que me acuerdo he tenido caballos alrededor”, cuenta. Pero, además de disfrutar de ellos, es la manera de ayudar a los demás que ha encontrado Lourdes Ocotlán. “Si haces lo que te gusta, ¿por qué no convertirlo en un servicio para la comunidad?”, explica.

Lleva en la sangre el amor a los caballos. “Toda mi familia son charros”. Pero un viaje a Estados Unidos para realizar un curso le abrió los ojos para enseñarle la manera de compartir su pasión con los demás y ayudarlos a mejorar sus vidas. “La conexión entre jinete y caballo es indescriptible. Y eso es lo que me dio la idea de la equinoterapia para niños con capacidades diferentes”.

"El hecho de tener contacto con los caballos hace que el cerebro de los niños madure”

Poco a poco, se fueron uniendo más. “Ahora tengo siete alumnos. Son pocos, porque para trabajar con animales necesitas contar con manos, con más personas para poder prestar más atención a cada uno de ellos”.

Para Lourdes, cada uno de sus pupilos es único y prepara sus sesiones con ellos de forma individualizada. “La clase de equinoterapia es un refuerzo a lo que un especialista da en un consultorio. Yo lo que hago es complementarlo. El hecho de tener contacto con los caballos hace que el cerebro de los niños madure”. Y los beneficios para cada uno de ellos también son diferentes. “Por ejemplo, a los niños con hiperactividad los ayuda a dirigir su energía hacia actividades físicas. También incrementa la seguridad en uno mismo”.

Ayuda desinteresada

Dedica el fin de semana a la equinoterapia “desde las seis y media de la mañana aproximadamente. Y, aunque lo hace de forma desinteresada y sin coste para las familias de los alumnos, asegura que lo que recibe a cambio es enorme. “Contribuir a que ciertas personas que no tienen la facilidad de contar con un caballo puedan hacerlo, te deja una recompensa -que, por supuesto, no es material- y da mucho más valor que si no lo compartes y lo tienes únicamente para ti. Yo tengo la dicha de vivir con caballos. Si está en mi mano apoyar a determinadas personas, estoy dispuesta a hacerlo”.

Lourdes es, además, una experimentada charra, que ha participado junto a sus siete compañeras de escaramuza en diez campeonatos nacionales. “La charrería es el deporte nacional por excelencia”, afirma categórica. “Vestirse de charro es un orgullo, pero también una responsabilidad”.

Y asegura que “es igual que en el Banco. El hecho de que te fijes una meta y de que trabajes en equipo, te lleva al éxito”.