Cómo elegir la forma jurídica adecuada a la hora de emprender
Una de las primeras decisiones que debe tomar un emprendedor es elegir la forma jurídica adecuada para su negocio, es decir: la identidad que va a asumir legalmente la empresa. Las opciones son variadas y, a veces, optar por una o por otra no es fácil.
No hay una fórmula mágica para elegir la mejor forma jurídica de una empresa. Cada negocio es distinto y los planteamientos pueden llegar a ser muy diferentes dependiendo de cada emprendedor. Sin embargo, todos ellos deben tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de constituirse como empresa.
Tipo de actividad
La actividad de la empresa es un factor tan importante que puede llegar a determinar su identidad legal. De hecho, hay sectores que están obligados por ley a tomar formas jurídicas concretas. Es el caso de las agencias de viaje, los seguros o la banca, que deben adoptar la forma de sociedad mercantil si quieren operar. Por lo tanto, conviene analizar al detalle la normativa que regule la actividad económica del negocio y comprobar si requiere de alguna forma jurídica determinada.
Número de socios
Es otro de los factores determinantes. Si hay varios socios, los expertos aconsejan constituir una comunidad de bienes o una sociedad, aunque las sociedades anónimas y las de responsabilidad limitada pueden estar formadas por una sola persona. Lo más habitual, si el emprendedor está solo, es que se constituya como autónomo. Los motivos son variados: puede ser por cuestiones económicas, por no contar con muchos recursos, por carecer de socios o por la incertidumbre del futuro.
Responsabilidad
La responsabilidad de los promotores es otro aspecto que conviene reflexionar mucho antes de elegir la forma jurídica de la empresa ya que decide cómo y con qué va a responder el emprendedor, ante posibles deudas o impagos generados por su negocio. La responsabilidad puede estar limitada al capital aportado, como es el caso de las sociedades mercantiles, o ser ilimitada, por lo que afectaría tanto al patrimonio de la empresa como al patrimonio privado del empresario o de la comunidad de bienes.
En el caso de los emprendedores en solitario, aunque lo habitual es darse de alta como autónomo, los hay que prefieren constituirse como empresa societaria, por ejemplo sociedad limitada, para limitar la responsabilidad patrimonial ante terceros por la actividad de la empresa.
Aspectos fiscales
El tipo de imposición fiscal de cada forma jurídica varía según la actividad económica de la empresa. Por ejemplo: las sociedades tributan a través del Impuesto sobre Sociedades y los emprendedores individuales lo hacen a través del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF). Son costes que hay que tener en cuenta ya que se repetirán periódicamente.
Una vez que se analicen todos estos aspectos, ha llegado el momento de elegir la forma jurídica más adecuada cuyas características se resumen en la página web del Ministerio de Economía. Escoger una forma u otra será fundamental en la actividad posterior de la empresa por lo que conviene tomarse un tiempo y no tomar la decisión a la ligera.
Las empresas sociales, en cualquiera de sus formas jurídicas, tienen una cita con BBVA Momentum, que acaba de lanzar su nueva edición en EE.UU y México. Tanto las sociedades anónimas, como las comunidades de bienes, cooperativas, sociedades civiles, etc. son bienvenidas en esta nueva edición que quiere acompañar y apoyar en su crecimiento a las empresas sociales de los países en los que está presente para que cumplan su propósito: resolver un reto social o ambiental de una forma sostenible.