Embajadores BBVA: Naylenia Ramírez, una sonrisa como mejor medicina
Naylenia Ramírez trabaja en BBVA Provincial, en Venezuela, es capaz de negociar presupuestos y calidades con el más duro de los proveedores del Banco y, solo un rato más tarde, hacer reír a carcajadas a niños y mayores.
Naylenia se coloca la nariz, como dice ella, y deja atrás todo lo que haya sucedido durante la jornada laboral en el Banco. A pesar de que, en ocasiones, es duro. Porque las negociaciones en su área [Inmuebles] son complicadas. “Tenemos que exigir la máxima calidad a los proveedores, porque es lo que hemos contratado”, afirma con seriedad.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que estalle en una carcajada o haga una broma. Es algo que asegura haber aprendido de su experiencia con Doctor Yaso, la ONG con la que colabora. Allí, con su nariz puesta, ya no es Naylenia, sino Misumisu, un payaso con forma de gato que traslada las risas y alegría a los pacientes más pequeños de los hospitales que visitan.
Una labor cuyos beneficios reconocen los propios médicos y que es anticipada con emoción por los niños. “Siempre nos están esperando. Los padres nos dicen que la noche anterior a que vayamos, los chicos no duermen de la emoción de que mañana vienen los payasos, mañana van a jugar con nosotros”, explica. Y no solo es bueno para ellos, también los acompañantes disfrutan con sus bromas. “Algunos están tan mal anímicamente como los pacientes”.
Visión desde el juego
La clave, a su juicio, es la manera de enfocar la interacción con los niños. “Lo que sucede es que mucha gente va a visitarlos y solo ve la enfermedad. Nuestra visión es desde el entorno del juego. De hecho, evitamos a toda costa preguntar ¿qué tienes? Eso está vetado. Para eso están los doctores. Nuestra labor es otra: desdramatizar el ambiente hospitalario”.
Ellos dicen que nosotros vamos a brindarles una risa, pero a mí me dan muchísimo más ellos"
Ese cambio es muy importante para los chicos y provoca un enorme impacto en ellos. “Hay niños que pueden pasar allí meses. O viven en entornos en los que no están acostumbrados a que alguien llegue a jugar con ellos desde la inocencia, como hacemos nosotros”.
Naylenia se considera una privilegiada y asegura ser la más beneficiada. “Ellos dicen que nosotros vamos a brindarles una risa. Pero para mí es al contrario. A mí me dan muchísimo más ellos de lo que yo les puedo dar en una visita”. Sobre todo, le ayudan a relativizar los problemas: “Te recuerdan que cualquier cosa que estés pasando no se parece en nada a lo que vive una persona que está en el hospital. Lo pasan muy feo y más aún con la situación que tenemos ahora mismo en Venezuela en cuanto a medicinas, comida, etc.”.
Reconoce que su debilidad son los más pequeños. “Mi payaso es una gata y me encanta conectar con los bebés, porque se quedan pegados con las orejas y la nariz”, relata.
Un gato muy real
El motivo de que su personaje sea un gato es porque fue el suyo quien le descubrió el valor de colaborar con la comunidad. “Yo no era muy de actividades de voluntariado. Pero hace unos tres años adoptamos un gato. A raíz de eso, en todos los animales que veía por la calle, veía a mi gato. Traté de empezar a ayudar por ahí y se me despertó la vena de ayudar”.
Ahora me tomo las cosas de otra manera"
Fue precisamente BBVA quien le brindó la primera oportunidad. “En el Banco surgió la posibilidad de colaborar con doctor Yaso”. Se apuntó y participó en la primera sesión. “Quería agradecer de alguna manera el hecho de que yo no esté pasando penurias, como otros. Pensé que sería ir a jugar un rato con los niños y me di cuenta de que no, que la cosa iba mucho más allá de eso”.
Reconoce que lo más difícil es “descargar” lo vivido en cada visita. “A veces es difícil despegarse. Pero vamos en parejas y al final de la visita comentamos todo lo que nos ha pasado, para tratar de dejar en el hospital lo que hemos vivido allí. Hay pacientes que te llegan y terminas llorando. Pero está en nosotros decir que hemos hecho todo lo que hemos podido, durante ese rato disfrutaron. Mañana habrá otros niños. Es difícil, pero es lo que intentamos”.
Naylenia Ramírez trabaja en BBVA Provincial, en Venezuela
Una experiencia transformadora
Asegura que la experiencia le ha cambiado, también en cuanto a su labor en el Banco. “Ahora me tomo las cosas de otra manera. Soy más paciente. Incluso a veces le puedo dar un toque de risa, no tomarme algo tan seriamente. Eso hace que lleve la vida en el trabajo menos estresada: todo se puede solucionar”.
Naylenia o Misumisu quiere aportar todavía más. Y sueña con un refugio para animales abandonados. En su cabeza de arquitecto el proyecto ya está hecho, será su nueva manera de hacer sonreír a muchos.